Poncelet: donde te la dan con queso

Pues sí, en este restaurante te la dan con queso y con todas las ganas. La tienda capitalina llamada Poncelet ha sido pionera en traer a los gatos todas las excelencias queseras fuera de este solar ibérico. Y desde 2010 plantó una bandera gastronómica en la zona más señera madrileña como es la arteria de José Abascal. Por poner un pero, a un sitio castizo le han puesto un nombre guiri llamado Cheese Bar. Y tranco a tranco, como en cualquier episodio cervantino, se va llenando el morral de unas delicias y quebrantos de mucha lisonja. Y se despachan con toda donosura mejillones a la roca, la ventresca de atún, la picaña a la parrilla, con muchas fanfarrias y alegrías queseras de pura lujuria pecaminosa. Nos entusiasma el puré de patatas con Stilton, o esos escabeches con queso que merecen arrepentimiento perpetuo. Carnes y pescados, con un especial protagonismo de la corvina, son masajeados por el sumo sacerdote de la casa, el talaverano Carlos Sierra.

Son un diamante tallado las tablas de queso, que se personalizan en un carro especial, que parece un baldaquino donde llevar el bálsamo de Fierabrás de los peregrinos lácticos. Porque la vía láctea, o ese camino de las estrellas pasa por un restaurante de apariencia modesta, pero con una legión de monjes entregados a esta fe de las leches fermentadas. Capítulo aparte se está escribiendo sobre una tarta que de pura esponjosidad tiene todos los predicamentos y premios. Excelente servicio, ambiente de ese que nos cosquillea, y un lugar para sentarnos en un sofá y gozar.

¿Hay vino? Sin duda. Porque, a pesar de las maneras viejunas de los taberneros intramuros, cuando llegaban los arrieros de Valdepeñas y enmascaraban el producto con quesos fuertes, en este restaurante todo está a favor de Rey o gran maestro quesero de la Insula Barataria.

En el Diccionario de la Real Academia, por mor de estos tiempos veloces, a una casa de comidas de tanto nivel de comidas y homenajes del queso se le llamará “cheese bar”.