Testimonio

«Dos años después de la explosión de gas sigo sin poder volver a mi casa»

El seguro de Tomás ya no le paga los 800 euros de alquiler de su vivienda temporal y, además, debe seguir haciendo frente a las facturas de su residencia en ruinas

El edificio afectado de Vallecas, en la calle Pablo Neruda, sigue en proceso de rehabilitación
El edificio afectado de Vallecas, en la calle Pablo Neruda, sigue en proceso de rehabilitación©Gonzalo Pérez MataLa Razón

Tomás y Marisa salieron con lo puesto. Era la una de la tarde cuando una explosión en su edificio acabó con todo lo que tenían. El 5 de abril de 2019 es un aniversario fatídico del que se acuerdan cada día. La explosión se produjo por un escape de gas en el número 17 de la Calle Pablo Neruda, en Vallecas, Madrid. En concreto, en la cocina de un vecino que no tenía bien sellada la instalación. «Se quedó acumulado el gas y explotó. Los pisos 12 y 13 quedaron destrozados y las viviendas inferiores, sobre todo las de la puerta a y b, arruinadas. Los tres ascensores del edificio se desplomaron y 17 vecinos resultaron heridos, nosotros por suerte no estábamos en casa en ese momento, mi mujer estaba haciendo la compra y yo trabajando», relata Tomás que ahora, con la deflagración del edificio de la calle Toledo de Madrid ha vuelvo a revivir su pesadilla. Ellos vivían en el piso 11 y son unos de los cinco apartamentos que, a día de hoy, casi dos años después, todavía no han podido regresar a su hogar.

«Esto es desesperante y la ruina para una familia. No se lo deseo ni a mi peor enemigo. Nos hemos tenido que buscar la vida, empezar de cero. El día de la explosión nos quedamos sin nada, sin nuestras pertenencias, sin ropa, sin documentación. Al principio fuimos tirando con lo que nos daban. Gracias a Dios tuvimos amigos que nos dejaron ropa y alojamiento», afirma. Este matrimonio madrileño contactó en su momento con su seguro y las autoridades se comprometieron a no dejarles en el olvido, «algo que no se ha cumplido, nadie nos hace caso».

Dos cambios de casa

Su aseguradora les concedió un año gratuito de alquiler, pero el pasado 5 de abril, al cumplirse ese periodo, se quedaron sin la ayuda. Ahora residen en una vivienda de alquiler en el portal de al lado por la que pagan de su bolsillo 800 euros. «Pensaba que nos cubriría hasta que pudiéramos regresar, pero no ha sido así. Y los políticos no nos hacen ni caso. Es más, entre medias hemos tenido que cambiar otra vez de casa porque la vecina que inicialmente nos alquiló su casa nos pidió que nos fuéramos porque ella quería regresar así que otra vez con los bártulos de un lado a otro».

De su vivienda en la calle Pablo Neruda poco pudieron rescatar, ni si quiera Tomás sabe qué es lo que ahora tiene almacenado en un guardamuebles en Coslada: «En su momento, Marta Higueras (primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid durante la era Carmena) nos aseguró que aquello correría a cargo del consistorio, pero no ha sido así. Me siguen llegando facturas del almacén que no pienso pagar. No nos llega el dinero», lamenta.

“Hasta junio, como pronto, no podremos volver”

Pese a no haber podido regresar a su casa, Marisa y Tomás siguen pagando todas las facturas: «La luz y el agua para que no corten el suministro. También la cuota de la comunidad y el seguro de la vivienda. Así que tengo gastos por todos los sitios», añade. Esta situación se suma a la incertidumbre laboral. Él trabaja en hostelería y, por suerte, se encuentra entre el 30% de trabajadores que han sacado del ERTE, «aun así la cosa está muy complicada». Marisa, ama de casa, es la que peor lo ha pasado a nivel anímico estos 22 meses. «Ha tenido que acudir al psiquiatra, ya está mejor, pero es que lo que hemos vivido es muy duro. Hemos dilapidado nuestros ahorrillos».

Después de la explosión de 2019, la mayoría de los vecinos pudieron ir regresando a cuenta gotas a sus residencias una vez se pudo confirmar que el edificio no corría riesgo de derrumbe: «Genera mucha impotencia ver cómo ellos sí han podido volver y nosotros seguimos así. Si no lo hubieran hecho quizá hubiéramos podido presionar con más fuerza. En el edificio somos 82 vecinos y solo 5 estamos en la calle. Nos sentimos desamparados».

A día de hoy, todavía se aprecian los destrozos ocasionados en la finca, «aquello quedó como un solar», dice Tomas. La demora en los arreglos ha sido, según el afectado, por los retrasos en la concesión de permisos: «Se han pasado unos a otros el muerto y como hubo cambio en el Ayuntamiento, quien estaba llevando nuestro caso no está. He hablado en varias ocasiones con el concejal de Puente de Vallecas y me ignora», protesta. Las obras arrancaron el pasado 15 de noviembre, «yo mismo he ido mi casa con los técnicos y aquello estaba.... no éste puedes imaginar, pero hasta dentro de unos siete meses o así, si no hay algún imprevisto, no finalizarán. O sea que, hasta el 15 de junio, en principio nada de nada. Y qué podemos hacer....», se pregunta.

El matrimonio, por recomendación de su abogado, recurrirán a la Justicia para recuperar todo el dinero que han tenido que destinar a este contratiempo, «pero ya me han advertido de que eso puede tardar hasta diez años en resolverse. Menos mal que la casa estaba pagada, imagínate tener una hipoteca. Quedarte sin nada es terrible, tienes que vivirlo para entenderlo», concluye el hostelero.