Patrimonio
Los monumentos “retirados” de las calles de Madrid (y algunos que han vuelto)
Los hay que fueron vandalizados, otros están en proceso de limpieza y recuperación, algunos quizá olvidados en los depósitos municipales y otros tantos han vuelto a lucir en su emplazamiento original
Retazos de Madrid, de la historia de la ciudad, que han quedado en el recuerdo de muchos. Algunos, en un momento determinado de nuestra historia reciente, bien porque fueron atacados y vandalizados por uno ignorantes, o sufrieron algún percance “natural”, como el paso de la gran nevada “Filomena”, que les provocó importantes daños, fueron retirados del espacio público. Otros fueron retirados por unas obras o un acondicionamiento de una plaza o una avenida, y acabaron en los depósitos municipales. Hay fuentes, columnas, monumentos, estatuas y vaya Usted a saber cuántas cosas más. Todo inventariado en el Consistorio, pero alejado de las miradas ciudadanas.
Desde las cuatro columnas de la antigua Iglesia del Buen Suceso, que adornaban los Jardines Arquitecto Ribera, en el distrito Centro, hasta la más conocida estatua de Felipe II, con Madrid al fondo -incluido el Parque de Atracciones-, entre la Catedral de la Almudena y el Palacio Real. Una estatua de uno de los grandes Austrias que muchos echan de menos cuando tratan de tomar una foto en ese mismo lugar... De allí fue desalojado en 2013 para proceder a la remodelación de la zona y las obras del Museo de Colecciones Reales, según fuentes del área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid. Desde entonces, se encuentra en un almacén, perfectamente conservada, eso sí, a la espera de volver a formar parte de la estatuaria de la ciudad. Estaba previsto que el regreso de la estatua a la «cornisa de poniente» se efectuase en el verano de 2021...
A la espera están también los madrileños de Proalí, una pieza original de mármol, que se exponía en el Museo de escultura al aire libre de la Castellana y retirado por accidente. Mejor dicho, por un accidente automovilístico, no por equivocación, y que fue sustituido por escultura de bronce. “Proalí”, obra de Marcel Martí, es un claro ejemplo del lenguaje organicista del autor, un lenguaje riguroso y ordenado, que se expresa en composiciones de formas sensuales y pulidas, que se debate entre la figuración y la abstracción.
Entre otras tantas obras retiradas por obras están “Labriego y Mula”, en los Pabellones de Casa de Campo, caído también en un limbo administrativo y que duerme en un depósito municipal. Como desaparecida estaba también, durante un tiempo, la escultura dedicada a Mesonero Romanos, retirada durante las obras de los Jardines del Arquitecto Ribera, a cuenta todo ello del acondicionamiento del Mercado de la Calle Barceló. Al finalizar las obras encontró acomodo en el lugar, del que era vecino por cierto este cronista fiel de la vida de Madrid.
En ocasiones, la retirada de este o aquel monumento o estatua no se debió precisamente por las obras de mejora de la zona. Su mutis obedeció más bien a la violencia contra ese mobiliario urbano contra el que algunos desalmados cargan a sabiendas de que, muchas veces, no son vistos y menos penados. En ese espectro están por ejemplo la Diosa Solar, retirada del Templete del Parque Villarrosa; o Paris, retirado de los jardines de Cecilio Rodríguez por acto vandálico y actualmente en depósito. Demasiado a menudo hemos de lamentar estas brutalidades contra el patrimonio de todos.
A su lugar volvieron también tras un periodo de obras La Mariblanca, retirada de la Puerta del Sol por la urbanización de la zona o el renombrado Oso y Madroño, retirado también del mismo lugar por esas obras y vuelto a situar en la plaza. Una escultura esta de La Mariblanca muy querida por los madrileños durante siglos pero que, hoy en día, ha caído en cierto olvido, desplazada en el imaginario castizo por el Oso y el Madroño.
Una fuente esa de La Mariblanca que fue emblema de la ciudad de Madrid, situada en la Puerta del Sol, y que entre 1630 y 1838 coronó la fuente de la Mariblanca, nombre popular de la también llamada fuente de la Fe, fuente del Buen Suceso, fuente de Venus o de Diana (según qué cronista), fuente de las Arpías (por los seres mitológicos que circundaban su pedestal) y para muchos la primera fuente ornamental de la Puerta del Sol. Una vieja historia desconocida por las nuevas generaciones.
O la mundialmente conocida escultura del Oso y el Madroño, una representación de la Villa de Madrid desde el siglo XIII, pero que es más conocido, de manera “palpable” por la estatua del escultor Antonio Navarro Santafé, inaugurada el 10 de enero de 1967. Promovida en su momento por la sección de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, se buscaba representar monumentalmente los principales símbolos heráldicos de la ciudad, con un coste de 200.000 pesetas. A la vista está que muy bien empleadas.
Otras reconocidas y reconocibles esculturas, con nuevos emplazamientos, son Leopoldo de Luis (palabras pétreas), reubicado en la B. P. Municipal Vázquez Montalbán; o Reina Esther, retirada de los Jardines de Cecilio Rodríguez por acto vandálico y restaurada -y reubicada- en la casa de Sefarad, una sede de la cultura judía en pleno centro de Madrid. También está la Figura del Niño Jesús, en la Plaza del Niño Jesús frente al Parque del Retiro y retirada por acto vandálico.
En los depósitos municipales también está la escultura abstracta de St. de Puydt, o restos escultóricos en los Jardines San José de Calasanz, entre las calles Joaquín María López, Gaztambide, y Andrés Mellado, retirados en 2018 por obras de urbanización y que actualmente siguen en depósito. Una amalgama de restos de columnas o capiteles que son más bien un difícil rompecabezas.
A la espera del fin de obras en el Santiago Bernabéu está también el busto a Pedro Escartín, jugador de fútbol, árbitro y entrenador de fútbol español, además de periodista y escritor, que tenía su justo reconocimiento en los aledaños del estadio, o la escultura -un cruceiro-, conocida como “Galicia en Madrid”, que se alzaba en la plaza Jacinto Benavente. Retirada en 2020 -o mejor dicho, lo que quedaba de ella-, por un condenable acto vandálico que provocó graves daños en el conjunto. El cruceiro fue un regalo que el Centro Gallego de Madrid, ubicado en las proximidades de este monumento de piedra. Un presente de esta colectividad a la capital que data del año 1982 en agradecimiento por la acogida histórica a los gallegos en Madrid. Y también, cómo no, muy pegada a la actualidad, pues su destino estuvo marcado por el paso de “Filomena”, la tormenta de frío y nieve que se cebó con Madrid, está la escultura de “Hércules y la Hidra de Lerna”, en el Parque del Retiro. Un jardín histórico, que lucía esta obra del siglo XVII, que fue retirada por los daños causados por aquella gran nevada que marcó a los madrileños y, a la vista está, también a las obras de arte que la adornan.
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