Testigo directo

Turistas frustrados y vecinos (no muy) bloqueados

En Valdebebas y en el corazón de la ciudad: así vivieron las zonas «calientes» el primer día de cumbre en Ifema

Las delegaciones participantes en la cumbre de la OTAN aparcan sus vehículos en la plaza Mayor.
Las delegaciones participantes en la cumbre de la OTAN aparcan sus vehículos en la plaza Mayor.Luca PiergiovanniAgencia EFE

Una de las zonas que inevitablemente se ha visto afectada por los cortes surgidos por la celebración de la cumbre de la OTAN en la capital ha sido el barrio de Valdebebas. A pesar de sus numerosas salidas, su ubicación entre el aeropuerto Madrid Barajas e IFEMA, ha hecho que la vida de los vecinos se haya visto algo alterada en los dos últimos días. Desde la Asociación de Vecinos de Valdebebas, su portavoz, Leticia Herrero, asegura a LA RAZÓN que fueron puntuales las incidencias que sufrieron durante el día de ayer. «En algún momento no solo tuvimos cortadas las dos salida hacia el sur de Madrid, ha coincidido que también lo estaba la que nos comunica con Sanchinarro y Pinar de Chamartín», provocando así que la salida del barrio a la zona sur de la ciudad no fuese posible.

Los autobuses de la EMT también han visto desviados sus trazados habituales y según varios vecinos consultados han sufrido grandes demoras. «El martes estuve esperando el autobús más de media hora, por lo que hoy he optado por venir en Renfe y continuar caminando más de 20 minutos hasta mi puesto de trabajo», confiesa Laura, empleada de una de las farmacias con las que cuenta el barrio. Estas complicaciones en el acceso al barrio, también han supuesto un contratiempo en alguno de los establecimientos del barrio, como en el restaurante Totale, donde nos aseguran que llevan sin recibir los productos para preparar sus pizzas desde el lunes y «lo peor es que no saben cuándo van a poder traérnoslos», confiesa uno de sus camareros a este periódico.

A pesar de que el teletrabajo está implantado en muchas empresas, muchos son los trabajadores que siguen acudiendo a sus puestos de trabajo. «Yo voy presencialmente, pero mi empresa está justo al lado de IFEMA, así que nos han pedido que estos días trabajemos desde casa», señala Alejandro Irusteta, vecino del barrio. Las últimas incidencias se sufrieron en torno a las siete de la tarde de ayer, cuando las comitivas oficiales abandonaron el recinto de IFEMA para dirigirse a la cena en el Museo del Prado y la salida del barrio fue una vez más, imposible.

La vida en el centro

«Están siendo días raros» , coinciden en manifestar los transeúntes que pasean por las calles de la zona centro de Madrid. Esta semana, los comercios, la hostelería y el transporte han tenido que adaptarse a las condiciones que exige la celebración de la Cumbre. Uno de los camareros del restaurante Copa de Balón, ubicado en la Plaza Mayor, ha contado a LA RAZÓN que todo está volviendo a la normalidad y que solamente fue el martes cuando tuvieron que cerrar a partir de las cuatro de la tarde. Una trabajadora de correos de la calle Preciados también ha confesado que, por suerte, no ha sufrido alteraciones en su labor.

Sin embargo, otros sectores sí se han visto más límitados, por ejemplo, desde The Yellow Tour, empresa de tours guiados, declaran que todas las visitas que tenían planeadas para esta semana por la zona centro han tenido que ser canceladas: «El martes no podíamos pasar por la Plaza Mayor ni por Sol, ayer Princesa y Avenida de América estaban cerradas. Está afectando a las rutas de autobuses y taxis, pues estamos limitados para ir a trabajar o a casa. El horario de trabajo también cambió, no trabajamos hasta las ocho de la noche sino hasta las cuatro. Por tanto, estos días nos hemos dedicado a hacer tours por fuera de Madrid, en zonas como Toledo o Segovia. Ya hemos vuelto a la normalidad, pero nos han avisado de que estamos sujetos a cualquier aviso o eventualidad».

Del mismo modo, los turistas también han sufrido algunas consecuencias a causa del evento. Un matrimonio de uruguayos que se encontraba apurando su último día en la capital lamentaba haber visto zonas emblemáticas de Madrid «ampliando el zoom en sus cámaras». «Nos ha complicado bastante el viaje. No nos avisaron, pues nuestros billetes los compramos en febrero. Vinimos para tres días a Madrid y nos encontramos con el museo del Pradocerrado el martes y ayer, tuvimos que cambiar nuestra ruta, el Palacio Real y la Catedral lo pudimos ver desde muy lejos porque estaba todo vallado. Finalmente, fuimos a Toledo porque en Madrid no había mucho que hacer», ha lamentado la pareja.