La entrevista
Matoya: «No hace falta tener fe para poder emocionarse con mis cuadros»
Expone su obra en Espacio Jovellanos hasta el 31 de mayo
Madre de cinco, Matoya es una artista inspirada en parte por la fe. Su familia participa activamente en el movimiento católico Hakuna y tiene varias colecciones con la religión como tema principal. Ahora mismo, expone en el emblemático Espacio Jovellanos, donde durante todo el mes de mayo celebrará tertulias, micrófono abierto y entrevistas. Esta artista reconoce que comenzó a pintar en un momento delicado de salud que atravesaron tanto su hija como ella. Fue entonces cuando abandonó su carrera como abogada y se volcó en la artística. Desde entonces, lleva ya una vida adulta entera (18 años) pintando obras, de las cuales muchas ha donado a causas solidarias, aunque asegura «que siempre se me ha devuelto mucho más de lo que he dado».
Otra de sus grandes inspiraciones son los viajes. Tiene una amplia colección de «skylines» de ciudades de todo el mundo. También recuerda a través del arte sus raíces andaluzas, con caballos y elementos ornamentales de su tierra. Su referencia artística dio un giro cuando decidió formarse en el taller del Museo del Prado. Allí la asesoraron para que apostase por la abstracción. Así, su pintura va desde lo figurativo y va descomponiendo la obra, poco a poco.
Matoya asegura que «hay mucha gente que no es creyente que , sin embargo, le emocionan mucho mis colecciones o el arte sacro en general». Esta Semana Santa, la artista ha participado en una iniciativa que ha consistido en un via crucis artístico, compuesto cada estación por un cuadro. Ella ha participado con su pieza «Eterno es el instante». En ella se observa una de sus últimas tendencias pictóricas, como es quemar parte del lienzo, utilizando el fuego como paleta de color. «Eterno es el instante» reflexiona sobre la mirada tan especial que desarrolla el artista y todos «los regalos que nos perdemos a diario por estar mirando una pantalla», lamenta desde la autocrítica.
Como artista se define como «muy inquieta»: «Soy de las que cuando está pintando un cuadro, ya estoy pensando en el siguiente. Tengo más ideas que tiempo. Siento que nunca voy a poder llegar a pintar todo lo que está en mi cabeza». Como sus temáticas fundamentales destaca la belleza y la vida, que representa con una paleta suave. Sin embargo, a pesar de esta crónica falta de tiempo, cuando más tuvo decidió priorizar a los demás: «En el confinamiento colgué la bata de pintora y me puse la de madre de familia». Pero también la de la solidaridad: «En el colegio de mis hijos organizaron una iniciativa para hacer batas sanitarias con bolsas de basura, y a ello me puse. Acabamos creando una red increíble».