Escena final
El boxeo se sube al teatro en Madrid: cuando en la vida te dan más golpes que en el ring
«Bengala», en el Pequeño Gran Vía, es la decadente historia de un boxeador interpretada por Sergio «Maravilla» Martínez, varias veces campeón de mundo
El mundo del boxeo, que se nutre en la marginalidad, está lleno de héroes caídos, ídolos con pies de barro fabricados para enriquecer a gente sin escrúpulos que los manejan a su antojo y cuando ya no les sirven los dejan tirados como juguetes rotos. Detrás de ellos suele haber vidas duras y finales dramáticos, que el cine ha sabido reflejar. Ahora es el teatro el que muestra a «Bengala» un boxeador que cuenta la historia de un sueño que se acaba, al que se le termina su tiempo. Una pieza escrita por Alfredo Megna, interpretada por el argentino varias veces campeón de mundo de boxeo Sergio «Maravilla» Martínez y dirigida por Adrián Navarro. Que sea interpretada por un boxeador, da pie a pensar que es autobiográfica, «pero, afortunadamente para mí, no lo es –aclara el actor– porque Bengala arrastra una historia durísima, un presente muy pesado y vislumbra un futuro oscuro. De hecho, Megna la escribió hace 15 años y este es el sexto país donde se representa».
DóndePequeño Teatro Gran Vía. Cuándo los viernes hasta 31 de enero. Cuánto14 y 16 euros
A través de doce asaltos, Bengala se enfrenta a sus fantasmas, con el púgil que ha sido, intentando encontrar su pasado y su presente. Su vida está llena de abusos, pobreza, adicciones, violencia, desengaños, «tiene más golpes en la vida que en el ring, donde pudo haber sido algo grande, pero prefirió quedarse en esa zona de confort perjudicial. Sin embargo, no abandona», resalta Martínez. Vive rodeado de enemigos disfrazados de amigos: «Todo su entorno está en esa dicotomía en la que por momentos dicen que lo quieren y lo abrazan y otras veces quieren apuñalarlo por la espalda, esa es la lucha que tiene en su vida. Por eso –prosigue–, la obra es dura y dolorosa, pero tiene también un humor intrínseco dentro del drama del protagonista, que a veces no sabe uno si llorar o reír, como la vida misma». Aunque lleva pocos años actuando –desde 2015–, Martínez interpreta a ocho personajes solo en el escenario, y a pesar de su entrenamiento como boxeador en activo que es, cada función le supone un gran esfuerzo físico. «Pierdo un kilo y medio mínimo cada representación y en los estrenos hasta 2,6 kilos».
¿Subir al ring le ha ayudado a entender a su personaje, su psicología? «En algunos aspectos sí, ser boxeador durante 25 años hace que pueda comprenderlo y meterme en la cabeza de una persona que quiere y no puede, pero quiere llegar hasta el final y de no serlo no podría entenderlo, cuando interpreto a Bengala no me parezco a él, soy Bengala», afirma con rotundidad. «Me meto tanto en el papel, que me cuesta desligarme de las emociones por las que transita el personaje, hasta que llego a casa, me relajo y piso tierra otra vez». La pregunta es: ¿Cómo llega un campeón del mundo de boxeo a actor? «No está tan lejos la actuación del boxeo –asegura– si sabes boxear, sabes interpretar que un combate no es verdad, combato, golpeo a mi rival y él lo hace conmigo, pero cuando termino nos damos un abrazo, y eso tiene mucho de actuación», dice «Maravilla» Martínez, que de momento, le impone más el escenario que el ring. «Al ser nuevo, me cuesta más ponerme la ropa de actor que de boxeador, que la conozco perfectamente y sé que el dolor físico es intenso, pero el que duele de verdad es el emocional. Actuar, hasta ahora, me viene saliendo bien, pero puede ocurrir que se me olvide completamente del texto y necesite improvisar. Boxeando es más duro salir del apuro si tienes un rival duro, que está golpeándote, que es más rápido, más talentoso y joven, entonces no puedes improvisar y no sabes dónde meterte», concluye.
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