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Cuando la abuela no amamantó

No podemos obviar a las abuelas, sino incluirlas en los programas de salud para la promoción, protección y apoyo a la lactancia
No podemos obviar a las abuelas, sino incluirlas en los programas de salud para la promoción, protección y apoyo a la lactancialarazon

La lactancia materna no solo depende del contexto económico y sanitario, sino que también tiene gran influencia social. En tiempos pasados y no lejanos de los que la gran mayoría somos hijos o hijas de la «generación del biberón» por lo que la lactancia materna no ha sido culturalmente la norma de alimentación infantil.

Además, se produjo una época en durante la promoción proactiva de la leche de fórmula se llegó a afirmar que estas leches eran tan buenas como la de la propia madre. Todos estos factores han facilitado la pérdida de la cultura de la lactancia durante prácticamente tres generaciones anteriores a la actual.

La experiencia de estas madres que no amamantaron puede tener un efecto negativo en las generaciones actuales que no cuentan con la veteranía ni la práctica de sus madres. Lamentablemente de ellas heredan, en ocasiones, consejos y recomendaciones fruto de sus propios fracasos.

La preocupación cuando una mujer es abuela se eleva al cuadrado, se preocupan por la salud y bienestar de su hija, pero también la del bebé. No es una situación fácil. No tienen experiencia sobre lactancia materna para poder ayudar, no entienden que no se acepte su veteranía, piensan que su experiencia como madre podría serle útil a su hija.

Es una situación complicada de lidiar, sobre todo porque en ocasiones los consejos que una hija recibe de una madre que no amamantó, puede llegar a abrumar a la madre más informada, que duda cuando se le dan consejos como los siguientes:

Que debe lactar cada tres horas para dejar que los pechos se llenen. A pesar de saber que ella sabe que se da de mamar a demanda.

Que el bebé llora por hambre, a pesar de saber, que con el llanto el bebé puede demandar el estar junto a mamá para calmarse. El estar continuamente al pecho no es síntoma de que las cosas van mal, al contrario, es la forma natural de establecer una buena lactancia.

Que la leche materna puede no alimentarle. A pesar de saber que toda leche de madre es buena, a la leche materna no le falta de nada, si el bebé no gana peso, el problema no está en la calidad de la leche, sino más bien puede ser causa de una incorrecta técnica de succión o agarre al pecho, circunstancia que puede ser un obstáculo para que el bebé obtenga la cantidad de leche que necesita.

Que debe darle agua, a pesar de que el agua que necesita el bebé está en la leche de su madre. El agua no aporta nutrientes ni calorías, por lo que llenar de agua un estómago tan pequeño en vez de con leche no es una buena recomendación.

En definitiva: las madres que desean dar el pecho se encuentran con multitud de ideas falsas y creencias erróneas, mitos muy arraigados, que el desconocimiento popular ha ido introduciendo a medida que se ha ido perdiendo la cultura de la lactancia, debilitando la confianza de las madres, obstaculizando el desarrollo de la lactancia y en muchas ocasiones haciéndola fracasar.

El entorno familiar influye muchísimo en la transmisión de muchos de estos «mitos» que, lejos de intentar ayudar, socaban la fuerza de la mujer que desea amamantar. Nadie pone en tela de juicio que la lactancia materna es el patrón ideal de alimentación infantil, por lo que debemos reponer esa cadena de apoyo transmitida de madres a hijas que se rompió progresivamente.

Si los profesionales sanitarios deseamos apoyar a las madres que amamantan, no podemos obviar a las abuelas, debemos incluirlas de forma activa en los programas de salud para la promoción, protección y apoyo a la lactancia.

Como profesionales sanitarios se lo «debemos», ya que muchas de ellas abandonaron por la falta de apoyo en su época. Hoy pueden contribuir a recuperar la cultura del amamantamiento, gravemente dañada con anterioridad, colaborando a crear un entorno socio-sanitario que apoye a todas aquellas mujeres que optan por la lactancia materna.

Pueden enviar sus preguntas a
consultalactancia@larazon.es