Ayuntamientos

La otra cara del Orgullo

La manifestación convirtió el centro en un vertedero n Los servicios municipales de limpieza trabajaron hasta última hora del domingo para retirar las toneladas de basura. Por primera vez, el Gobierno municipal no hará pública la cantidad de residuos hasta hoy

Amanecer entre toneladas de basura
Amanecer entre toneladas de basuralarazon

La manifestación convirtió el centro en un vertedero n Los servicios municipales de limpieza trabajaron hasta última hora del domingo para retirar las toneladas de basura

Detrás de las carrozas, la música, las banderas arcoíris, la gente disfrazada y todo el ambiente festivo de luz y color que rodea la fiesta del Orgullo Gay en Madrid, hay otra realidad. Los vecinos del barrio de Chueca sufren año tras año las consecuencias de que miles de personas invadan su barrio con el único propósito de pasárselo bien sin importar su bienestar. Muchos de estos vecinos optan por marcharse de sus casas en estos días por no poder aguantar el ruido, la suciedad y el insoportable olor que se genera tras tantas horas de fiesta.

Esteban Benito, presidente de la Asociación de Vecinos del barrio de Chueca, es uno de esos afectados que tienen que buscar refugio cuando llega la celebración de las fiestas del Orgullo: «Algunos quieren reivindicar sus derechos, pero la mayoría de la gente viene con otras intenciones y no tiene control», asegura Benito, que ha visto cómo esta fiesta se ha ido convirtiendo en «un macrobotellón a lo grande». La razón de que el Orgullo sea para muchos vecinos sinónimo de desfase y descontrol y no de reivindicación y lucha por la igualdad tiene una explicación muy sencilla para Benito: «Nosotros llevamos años pidiendo que exista una oferta cultural, propusimos que hubiese un cine al aire libre que proyectase películas de temática gay, pero no nos han escuchado, porque el Orgullo tiene prioridad». Benito tiene muy claro quiénes son los culpables del sufrimiento de estos vecinos todos los años, ya que «si lo único que se ofrece en las fiestas es alcohol, pues la gente lógicamente bebe, no hay ningún espectáculo que no venga acompañado de una barra donde poder pedir la bebida».

El balance del Orgullo 2015 arroja, en un recuento todavía provisional, la cifra de 112 personas atendidas por el Samur. De ellos, 21 fueron trasladados a un hospital, aunque sólo dos revestían una cierta gravedad. Ambos casos estaban relacionados con una intoxicación por drogas. Son los únicos datos facilitados desde el consistorio, ya que, en contra de lo que venía siendo tradición en los últimos años, la cifra de las toneladas de basura que fueron recogidas no se hicieron públicas ayer domingo. En 2014, fueron 127.160 kilos. Fuentes municipales apuntaban a que ese dato se facilitará hoy en la rueda de prensa posterior a la reunión del Gobierno de Carmena. A falta de que el balance final lo concrete, la previsión fue que esta celebración reuniese, sólo en la manifestación del sábado, a un millón de personas y que, en su conjunto, dejara una inversión en la ciudad de 110 millones.

Frente a las grandes cifras, las consecuencias en Chueca del paso de estas miles de personas bebiendo sin control son espectaculares según el presidente de la asociación de vecinos: «El barrio se queda muy sucio, a pesar de los trabajos de limpieza». En la mañana de ayer, después de muchas horas de fiesta el centro de Madrid amaneció aparentemente limpio.Se notaba el esfuerzo de los equipos de limpieza y por las calles principales apenas quedaban restos del Orgullo. Sin embargo, en las calles pequeñas aún se podían ver restos de latas y basura. También vasos que no habían sido recogidos y los estaban retirando los propios comerciantes. Con lo que no han podido acabar los servicios de limpieza es con el insoportable olor a orín que impregnaba las paredes aún 24 horas después. Antonio es encargado de una zapatería en plena Gran Vía, una de las zonas con más afluencia de público y se muestra satisfecho: «Vienen muchos turistas extranjeros y eso se nota en las ventas. Es normal que tanta gente ensucie, pero al día siguiente todo vuelve a estar limpio». No opina así Carmen, trabajadora de una peluquería de Chueca, mientras barre algunas latas de la puerta: «Ya ves como lo dejan todo», comentaba enfadada. Carlos regenta un bar de tapas en la plaza de Chueca y ha visto como la caja ha crecido en estos días ya que «consumen mucho y el trabajo crece». Aunque entiende a quienes se quejan: «A otros restaurantes sí les perjudica porque no tienen ese tipo de clientela y a ellos les baja el ritmo de trabajo, aunque sólo son dos días». Desde la asociación de vecinos recuerdan que otro de los grandes problemas es que con el calor muchos vecinos tienen que dormir «con las ventanas abiertas» y, finalmente, no pueden descansar con tanto ruido. Aunque para muchos, lo peor es el olor, que Benito describe como «nauseabundo», ya que mientras la gente se divierte bebiendo en la calle, entre copa y copa, aprovechan para hacer sus necesidades en cualquier calle del barrio: «El olor dura varios días y es muy difícil de eliminar con estas temperaturas». Desde esta asociación tienen claro que «hay que buscar otro emplazamiento que no perjudique a los vecinos». Y si esto no fuese posible, subraya Benito, al menos, «que no se permitan barras en ninguna vía pública ni el corte de calles para instalar escenarios, y que se respeten rigurosamente todas las ordenanzas».

«Fair play» del Gobierno de Cifuentes pese al veto

El Partido Popular fue la única fomación que no estuvo representada en la cabecera de la manifestación del sábado con motivo de las celebraciones del Orgullo 2015. Los colectivos FELGTB y Cogam no invitaron a los populares y el representante del Gobierno regional en este evento, el consejero y portavoz Ángel Garrido, siguió el desfile desde el final del recorrido. El desplante de los organizadores no impidió, por ejemplo, que Garrido pudiera saludar a la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena. Desde el PP subrayaban ayer que buscarán en esta legislatura «descongelar» sus relaciones con este colectivo. También insisten desde el entorno del Gobierno autonómico que ellos apostarán por el «fair play» y por evitar la confrontación frente a gestos como el del sábado y que en ningún caso buscaban protagonismo. A todo ello se une la circunstancia de que Ángel Garrido, como también Cristina Cifuentes, siempre ha representado dentro del PP al sector más aperturista especialmente en cuestiones como la polémica que rodeó a la aprobación del matrimonio homosexual. Dentro del objetivo de «descongelar» las vías de comunicación con la comunidad LGTB, Garrido y su equipo se han marcado como meta lograr que se les invite a la cabecera de la marcha en 2016. Ningún partido lamentó ayer el veto sufrido por el PP. Respecto al posible acercamiento de los populares a este colectivo con la llegada de dirigentes como Cifuentes a la primera línea de la política madrileña, la diputada socialista y activista Carla Antonelli subrayó esta semana que esperan de la presidenta autonómica «algo más que gestos», en relación a la bandera que cuelga de la Puerta del Sol, ya que, subrayó, desde su formación «no se contentarán con leyes vacías de contenido».