Vinos de barra
La hora del vermú
En boca es sabroso, largo, con un amargor bien puesto y una acidez que lo mantiene vivo y gamberro
Vivimos una moda vermutera imparable, donde proliferan nuevas elaboraciones, y la alquimia de los botánicos con vinos de todo pelaje empieza a crear estado. El vermú ha dejado de ser simple aperitivo para convertirse en protagonista de barras, sobremesas y hasta de cócteles con pretensiones nobles. Ya no vale cualquier cosa con caramelo y amargor: ahora se exige carácter, identidad, poso, terroir incluso.
El Vermú de la zona del Bierzo, a partir de la tinta mencía, es una muestra de todo lo anterior. Responde al nombre de Guerra, y no podía ser más apropiado. Porque combate la mediocridad desde la primera copa. Tiene paso por barrica, un color rojo profundo que no engaña y una nariz especiada donde mandan el clavo, la canela y una punta de piel de naranja. En boca es sabroso, largo, con un amargor bien puesto y una acidez que lo mantiene vivo y gamberro.
Es divertido y elegante a partes iguales, es un truhán y un señor. Un vermú con prestancia, que se atreve a jugar en las grandes ligas sin renunciar a su alma de pueblo. De trago serio pero con vocación festiva, pide aceituna o berberecho, pero también se deja querer por un queso curado o una anchoa con pedigree.
Bodega - Vinos Guerra
Vermú - Reserva Rojo
Precio - 10 euros