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¿Por qué es beneficioso el contacto estrecho con el bebé?

Tener al bebé en brazos activa el vínculo entre madre e hijo, creado en el momento de la concepción y primordial para el desarrollo de las emociones en el lactante

El llanto es una necesidad fisiológica en el lactante, es el único medio que conoce para comunicarse y relacionarse con los demás, es la forma que tiene de manifestar sus necesidades y asegurarse atención
El llanto es una necesidad fisiológica en el lactante, es el único medio que conoce para comunicarse y relacionarse con los demás, es la forma que tiene de manifestar sus necesidades y asegurarse atenciónlarazon

Tener al bebé en brazos activa el vínculo entre madre e hijo, creado en el momento de la concepción y primordial para el desarrollo de las emociones en el lactante

Tener al bebé en brazos activa el vínculo entre madre e hijo, creado en el momento de la concepción y primordial para el desarrollo de las emociones en el lactante. Además, ayudará a sincronizar la producción de leche en la madre a las necesidades del recién nacido. El lactante, en contacto con el cuerpo materno se sentirá seguro y tranquilo, porque la relación simbiótica entre la madre y el feto no finaliza al nacer.

El parto supone una experiencia traumática para todo recién nacido, del cual necesita recuperarse, siendo la forma idónea el mantenerlo en contacto piel con piel con la madre, en lugar de permitir que permanezca en un ambiente inhóspito como el de la cuna, que no le ofrece la seguridad, ni el abrigo, ni el sonido del corazón de su madre, que era a lo que estaba familiarizado a oír en su vida intrauterina. Al mismo tiempo que el olor y calor del regazo materno le proporcionarán ese ambiente calmo que necesita.

Por lo tanto, no es extraño que llore cuando no se encuentra cobijado en brazos. No conseguiremos con dejarlo en la cuna que aprenda a consolarse, lejos de ello, cuanto más lo dejemos llorar, más tiempo nos costará calmarlo, ya que conseguiremos que el llanto inicial se convierta en ira.

El llanto es una necesidad fisiológica en el lactante, es el único medio que conoce para comunicarse y relacionarse con los demás, es la forma que tiene de manifestar sus necesidades y asegurarse atención. Con el llanto el bebé expresa que no está bien y que necesita de nuestra ayuda. Cuando no se le atiende se siente frustrado porque no obtiene la atención que reclama, bien porque tiene hambre, está mojado o simplemente se siente incómodo o solo demanda contacto con los padres, porque es incapaz de entender que no corre peligro alguno estando solo.

Las madres que tienen un estrecho contacto con el recién nacido aprenden a interpretar más fácilmente el lenguaje del llanto del lactante y a reconocer qué está pidiéndoles en cada momento.

A pesar de la contrastada evidencia científica que demuestra los beneficios del contacto estrecho con el bebé y el no dejarles llorar para una óptima salud psicológica-emocional, todavía existe la extendida creencia de que con el llanto, el lactante nos está manipulando. Sin pararse a pensar que desatender al bebé cuando llora es no escuchar lo que nos está diciendo que le sucede. El regazo de su madre o padre, sus caricias lo harán sentirse cuidado, proporcionándole una vinculación afectiva muy importante para el desarrollo de una personalidad más comunicativa y afectuosa. El lactante dará y proyectará lo que recibe, de las experiencias iniciales que obtiene se forjará su identidad.

Durante el primer año de vida el bebé necesita de cuidados, es totalmente dependiente y requiere de la atención cuando lo necesita.

Para llegar a ser un adulto independiente primero tiene que pasar por ser un bebé dependiente para posteriormente ser un niño autónomo. Es necesario entender que no dejarle llorar no es «malcriarlo», malcriar es criar mal, es dar a los más pequeños, lo que piden para que nos dejen «tranquilos», y poder continuar con lo que estamos haciendo o deseamos hacer. En cambio, negar la atención, daña su desarrollo, generándole frustración e inseguridad. Responder a su llanto, es darle seguridad.

El niño pequeño depende de la atención que le brindemos, no es capaz de obtener lo que necesita por sí solo, necesita de la atención de sus cuidadores para sentirse seguro y querido. Necesita aprender con la experiencia que no está solo, que tiene el medio ambiente que le rodea bajo control que el mundo no es un sitio hostil.

A partir de esta base segura, a medida que crece aprenderá a sentirse más seguro para ir descubriendo el mundo que le rodea, y aprenderá que aunque sus padres no estén presentes, no implica que no vayan a responder a sus necesidades.

Por lo tanto, la mejor de las recomendaciones es coger al bebé sin necesidad de esperar a que llore, cada vez que desees acariciarlo, sin necesidad de que demande atención y no dejar nunca de hacerlo cuando la pida. Puesto que está en juego la salud de las generaciones futuras, y a la espera de que la maternidad sea más valorada en nuestra sociedad, a los padres no les queda más remedio que hacer equilibrios para ocuparse de sus propias necesidades y obligaciones a la vez que cuidar y atender a las demandas de los más pequeños, ya que la infancia es una etapa donde se sentarán las bases de los proceso psicobiológicos que influirán en su salud de por vida, puesto que la protección, el calor y la proximidad, es el mejor regalo que los padres pueden hacerle a un hijo. Si deseamos legar un mundo mejor, primero debemos pensar en dejar mejores hijos para el mundo.