La banda sonora con la que este compositor madrileño puede hacer historia hoy en los Goya

A pocas horas de poder hacer historia, Iván Palomares, nos recibe en su estudio de Arroyomolinos. Tranquilo e ilusionado, como si fuese la primera vez. Pero no es así, ya ha vivido esto. En 2019 se convertía en el primer compositor en llevar a los Goya una película con una única nominación a Banda Sonora Original con «En las Estrellas», de Zoe Berriatúa. Este año, lo ha vuelto a hacer con «Las niñas de Cristal», de Jota Linares. Una noticia que dice no llevar como entonces. «El proceso ha sido parecido, porque se celebra otra vez en Sevilla, vuelvo a competir contra grandes películas, pero especialmente contra Rodrigo Sorogoyen, quien se llevó la estatuilla hace cuatro años», cuenta a este periódico.

Es por esto, que dice sentirse como en el día de la marmota. «No sé muy bien como tomármelo, es muy probable que pase lo mismo, porque a priori, la estadística de estos premios es de no dárselos a películas tan pequeñas y con solo una nominación. Pero tampoco había pasado antes que un compositor estuviese nominado por una película de ficción y con una única nominación», reflexiona. Y confiesa entre risas, que quiere creer que igual esta vez vuelvan a romper la norma, como ya lo han hecho antes.

Es la capacidad de observación lo que dice llevarse de este nuevo proceso. «Esta prácticamente copia de la nominación es como esa oportunidad que a veces no siempre tenemos en la vida. De revivir un momento pero con una madurez distinta», asegura y añade, «ha sido muy bonito, porque a diferencia del otro año, puedes llegar a ver el cómo estás y en lo que tienes, más que en lo que no tienes». Un proceso que dice sentir que está acabando como el final de «Qué bello es vivir».

Sin embargo, y como todos podríamos suponer, sobre él no recae ningún tipo de presión por estar al frente de la única nominación que ha recibido «Las niñas de cristal». Algo que dice, solo ha sido posible gracias a un equipo que le ha arropado desde el principio, que le ha transmitido esa tranquilidad que ahora él contagia y que le anima a disfrutar de esta experiencia. «Lo más bonito es precisamente ese descargo de responsabilidad. Y aunque creo, que la película se merecía más nominaciones, esto es una lotería y me ha tocado a mí. El haber estado nominado ya es un regalo y a partir de aquí, si al final sucede, fantástico, y si no, estamos todos muy orgullosos de esta película», apunta. Es ese trabajo, el sentirse satisfecho con ello y el haber hecho «equipo» lo que dice llevarse después de todo.

«El rédito, con premios o no, es más una cuestión de vanidad que de satisfacción», sostiene.

Y créanme si les digo que sabe de lo que habla. Son más de veinte los premios y las nominaciones internacionales las que ha recibido por sus obras para cine y conciertos, dirigiendo y trabajando con orquestas y artistas de primer nivel. Algo a lo que, dice, uno nunca se acostumbra. «Cada vez son más difíciles. Siempre hace ilusión y da igual el premio. Es una sensación fantástica y una palmadita en el hombro porque alguien reconoce que le ha gustado mucho lo que has hecho», confiesa. Sin embargo, parece nunca perder el foco. Su único propósito es seguir centrado en hacer un buen trabajo, en hacer equipo con las personas que componen una película e intentar siempre dar lo mejor de uno mismo.

Si tiene que posicionarse, se define como un apasionado de proyectos artísticos multidisciplinares, algo que vive como necesario. «Necesito poder tener esa capacidad de saltar de géneros, estilos y tipos de música para mi salud mental. Piensa que pasamos mucho tiempo en el estudio y muchas veces necesitas refrescar estilos materiales formas de componer», asegura. Por eso, la música escénica es algo que necesita más que nada y a lo que nunca puede decir que no. «Para mí, dirigir orquesta es un contrapunto más que necesario para la composición. La música no deja de estar en partituras, pero necesita interpretarse y para ello necesitas comunicarte con los músicos a través del gesto y de tu expresión. Además de que es un regalo poder dar vida no solo a tus partituras, también a las de otros compositores», sentencia.

Y aunque confiesa estar lidiando con esa dualidad entre el no querer que termine el proceso mágico que define estar viviendo por su nueva nominación a Los Goya y las ganas de que todo pase para centrarse en el trabajo, el compositor madrileño tiene claro lo que pide a este 2023. «Me gustaría dirigir más. Tener más conciertos ahora que ya se ha normalizado todo. Y volver a hacer música, no solo de cine, sino de repertorio», detalla. Después de dirigir en el Auditorio Nacional de Música, en el Teatro Monumental y en otras salas míticas, confiesa tener aún un sueño pendiente. «Dirigir en el Teatro Real. He ensayado allí pero no he llegado a dirigir, todavía. Y es algo que me haría mucha ilusión», sentencia. Hasta entonces, podremos escucharle de nuevo en la nueva película de Alauda Ruiz de Azúa, «Eres tú», que se estrenará este marzo. Y quién sabe, igual vuelve a recibirnos por una tercera nominación.