Incendios en datos
Un año histórico contra el fuego para la Comunidad de Madrid
La Jefa de Servicio del Cuerpo de Bomberos refrenda las palabras de Ayuso y da las claves para reducir los incendios
La atípica climatología de este año, con lluvias torrenciales en junio y calor veraniego hasta mediados de octubre, ha supuesto una gran noticia para el volumen de incendios de este verano. Ayer Isabel Díaz Ayuso, desde un parque de bomberos de la Comunidad anunció las cifras de uno de los mejores años para las reservas forestales, una vez finalizada oficialmente la temporada de incendios.
Marta Jerez de la Vega, Jefa de Servicio del Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid, justifica este drástico descenso (en más de un 60% con respecto al año anterior) con varios motivos. Más allá de la coordinación de los bomberos y equipos forestales y de seguridad ciudadana, Marta cree que la clave está en que «la naturaleza, aunque no sea positivo en todos los aspectos, ha estado de nuestro lado». Ella se refiere al elevado nivel de precipitaciones concentrado durante el pasado mes de junio, permitiendo que la vegetación se mantuviese con un elevado nivel de humedad hasta finales de agosto.
Una vegetación verde impide que cualquier foco se propague a gran velocidad, como sí sucede con los pastos secos. «De hecho, el pico de incendios de este año lo vivimos en abril, lo que parecía presagiar un año realmente catastrófico para el bosque madrileño», apunta desde el Cuerpo de Bomberos. En los departamentos forestales se encargan de recoger muestras de vegetación todas las semanas, «el mejor medidor del riesgo de incendios».
Evidentemente, en estos excepcionales resultados también ha intervenido el factor humano. Igual que suele tener la culpa de los incrementos de este tipo de fenómenos, también merece gratificación cuando se cumplen los protocolos. El intenso trabajo de campañas de concienciación desde años atrás parece haber surtido efecto entre la población, así como ganaderos y agricultores. Se han dejado de realizar actividades peligrosas, o al menos durante las horas de mayor calor. «La gente ha aprendido, por incendios anteriores, el daño irreparable que pueden causar sus propias acciones», argumenta.
Sin embargo, aunque la actividad del fuego haya dado una tregua este verano, esto no significa que los equipos de bomberos hayan estado de brazos cruzados. «Hemos aprovechado para elaborar protocolos, desarrollar maniobras, organizar simulacros y formarnos en la última tecnología y técnicas de prevención de incendios», comparte Marta a LA RAZÓN. Por si fuera poco, también se han mejorado la coordinación con comunidades limítrofes, las cuales también han visto reducido el número de sus intervenciones de extinción de incendios.
Por su parte, la presidenta de la Comunidad de Madrid, durante la presentación del INFOMA, afirmó que «para prevenir y combatir el fuego es necesario el concurso de la Administración, de los mejores servicios públicos de emergencia, de una profesionalidad intachable, capaces de proteger el entorno y la vida, que es lo más importante que tenemos».
Tres trimestres de récord
Las cifras también bajan en los nueve primeros meses de 2023 con un total de 185 fuegos en la región, que suponen el 2,67% de los 6.918 registrados en el territorio nacional. Además, hasta el 30 de septiembre, en la Comunidad de Madrid más del 84% fueron conatos (de menos de una hectárea), situando a la región 15 puntos por encima de la media nacional -69%-. Los municipios más afectados han sido Talamanca de Jarama, con 25,3 hectáreas; seguido de Fuente el Saz de Jarama, con tuvo dos siniestros, uno con 20 hectáreas y otro de 10; Ciempozuelos también sufrió dos, de 13 y 12 respectivamente, y San Martín de la Vega, con 11.
En cuanto al número de hectáreas quemadas en estos meses ha sido 191,9, de las que sólo 4,41 corresponden a superficie arbolada, reduciéndose asimismo el de arrasadas por el fuego con respecto al pasado año: 443 hectáreas menos. La Agencia de Seguridad y Emergencias Madrid112 (ASEM112) cuenta durante todo el año con retenes mixtos -de prevención y extinción- reforzando durante la época de peligro medio y alto los 25 que se encuentran a disposición anualmente, para que pueda haber doble dotación y abandonar así la idea de que se trata de un trabajo estacional.
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