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Kokoshca contra el mal

El grupo presenta en Madrid su último disco, «El mal»
El grupo presenta en Madrid su último disco, «El mal»larazon

Son el grupo menos convencional que existe en la escena independiente. Las canciones de Kokoshca son reconociblemente sorprendetes y las de su último álbum, «El mal», que presentan en Madrid mañana, son la mejor versión de su rareza. Como la que cierra el disco y que da título al álbum, que pasa de los seis minutos y medio y abre con una especie de jota con sintetizador. Luego hablamos de ella, pero primero le preguntamos a Amaia, mitad cantante y mitad compositora del grupo, por las causas de su excepcionalidad. «Tenemos una manera de enfrentarnos a la vida y a las cuestiones cotidianas que no es la convencional. Somos conscientes de eso», comenta al teléfono la pamplonesa. «Nos reímos de todo y al mismo tiempo somos muy críticos con casi todo. Y seguro que eso se traslada a las letras», comenta la compositora de la parte que más le cuesta hacer de las canciones. «Una letra no te puede dar vergüenza cantarla y además debes intentar decir muchas cosas en poco espacio. Y luego, ya que encaje con las melodías... terminar las letras nos complica la vida y eso que no hacemos grandes líricas», señala. Kokoshca hacen lo más difícil, letras diferentes, por el tono, el vocabulario o el registro, que no es el habitual. Frente a la mayor parte de letras del «indie» español que tiran de épica o de falsa grandilocuencia, los navarros tienen otro estilo crudo-costumbrista. «Es cierto que a veces escuchas canciones en castellano que parece que usan frases sacadas de un libro de canciones que no dicen nada al principio y acaban por significar menos cuando las lees bien. Ese estilo vacío no nos interesa nada y por eso si dices cosas de verdad, se nota. No queremos rellenar la música con letras». En «El mal» repasan con acidez los pequeños detalles tras los que se esconde el diablo, como los gastrobares, los tomates ecológicos a siete euros, la cromoterapia, los palos selfies y otros inventos del maligno. «Llevábamos muchos años con esa canción en mente, con la idea de hacer algo un poco conceptual, que cambiase de ritmos, que fuera como muchas canciones en una y que fuera sobre un tema. Y al hablar de ''el mal'' debía sonar como un cuchillo que te atraviesa, un poco salvaje», comenta Amaia. Es difícil hacer un tema más libre que ese, pero ¿cuál de todos es el mal de España? «Pues yo pienso que hay muchos, como en todo el mundo, pero el peor es el miedo de la gente. El que sufrimos todos a que nos echen del trabajo, nos abandonen y nos quedemos solos o a no encajar en la sociedad. Eso te paraliza», señala. Pues ese no se menciona en la canción. «Porque tratamos de hacer algo así como la visión de un alien que llega y se queda flipando», ríe.

Hay también un tema dedicado a un bala perdida, Txomin Molina. «Es un personaje de Tafalla al que no conocimos, pero sí nuestro bajista y nos pareció buena idea hacer una canción a ese personaje que todos conocemos que es un poco antihéroe, vive demasidado deprisa, se mete en problemas y luego no puede salir de ellos. Esas personas que dejas de ver y te preocupas y piensas que le ha pasado algo. Y un día desaparece. Y ya no le vuelves a ver nunca más. Creo que todos conocemos a una persona así», explica. Es una canción hecha con cariño, una elegía a un calavera. «Sí. Nos gustaba la imagen de alguien atormentado que sabes que terminará mal».