Cultura

Los “rituales post covid” llaman a la puerta de los cementerios de Madrid

Una iniciativa cultural ofrece funerales colectivos para todos aquellos que no pudieron despedirse de sus familiares

Uno de los rituales brindado por Boca Paraísos en La Rioja
Uno de los rituales brindado por Boca Paraísos en La Riojalarazon

Seis personas, tres hombres y tres mujeres. Todos ellos vestidos de blanco impoluto. Voces de niños, jugando y cantando, suenan a modo de prolegómeno. El sonido se apaga y la poesía, el canto e incluso la danza, toman el protagonismo. Y con ellos, los nombres y las fotos de los ausentes desde hace ya varios meses. Así transcurre «El ritual contrario a las agujas del reloj». Una «performance» que trata de hacernos regresar a ese tiempo anterior a que la pandemia irrumpiera en nuestras vidas y cuyo sentido cobra relevancia por el escenario en el que se representa: los cementerios. Se trata de un formato que se ha implantado con éxito en varios municipios de La Rioja. Ahora, sus responsables quieren introducirlo también en la Comunidad de Madrid.

Un reencuentro

«No es un funeral, ni una despedida. Es la celebración de un reencuentro entre los que se fueron y los que aquí seguimos», explica a LA RAZÓN Antonino Nieto. Escritor, poeta y videoartista, Nieto es creador y director de Boca Paraísos, colectivo de artistas que busca «exportar» por toda España unos rituales funerarios en un momento en el que, por fin, parece que estamos listos para despedirnos de todos aquellos que no pudieron superar el coronavirus. Listos no solo a nivel sanitario; también espiritual. «Queremos brindar esa posibilidad de reencontrarse con todos aquellos con los que no pudimos darnos ese apretón de manos, ese último beso, esa caricia... Es una forma simbólica de llevarlo a cabo», añade Nieto.

Solo en nuestra región ya han muerto más de 16.000 personas como consecuencia de la pandemia. De estas, una gran mayoría fallecieron durante los primeros meses de la crisis, cuando las medidas sanitarias hacían imposible una despedida íntima y cercana. De ahí que Nieto ya haya propuesto al Ejecutivo regional la posibilidad de implantar esta ceremonia. Y, a partir de ahí, la idea es brindarle esta posibilidad a los municipios madrileños, incluida la capital.

Nieto recuerda lo aconfesional de la propuesta. Los rituales tienen un carácter espiritual, sin estar enmarcados en una confesión concreta. De hecho, los seis artistas que conforman esta celebración no visten de negro, sino de riguroso blanco, mientras que en sus monos está grabado en rojo el lema del ritual: «Contrario a los agujas del reloj», título de uno de los poemas leídos por Nieto en las ceremonias. El rojo, «el color de la sangre y por tanto de la vida»; el blanco, «el color de la luz», opuesto a la oscuridad. Un vestuario, por otro lado, creado para la ocasión por la diseñadora María Lafuente.

¿Cuál es la mecánica de estos rituales? En los días previos, a través de las webs municipales, se invita a los espectadores a que aporten una foto de alguno de sus seres queridos para poder proyectarlas, así como sus nombres. Al entrar en el cementerio, a cada espectador se les da una copia de los poemas que se recitarán. También se les hace entrega de un pequeño objeto, diseñado por un artista plástico, para que, en un momento dado, puedan depositarlo sobre las tumbas de sus familiares. Una vela se mantendrá encendida hasta que se consuma. Y, entre medias, es cuando los seis artistas ponen su talento al servicio de los que ya no están y de los que aún permanecen entre nosotros.

Grandes teatros

Entre ellos se encuentra el barítono Antonio Torres, que, precisamente este 2021, cumple quince años de su debut en el Teatro de la Zarzuela. Le acompaña la soprano María Rodríguez, con más de treinta años de experiencia en los cuales ha compartido escenario con Montserrat Caballé y José Carreras, entre muchos otros. Junto a ellos está la actriz Charo Gabella, rostro curtido en la pequeña pantalla gracias a su trabajo en series como «Los hombres de Paco», «Hospital Central» o «Los misterios de Laura». El baile corre a cargo de la también soprano Liliana Mestizo, mientras que los arreglos y la música a piano es obra del brasileño Sergio Kuhlman que, entre otros logros, fue director musical del espectáculo «Una noche de cine en la ópera», representado en el Palacio Real.

La intención de los responsables de estos eventos es la de buscar una «seña de identidad cultural» con cada lugar en el que se represente el ritual. Por ejemplo, en Galicia, otra de las regiones a las que quieren llevar este evento, contarían con la participación de un gaitero y de un artista plástico de la comunidad. En el caso de Madrid, ya tienen elegida a la invitada: Olga María Ramos, una de las grandes cupletistas españolas y cuya contribución a este género ha ido más allá de los escenarios, con toda una labor investigadora.

La acogida por parte de los asistentes a los rituales está siendo más que positiva. «Ves cómo se les caen las lágrimas», describe Antonino Nieto. «Quizá no es la palabra adecuado en momentos como éste, pero ves también una cierta felicidad. La gente sale feliz y agradecida por ese reencuentro. Porque este no es un ritual que distingue entre los vivos y los muertos: todo es en presente», concluye.