Lomloe
Madrid liquida en el Bachillerato las “grandes” reformas de la República, la memoria histórica y la perspectiva de género
El currículo elimina una treintena de conceptos con “carga ideológica muy importante”
La Comunidad de Madrid ha eliminado cerca de una treintena de conceptos de la asignatura de Historia que considera que implican una carga ideológica «muy importante»y que no son esenciales en la materia. En el Gobierno de Díaz Ayuso creen que «es mucho más formativo que los alumnos aprendan en 2º de Bachillerato la historia de los siglos XVII al XIX y las monarquías correspondientes, como la de los Austrias y la de los Borbones, para comprender mejor la historia contemporánea, que cuestiones más relacionadas con otros ámbitos del currículo tales como “la emergencia climática” o “la pluralidad identitaria” o “actitudes esenciales éticas antes del siglo XXI”».
Así, ha suprimido todo lo relativo a la perspectiva de género en la que tanto se insiste en el currículo diseñado por Pilar Alegría, como las «fuentes literarias y artísticas en los estudios de género, roles de género», o «estudiar de forma diacrónica el papel que tiene la mujer»...
También se elimina todo lo relativo a la memoria histórica y democrática como un reconocimiento a los movimientos en favor de la libertad en la historia contemporánea, lo mismo que lo relativo a las identidades nacionales y regionales como una identidad que «más interés despierta en la actualidad y que más tensión ha provocado en la sociedad española en las últimas décadas».
El recorte alcanza a todo lo relativo al comportamiento ecosocial «como un principio inexcusable de la humanidad, tanto para afrontar la emergencia climática como para alcanzar los niveles mínimos de justicia social». Así quedan borradas del currículo cuestiones como «soluciones coherentes con la ética y el compromiso con la sostenibilidad».
En el ámbito puramente histórico la tijera alcanza a otros conceptos abordados en extensión en el currículo del Ministerio, como es la II República, sus grandes reformas estructurales o el proceso reformista y democratizador.
El Ministerio pretendía que esta etapa de la historia se estudiase a fondo «por su interés, su significación histórica y el intenso debate social que suscita». Proponía que los profesores repararan en «las reacciones antidemocráticas que se generaron ante su avance y el golpe de Estado que supuso su fin». Los alumnos también debían estudiar el «trauma» del franquismo.
Párrafos ininteligibles
En el desarrollo que ha hecho del decreto de Bachillerato, la Comunidad de Madrid ha borrado párrafos ininteligibles, que algunos han calificado de «pura farfolla». Y no solo en Bachillerato, también en la ESO. El propio consejero de Educación, Enrique Ossorio, la semana pasada ironizaba e incluso se mofaba de la redacción y de la terminología empleada. «Hay párrafos que yo, como consejero de Educación, no entiendo lo que dicen. No creo que nadie los entienda (...) Por inteligencia artificial les ha salido esto».
Bachillerato exigente
La Comunidad de Madrid quiere un Bachillerato exigente. Por eso, va a remitir orientaciones a los institutos para que no se dé el título de Bachillerato a los alumnos con una asignatura suspensa, tal y como permite la Lomloe, la ley educativa vigente impulsada por el Gobierno de Pedro Sánchez. Recomendará que se pueda titular en esta etapa únicamente con todas las materias superadas. En cualquier caso, la decisión se tendría que adoptar por el equipo docente por una mayoría cualificada de 4/5, según ha informado a LA RAZÓN la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid. Y es que considera que la novedad introducida por el Ministerio de Pilar Alegría de titular con un suspenso es una cuestión «especialmente grave y que ninguna otra ley orgánica se había atrevido a considerar, un menosprecio a unas enseñanzas que preparan para estudios superiores». A eso se añade que habrá 17 Bachilleratos diferentes dependiendo del desarrolló normativo que haga comunidad autónoma de esta etapa, lo que desde el Gobierno de Díaz Ayuso consideran una dificultad añadida a la hora de que un alumno pueda cambiar de lugar de estudios a otro punto de la geografía española.
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