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¿Por qué lloran las falleras y los falleros en La Ofrenda?

Cuatro Falleras Mayores de Valencia analizan uno de los momentos más emotivos de las fiestas por excelencia de la ciudad

Falleras mayores de Valencia
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Cuatro Falleras Mayores de Valencia analizan uno de los momentos más emotivos de las fiestas por excelencia de la ciudad

 

Cada año, las falleras se cubren la cabeza con la tradicional mantilla para acudir a un acto en el que se vive uno de los momentos más conmovedores de la fiesta, la entrada en la Plaza de la Virgen para participar en La Ofrenda.

Independientemente de sus creencias personales, los falleros se ven inmersos en un clima de emoción compartida. La solemnidad del ritual, el aroma de las flores, la megafonía, las luces, la música de las bandas que participan y la impactante reproducción de la imagen de la Virgen de los Desamparados y el Niño cubiertos de flores contribuyen a que afloren los sentimientos, inundando de lágrimas los ojos y de sentimiento el corazón hasta hacer de La Ofrenda en uno de los episodios más vibrantes de las Fallas.

Convertido en un auténtico desfile multitudinario, en el que puede verse la mejor indumentaria regional, también es un momento cargado de sentimiento. Santos Textil, uno de los líderes de la tradición bordadora valenciana, presente en este acto desde su fundación hace más de medio siglo, y proveedores oficiales de las Falleras Mayores de València 2019 y de sus Cortes de Honor, ha querido profundizar en los motivos que desatan la emoción y las lágrimas durante el evento.

Es lo que algunos investigadores han llamado «la Llumenà», una sensibilidad extrema que incluso lleva a algunas falleras a rememorar las personas y episodios más significativos de su vida a su paso por la Plaza de La Virgen. Y que generalmente produce un llanto que se ha bautizado como «bendita plorera», en alusión a la belleza de esas lágrimas. La firma ha invitado a analizar esta tradición a Covadonga Balaguer, Fallera Mayor de Valencia en 1989; Lola Flor, Fallera Mayor en el año 2000; Gloria Martínez, Fallera Mayor de 2008; y Rocío Pascual, Fallera Mayor Infantil de 2012.

Para Lola, «son las lágrimas más bonitas que se pueden llorar». La que fuera máxima representante de la fiesta valenciana en el año 2000 se sumaba a ese fenómeno’, admitiendo que en el momento de entregar las flores no podía pensar más que en su abuela. Mientras que Gloria Martínez ha recordado cómo se saltó el protocolo para saludar a la suya.

El clima fallero

Todas las participantes en el encuentro han señalado, como uno de los factores clave, el clima en la Plaza de La Virgen. «Una de las cosas más importantes es el calor que recibes de todos los valencianos, sean falleros o no, porque hay gente que no es fallera y lleva toda la tarde en La Ofrenda», ha remarcado Rocío. También Covadonga ha explicado que ese apoyo popular desata las emociones: «en mi año había llovido una barbaridad y la gente quiso compensarlo, me aplaudían muchísimo. Pero es que no hay lluvia, ni viento, ni nada que pueda con algo tan grande como La Ofrenda».

Otro fenómeno ligado a La Ofrenda que se ha analizado en el encuentro han sido las peticiones que cada participante hace a la Virgen de los Desamparados. Para Lola, el acto «va acompañado de un agradecimiento o de una petición que es un poco más sentida, que es la que desata la emoción». Varias han descrito cómo varían las peticiones a la Virgen a medida que pasan los años y uno crece, pidiendo al principio para una misma, incluso ser Fallera Mayor de Valencia, para pedir, a medida que maduras, por la gente que quieres. «Incluso a veces llevas dos ramos, uno tuyo y otro por una persona que ni siquiera lo sabe, pero para la que quieres pedir algo».

Durante el encuentro, moderado por el periodista especializado Boro Peiró, se ha hecho creer a las participantes que se estaba estudiando una nueva normativa para intentar evitar las aglomeraciones en un evento que supera los 100.000 participantes.