Opinión
Los malos de Almeida
"La política de Madrid se hace en Cibeles desde que Gallardón recortó las competencias a las juntas"
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, ya tiene equipo de Gobierno. Le irá bien, sin duda, porque tiene mayoría absoluta y muchos de sus concejales tienen práctica y currículum y ninguno ha demostrado ser, de momento, un inútil de los muchos (pero muchos) que han pasado por Madrid desde que este caminante conoce la Casa de la Villa.
Inmaculada Sanz sale más fuerte al ser vicealcaldesa y otro fiel al alcalde, Borja Carabante, segundo teniente de alcalde, tendrá el difícil papel de frenar a la derecha económica que le presionará en los planes urbanísticos que prepara la ciudad. No quisiera yo estar en su pellejo. Hace unos años, cuando Getafe negociaba su crecimiento urbano, el inolvidable alcalde Pedro Castro encontró dos balas en su despacho.
La Consejera de Cultura, Marta Rivera, que subvencionaba algún centro cultural al que no hay acceso libre a los madrileños con 150.000 euros al año desde la Comunidad, podrá ahora repetir jugada y hacerlo desde el Ayuntamiento (en realidad el consistorio ya lo hacía). Esta mujer va para arriba y será la número dos al Congreso después de Feijoó. Casi nada. Compatibilizar los dos cargos sería un mal ejemplo para los que creemos que el pluriempleo es algo del pasado, especialmente en los políticos, y sólo obligatorio para los autónomos que quieren comer a fin de mes. La política de Madrid se hace en Cibeles desde que Gallardón recortó las competencias a las juntas.
A ese sótano, de cara a la pared, se ha enviado a Carlos Izquierdo y David Pérez por apoyar al vil Casado. El alcalde fue portavoz del PP en aquella época (qué error) y no está castigado y a González Terol, gran casadista, casi le ponen un piso en Alcorcón. Qué cosas.
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