Análisis

Mónica García: las camisetas no son para invierno

Situar de manera permanente a la presidenta Díaz Ayuso en el centro ya se ha demostrado que consigue el efecto contrario al que persigue

La portavoz de Más Madrid en la Asamblea, Mónica García, con la camiseta que han creado 'A mí también me ha insultado Ayuso, ¿y a ti?'
La portavoz de Más Madrid en la Asamblea, Mónica García, con la camiseta que han creado 'A mí también me ha insultado Ayuso, ¿y a ti?'TWITTER MÓNICA GARCÍATWITTER MÓNICA GARCÍA

La democracia representativa, esta que nos disfrutamos, con sus diputados y diputadas elegidos por los ciudadanos entre la lista que elaboran los propios partidos políticos, tiene en los parlamentos y asambleas su foro de acción, actuación y debate. El Legislativo tiene sus herramientas de control, participación y oposición. Se pueden completar y complementar con algún recurso estético en beneficio del espectáculo o como factor de refuerzo pero el abuso tiende a demostrar la pobreza argumental más que la chispa parlamentaria. Esta semana han vuelto las camisetas. Esa propuesta de Más Madrid con el lema «A mí también me ha insultado Ayuso». Fue la líder de la oposición, Mónica García, la que primero posó con ella. Mostrándola, sujetándola, no con ella puesta, error de mensaje no verbal. En el tuit el texto: «Inquilinas, sanitarios, mujeres que han abortado, feministas, colectivo LGTBI, sindicatos, colas del hambre… A mí también me ha insultado Ayuso, ¿y a ti?». Por desgracia el insulto y sus alrededores forman parte de la dialéctica política y bien está denunciarlo pero mejor en el foro en el que se puede y debe combatir, en la Asamblea.

Las camisetas son elementos de protesta, reivindicación y denuncia para los que no tienen espacio institucional. Su ámbito y razón de ser es la calle y entre los colectivos que tienen algo que reclamar. Solo cuando se quiere llevar, función representativa, su voz a los parlamentos es cuando tiene sentido ponerse una de esas camisetas. Estos días el camino se hace al revés, es la representación institucional la que lleva la camiseta, y las chapas, a la calle en un vaciado del parlamento como el lugar del acuerdo, el debate y la discrepancia.

Estratégicamente situar de manera permanente a Ayuso en el centro ya se ha demostrado desde la cumbre de las banderas con Sánchez hace algo más de un año que consigue el efecto contrario al que persigue, pero cada uno elige como, donde y contra quien hace oposición. Recuperar esa «política pop», que con más o menos color, tuvo sus momentos cumbre en el 15M y muy especialmente en la primera campaña de Carmena requeriría una figura y un contenido…y la campaña de las camisetas solo consigue deslucir la figura política de Mónica García, la gran apuesta de la izquierda madrileña que desbancó al PSOE, y no aportar idea alguna. La tarea de oposición tiene, siempre, dos elementos: el desgaste de quien gobierna por todos los medios, sí por todos los legales, y la presentación de una alternativa con propuestas, ideas y personas.

Mónica García tiene pocas oportunidades para ejercer la oposición de desgaste, una de ellas es la Asamblea, por eso cuesta creer que las anule un día de pleno con un tuit, una camiseta y una sonrisa. Lo que sí que tiene, de manera permanente, es la capacidad para presentar proyectos alternativos a los que se anuncian desde Sol. Revisar el programa electoral, la introducción principalmente, resulta una mirada al pasado y a un tiempo muy concreto que se ha visto superado. En lo que tiene que ver con la apuesta de «Una comunidad más verde» y algún epígrafe más queda todo por proponer. Se trata de demostrar que hay otra forma de gobernar, con otras prioridades y otros destinatarios principales.

Sabemos que un programa de gobierno no cabe en una camiseta y va quedando claro que las camisetas como mensaje y como vehículo tienen poco sentido en el debate institucional. Además ahora que vamos hacia el invierno impiden que se lean los lemas porque hay que abrigarse. No se ha perdido la vida ni la voz, sí el tiempo, pero se ha renunciado a la palabra, síntoma extraño.

El CIS se olvida de Ayuso

El uso de los recursos del Estado para debilitar al contrario no es ninguna novedad. Tratar de utilizar a Ayuso para erosionar a Casado, tampoco. En septiembre el barómetro del CIS incluyó a la presidenta madrileña en la pregunta de «¿quién preferiría que fuese el/la presidente/a del Gobierno?». En el de octubre Ayuso ha desaparecido de la lista. ¿Volverá?

Cobijo familiar

La contratación de Mayer, Mato y Serra para el Ministerio de Igualdad además de una provocación por el estado procesal es otro síntoma más de los reagrupamientos por la izquierda. En los próximos meses tomará forma lo de la vicepresidenta, Podemos se juega la hegemonía y Más Madrid tendrá que decidir si se queda como proyecto autónomo. No hay electores para 3 propuestas.