Negociación

Ayuso y Monasterio: dos semanas sin hablar y un apoyo “sin condiciones”

El PP no contempla, a día de hoy, que Vox entre en la Mesa de la Asamblea, cuyos siete puestos se elegirán el próximo 8 de junio

La presidenta en funciones, Isabel Díaz Ayuso, y la líder de Vox, Rocío Monasterio
La presidenta en funciones, Isabel Díaz Ayuso, y la líder de Vox, Rocío MonasterioJesús HellínEuropa Press

Catorce días después de las elecciones del 4-M, ni la presidenta madrileña en funciones, Isabel Díaz Ayuso, ni la portavoz de Vox, Rocío Monasterio, han intercambiado ni una sola palabra sobre qué puesto o qué papel desempeñarán los de Abascal en el nuevo Gobierno de Díaz Ayuso. Durante estos días lo suyo han sido tan solo mensajes cruzados, a través de los medios de comunicación, con propuestas lanzadas al aire que han encontrado respuesta en los medios.

Ayuso espera que Monasterio se posicione con claridad sobre las políticas que representa y que diga exactamente qué es lo que quiere, a pesar de que en numerosas ocasiones ha dejado claro que no tenía «carguitis». Pero Monasterio guarda silencio a la espera de que el primer paso lo dé la presidenta en funciones. Tan solo hace unos días Santiago Abascal apuntó que Vox estaría dispuesto a aceptar la Presidencia de la Asamblea, apelando a la generosidad de Ayuso, pero ahora el PP parte en la negociación con una inmejorable posición después de los 65 escaños que ha conseguido y ya se sabe que Ayuso ha descartado dar a Vox la Presidencia de la Cámara de Vallecas. Entre otras cosas porque lo considera «demasiado». Pero también ha dejado claro que «hay que ser generosos» porque «no puede ser lo que pasaba en la pasada legislatura muchas veces con Cs, que no quería saber nada de Vox pero cogobernaba gracias a ellos».

¿Qué «gesto de generosidad» podría tener entonces Ayuso? Los de Monasterio ayer confirmaron su voluntad de apoyar la investidura de Díaz Ayuso en primera vuelta «sin condiciones, a cambio de nada» y sólo con el único fin de frenar la entrada de la izquierda, convirtiendo su adhesión en un gesto útil. Así que una de las opciones que entrarían dentro de lo posible es que Vox pueda ocupar un puesto en la Mesa de la Asamblea, el órgano de Gobierno de la Cámara en el que tener representación proporciona cierta influencia a los grupos políticos. Pero ayer en el entorno de Díaz Ayuso no se mostraban muy confiados de tener que verse en la obligación de ceder uno de los siete puestos a Vox. En primer lugar porque «con 13 diputados, Vox, en principio, no tendría ni sitio en la Asamblea, así que, a partir de ahí, habría que ver», aseguran desde el entorno de la presidenta en funciones. Los populares están confiados en que conseguirán ocupar cuatro de los siete puestos de la Mesa de la Asamblea con el argumento de que tienen más diputados que toda la izquierda junta y ese apoyo en las urnas debería verse representado en el órgano de Gobierno de la Cámara madrileña.

Lo cierto es que la representación en este órgano es fruto de la negociación y pudieran ocurrir situaciones como en la anterior legislatura en que Más Madrid se quedó fuera de la Mesa con 20 diputados, pero Vox, con tan solo 12, sí consiguió representación. De hecho, eso fue motivo para que la formación de Mónica García, que aspiraba a una vicepresidencia, acudiera al Tribunal Constitucional con el argumento de que podría suponer una «vulneración del mandato del Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid». Otra de las opciones que podrían barajarse para compensar a Vox es que el PP le cediera alguno de los senadores que le corresponden por designación autonómica, después de lo ocurrido en Cataluña, donde el independentismo y los comunes han dejado a Vox sin representación en la Cámara Alta.