Toros
La historia de El Juli o la historia de una cultura
La exposición dedicada al torero quedó inaugurada por todo lo alto este miércoles 20 de septiembre en Las Ventas. Ninguna vida artística de un genio cabe en una exposición
La exposición sobre los años de vida profesional del torero madrileño más grande de todos los tiempos, Julián López El Juli, quedó inaugurada por todo lo alto este miércoles 20 de septiembre en Las Ventas. Ninguna vida artística de un genio cabe en una exposición. Se trata de reunir bajo el criterio selectivo que va desde lo más grandioso en efeméride, hasta aquel recuerdo que provocó un paso hacia adelante en su carrera. Es difícil encontrar una sala de museo que pueda recoger todos los objetos, cuadros, vestidos, trofeos, carteles, fotografías… que su hermano Ignacio, una especie de guardaespaldas de su recuerdo, tiene en su poder.
La exposición de Plaza 1 ha querido ser distinta y distinguida, dentro de la sala Bienvenida y en las galerías de los tendidos de sombra, pero sólo con el fin de agitar los recuerdos. La ovación que recibió El Juli, más de un minuto, en el acto de presentación, da por bien invertido tiempo y esfuerzo y cariño con el que se hizo el entramado de esta exposición, única por contenido y formato en la historia de Las Ventas. A partir de la idea de Departamento de Comunicación de la empresa se armó esta exposición, a modo de museo, y con la participación de Noelia López como Comisaria.
Vidas profesionales del calado casi universal de El Juli, se cuentan con los dedos de una mano. Y el calado es, además de humano y profesional, artístico. Porque el toreo es arte en su entorno más directo, aunque, de tanto verlo, no se vea su contenido y hasta su compromiso con el arte. Los vestidos de torear de El Juli son arte porque un torero va vestido de arte, aunque no lleve la marca Gucci o Hackett. Una fotografía es arte en sí, como lo es una composición de una cartelería, un cuadro o una pintura.
La exposición es sólo el intento de traer hasta hoy, hasta el instante de ser vista, el recuerdo. Los olés de tantas plazas de todos los países del mundo. Los olores de dos contextos, las texturas de las tardes, el ánimo, la idiosincrasia de tantas culturas distintas desde plazas distintas.
La vida de torero de El Juli es un hilo conductor, un mapa del tesoro que, seguido en sus indicaciones, es un viaje de un cuarto de siglo por Europa y América, de plaza en plaza, de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, de cultura en cultura, de raíces en raíces. Todas distintas y, sin embargo, todas unidas por ese hilo que teje la tolerancia común de la cultura del toreo. La vida de un torero histórico es la historia de las vidas de todos los países donde hizo el paseíllo, donde triunfó, donde fue herido, donde regresó. Generación tras generación, en una longevidad histórica. El Juli es embajador máximo de la idea de la cultura tolerante, la integración y el talento del arte del toreo, que vive a compás de los más grandes. Con la exposición inaugurada ayer se le rinde homenaje. El 30 de septiembre hará el paseíllo de despedida en su plaza Las Ventas.
Rafael G. Garrido, presidente de Plaza 1, gestora de Las Ventas
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