Educación

Ayuso culpa a Vox de “intoxicar con vídeos terribles"

Monasterio califica de “indispensable" el “pin parental" para dar su apoyo a los Presupuestos porque “mi compromiso con la presidenta acabó el día de su investidura”

«Pin parental» a cambio de los doce votos de Vox que necesita el Gobierno de la Comunidad de Madrid para sacar adelante los Presupuestos para 2020. Lo ha dejado claro la portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, que no está dispuesta a dar ni un paso atrás y renunciar a este requisito que considera «imprescindible» para prestar el apoyo de su partido y aprobar las Cuentas. Por eso pidió a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, el compromiso para aplicarlo. Lo hizo a través de una pregunta parlamentaria en la sesión de control celebrada hoy en la Asamblea en la que la interpeló sobre sus planes para aplicar el polémico «pin parental».

Monasterio puso a Ayuso en la disyuntiva de «elegir entre estar de parte de la señora Celaá y los totalitarios, o de la libertad». Y por si no quedaba claro que no estaba dispuesta a mover ni un ápice su postura, recordó a la presidenta madrileña que «mi pacto con Vd. fue de investidura, pero no de gobierno; mi compromiso se acabó el día en que fue investida presidenta y, a partir de ese momento, para cualquier ley, necesita los doce votos de Vox», dijo sin vacilaciones.

¿Por qué esa insistencia de Monasterio? «Porque el “pin parental” es fundamental para nosotros, es la defensa de los padres contra esas leyes totalitarias que no permiten la libertad de los padres para educar», fue su argumento. Y lo hizo no sin antes recriminar a la bancada popular cómo en la Cámara de Vallecas se aprobaron «leyes como la de ideología de género, que le dio a la izquierda un triunfo para que entraran en los colegios a adoctrinar a nuestros hijos».

La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, tampoco estaba dispuesta a cambiar el discurso que ha venido defendiendo estos días atrás. «Voy a cumplir lo pactado entre Vd. y yo, que pasa por que las familias, a principios de curso, conozcan toda la oferta extracurricular de los centros y el programa de actividades para que, en libertad, elijan a qué colegio quieren llevar a sus hijos».

Ayuso negó que en los centros escolares madrileños haya adoctrinamiento ni regionalismos. «Dígame algún centro en el que se está adoctrinando, y ahí actuaremos; o un profesor que lo haga, y ahí actuaremos, pero no pueden intoxicar a las familias con vídeos que son terribles y manipulados preocupando a las familias de manera innecesaria», dijo desafiante. Ayuso animó a Monasterio a plegarse a su tesis con el argumento de que «si no fuera por la autonomía que Vds. quieren destruir, Celaá estarían dirigiendo los colegios de la Comunidad de Madrid, la primera que permite a las familias elegir el colegio que quieren para sus hijos». Y, pensando en los Presupuestos dejó en el aire la pregunta: «Si no se entienden con el PP, ¿con quién lo van a hacer?».

La presidenta madrileña también tuvo que despejar la misma pregunta en la Cámara de Vallecas, sobre si pretendía implantar el «veto parental», que le llegaba del otro extremo del arco parlamentario: Más Madrid. Su portavoz, Pablo Gómez Perpinyà, recriminó a Díaz Ayuso que «lleve décadas desvalijando la educación pública y que no mueva ni un solo dedo para evitar que el veto educativo se aplique de facto. Más aún criticó a los populares que «consideren una amenaza» cuestiones como «que se enseñe en las escuelas que existen diversas formas de familia y que todas ellas merecen respeto; o que en la escuela se enseñe el uso de este peligroso artefacto de deseo marxista que conocemos comúnmente como preservativos», dijo desplegando una ristra de ellos. Después, enarboló la bandera de la educación pública y acabó concluyendo su discurso con una advertencia a la presidencia madrileña: «Si se empeña en aceptar el chantaje del veto educativo nos tendrá en frente en el parlamento y las calles».

Pero Ayuso fue persistente en sus planteamientos. «Pretendemos que dejen la política fuera del aula todos, dejen de hacer espectáculo y vayan con la verdad, no tienen que llevar al extremo los debates porque buscan la farándula y la mentira», dijo con cierto hartazgo. Es más, quiso poner el acento en que, actualmente, el verdadero problema para los jóvenes ahora tiene que ver con el teléfono móvil que «les está robando la infancia, tenemos un grave problema de dispersión y de cómo instruir».

¿Alternativa? «Lo que existe»

El los pasillos de la Cámara, el portavoz del Grupo Socialista, Ángel Gabilondo, no se mantuvo al margen del debate. Hizo hincapié en que «no hay que hacer del “pin parental” el centro de los problemas que tiene Madrid, ni de los Presupuestos. La alternativa a ésto «es la que en este momento existe, que es la libertad en los centros y la confianza en el profesorado», dijo con convencimiento.