Memoria Histórica
El Tribunal Superior de Justicia devuelve los García-Noblejas al callejero de Madrid
Sentencia que el cambio «no se justifica en ningún supuesto» de la Ley de Memoria Histórica
«Lo hemos peleado muy bien y se ha ganado». José Antonio García-Noblejas, sobrino en segundo grado de los hermanos García-Noblejas –José, Jesús, Salvador, Javier y Ramón–, habla en nombre de la numerosa familia que acaba de recuperar su calle, fronteriza entre los distritos madrileños de Ciudad Lineal y San Blas-Canillejas, cambiada en 2017 por el Ayuntamiento de Manuela Carmena por la de avenida de la Institución Libre de Enseñanza.
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha desestimado el recurso de apelación del consistorio capitalino contra la sentencia dictada el 21 de mayo de 2018 por el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 24 de Madrid, «confirmando la resolución apelada e imponiendo las costas de la segunda instancia» a la corporación municipal. Un fallo contra el que puede interponerse recurso de casación ante el Tribunal Supremo, aunque el Ayuntamiento de José Luis Martínez-Almeida (PP) no tiene intención de ejercer esa posibilidad. «Creemos que el Ayuntamiento que ahora gobierna la ciudad no lo va a hacer; tiene cosas más importantes, veinte mil necesidades más a las que dedicarse que cambiar las placas de las calles», dice García-Noblejas.
La sentencia, a la que ha tenido acceso LA RAZÓN, llama la atención sobre la «total falta de motivación» en que se basaba el cambio de la vía, pues no se «justifica» en los «informes» ni la «resolución recurrida» que la calle materia de litigio tenga «encaje en algunos de los actos o conductas taxativas que la ley de cobertura exige», esto es, los «supuestos históricos» señalados por la Ley de Memoria Histórica (LMH): «Sublevación, Guerra Civil y represión de la dictadura». «En efecto, nada se argumenta en cuanto a la forma en la que la denominación de la calle de Hermanos García-Noblejas entraña una conmemoración de la sublevación militar o de la Guerra Civil, ni de qué manera esta denominación supone una exaltación, alabo o ensalzamiento de este conflicto o de la represión posterior, ni se describe acto violento alguno protagonizado por ninguno de los hermanos García-Noblejas», reza el fallo.
Para el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, su «único mérito es que fueron víctimas de la Guerra Civil, en cuanto que todos ellos murieron durante o como consecuencia del conflicto, o nada más acabar el mismo, por lo que se trata, simplemente, de víctimas del propio conflicto y la denominación de la calle tiene su razón de ser en el mero hecho de que todos los hermanos, sin excepción» –se recuerda además que «ninguno» tenía «cargo militar o político»– «fallecieron, sin que el hecho de fallecer en un bando o en otro del conflicto, por sí solo, sea motivo de ensalzamiento de la sublevación o de la guerra; que, además de ello, los datos que utiliza el Comisionado de Memoria Histórica del Ayuntamiento no se ajustan a la realidad de lo sucedido, pues no todos los hermanos García-Noblejas participaron en el mismo bando de los sublevados sino que uno de ellos, Jesús García- Noblejas, militó en el bando republicano apareciendo en el listado de víctimas del franquismo en Euskadi, en tanto que otro, Javier García-Noblejas, no es cierto que estuviera afiliado políticamente a la Falange ya que, siendo juzgado por ello, fue absuelto en sentencia de fecha 7 de abril de 1937, por el Jurado de Urgencia y puesto en libertad por quedar acreditado que era socio o afiliado de la FUE (Federación Universitaria Española entidad sindical apoyada por el Gobierno republicano)».
Para el TSJM, «toda la familia falleció en un contexto histórico que no debe ser olvidado para que no se repita, de forma que ha de conservarse esa memoria, pero no en el sentido de exaltación de los valores franquistas sino en el de que permita reflexionar sobre el pasado».
Encuentra el tribunal «falta de práctica de la prueba pericial» que «obedeció a la propia falta de diligencia del Ayuntamiento proponente, además de tratarse de medio probatorio que tuvo que ser inadmitido por impertinente y por carecer de la fuerza necesaria para desvirtuar la falta de motivación e ilegalidad de los actos municipales impugnados».
El domingo por la mañana, unos cuarenta García-Noblejas posan para este diario con gran satisfacción por el fallo. «No éramos tantos como debíamos, porque ha venido el buen tiempo y ya se podía salir», disculpa en su nombre las numerosas ausencias el mencionado José Antonio, que encabezó el recurso ahora ganado junto a los «otros 35» miembros de la familia. El portavoz ocasional, de profesión jurista, considera que haberse basado en la LMH es «una chapuza jurídica». El artículo 15 señala «a quién se aplica, y en el caso de los hermanos García-Noblejas no tiene cabida, porque afecta a los que se levantaron en rebelión el 18 de julio de 1936, los que participaron en la Guerra Civil y los que colaboraron con la dictadura y la represión». No es el caso.
Refiere que a sus tíos, «por desgracia, a uno lo mataron –con mi abuelo, por cierto, en Paracuellos; otro desaparece en el Cuartel de la Montaña; al pequeño lo matan en agosto del 36, Jesús es envenenado, o muerto en circunstancias extrañas en San Sebastián –parece incluso que fusilado por el régimen de Franco, según aparece en un listado en el País Vasco–. Los dos que quedaban se fueron a la División Azul, uno murió destrozado por un obús, y el otro en accidente de coche a la vuelta. La LMH no es de aplicación en su caso», argumenta.
Para la familia, el fallo del tribunal madrileño supone «un triunfo moral para mantener su recuerdo como héroes que fueron, como otros muchos, los que lucharon en un bando y en otro, no solamente los del bando vencedor».
Pone el acento José Antonio García-Noblejas en una cuestión colateral que supondrá el aval judicial. «La ex alcaldesa Manuela Carmena, a la que acaban de dar la Medalla de Oro de Madrid, cosa que me parece muy bien, no contó con que se trata de una calle de casi seis kilómetros, en la que vive mucha gente, hay pequeños comercios, tiendas, supermercados, oficinas de gestoría, talleres... y dile a estos señores que vamos a cambiar el nombre de la calle por la de Institución Libre de Enseñanza. Eso supone gastos fiscales, notariales, registrales... se les hace mucho daño en su modesta economía». «Todo esto por un capricho de la Memoria Histórica», lamenta. «Yo pondría una calle al anarquista Melchor Rodríguez, el último alcalde de Madrid, que estuvo condenado a muerte, se salvó, y él mismo salvó a muchos, entre otros a mi padre, que iba en la última expedición de Paracuellos». O «que pongan», dice, «una calle en el otro bando a gente que ha hecho cosas buenas, como Julián Besteiro, un socialista íntegro al que dejaron morir en la cárcel, pero no... Es todo un despropósito. Hay que dejar la historia donde está, a unos les gustará, a otros no, pero ahí está. Cada uno luchó por sus ideales».
El deseo de José Antonio García-Noblejas es «intentar que nos entendamos, que la guerra no sea motivo de división». En su opinión, «lo dijo muy bien Carmena el sábado. ¿Por qué no nos sentamos a hablar y nos ponemos de acuerdo?». Cree que es «una cosa dificilísima», pero «tenemos que olvidar la Guerra Civil, algo que no se puede repetir en España».
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