Gucci Cosmogonie: medievo, astronomía y futuro en una colección que es pura fantasía

En lo más alto del Castel del Monte (Andria, Italia), bajo la luz de las estrellas, Alessandro Michele ha presentado su nueva colección para Gucci. Un desfile exclusivo en el que se ha cuidado hasta el mínimo detalle para que los invitados disfrutaran de un evento único en el que ser los primeros testigos de una colección de contrastes.

En este lugar mágico, que el creador define como una puerta a las estrellas, diversas personalidades se agruparon para disfrutar de una noche diferente. Antes del desfile, la invitación ya definía la exclusividad del evento: cada asistente recibió un código con la estrella que había sido bautizada con su nombre.

El desfile, guiado a través de una voz en off y con una línea muy filosófica, consiguió hacer chocar diferentes mundos: el pasado y el presente, la tradición y la modernidad… mostrando la belleza de aquellos elementos dispersos que al unirse crean un nuevo concepto mucho más espectacular, una colección que jugó con el paisaje, la seducción y lo conceptual para encandilar a los presentes.

La noche acogió las arriesgadas propuestas del diseñador bajo la proyección de las estrellas. Una colección con claras referencias medievales, reflejadas en coronas, blasones, cotas de malla, inmensos pendientes, tules, corsés y botas de caña alta acordonadas, que a su vez rompen con el modelo tradicional al unirse a otros elementos con toques galácticos como gafas futuristas, capas infinitas y bolsos imposibles.

Las últimas creaciones de la casa italiana, además, homenajean a Hanna Arendt y Walter Benjamin, dos judíos que abandonaron la Alemania nazi y se encontraron en París en la década de los 30, donde forjaron una amistad que marcaría diversas disciplinas humanísticas con las publicaciones de ambos autores.

Con esta colección, Michele toma el concepto de constelaciones y lo relaciona con la historia de Arendt y Benjamin, uniendo la complejidad de diferentes formas que parecen inconexas a primera vista, pero que logran crear una belleza inimaginable al juntarse.

Un juego continuo con los colores y los extremos, con propuestas atrevidas que tienen muy presentes las lentejuelas, cristales y los tejidos metalizados, pero también los brocados, el terciopelo, las perlas y la corsetería más clásica, una mezcla extravagante pero acertada.

El evento finalizó con el desfile sobre la pasarela de la modelo Lily McMenamy, ataviada con un impresionante vestido azul estrellado de terciopelo. Durante su recorrido, se proyectó una imagen sobre las ocho torres del castillo, uniendo en un dibujo austral todas las estructuras formar la última constelación que cerró la metáfora perfecta formada por la última colección de la casa Gucci.