Distritos

Los vestigios del pasado: «De esos hierros... estos barrios»

Igual que Malasaña o Lavapiés, Arganzuela, que fue zona de chabolas y fábricas, no se resiste a la gentrificación

Nucleo de chabolas en Arganzuela
Nucleo de chabolas en Arganzuela La Razón

«De esos hierros… estos barrios» es un recorrido con diez paradas que nos traslada a la posguerra, a las transformaciones sociales del siglo pasado y, sobre todo, a los efectos de las huelgas e implicación de la mujer en el mundo laboral. Junto con otras rutas, forma parte de la Dirección General de Patrimonio Cultural y del colectivo La Liminal, todos ellos disponibles hasta noviembre. Gracias al programa «Miguitas», pueden conocerse las huellas que el paso del tiempo ha dejado en Arganzuela, moldeando la arquitectura del barrio, impulsando su actividad y otorgándole una identidad comunitaria.

En un contexto de Guerra Civil y posguerra y en una época en la que la población tuvo que encontrar formas de sobrevivir ante la escasez, Arganzuela se convirtió en una zona crucial de la ciudad debido a su relevancia de entrada y salida de mercancías y alimentos desde lugares como la estación de Delicias, el mercado de Frutas y Verduras y el Matadero. Durante la dictadura y la Transición, este lugar fue testigo de represión y también de movilizaciones políticas y laborales, en las cuales las mujeres tuvieron una presencia determinante. En la década de los 70, la desindustrialización de la zona y grandes cambios urbanos transformaron el distrito, dejando atrás su pasado industrial y obrero y avanzando hacia la consolidación de sus barrios.

La salida parte de la antigua fábrica de cervezas El Águila, actualmente Archivo y Biblioteca Regional. La fábrica protagonizó muchos encuentros a lo largo de su historia, desde la concentración de huelgas hasta convertirse en 1940 en un modelo del régimen y que abrió nuevas sedes. Su cierre en 1985 da una pista de los cambios sociales, primero siendo un barrio de fábricas y posteriormente de viviendas residenciales.

Otra de las paradas tiene lugar en la estación de Delicias o, en lo que aquello significaba: una estrategia de supervivencia a través del estraperlo. Las mujeres –normalmente esposas de los trabajadores de Renfe– y los niños eran quienes más pululaban alrededor de las vías recogiendo las sobras de los mercados. Delicias se convirtió en la puerta de salida hacia Lisboa y al exilio. También en el lugar donde llegaba la mano de obra para construir lo que sería Atocha o el Canal de Isabel II.

Estraperlo en vía férrea de Delicias
Estraperlo en vía férrea de DeliciasLa Razón

El barrio de los Metales es el tercer punto de la ruta, de ahí el nombre de las calles Plomo o Hierro, entre otras. Aquí todavía se revive el pasado con el tren de la Fresa (segunda línea férrea de la Península que llega hasta Aranjuez). «Es curioso como los espacios cambian de función, primero ejerciendo de industria y ahora como tejido cultural del barrio», manifiesta la guía.

La mujer, rompiendo barreras

Y lo que hoy son oficinas del Corte Inglés tienen su origen en los talleres de Induyco, un testimonio del pasado industrial del barrio y también epicentro candente durante las movilizaciones obreras. Estas luchas no solo representaron la resistencia de las trabajadoras ante las empresas, la represión estatal y la presión social, sino también la reivindicación de la liberación y el camino hacia la igualdad de género. Una vecina que vivió aquello en primera persona expresa: «Sufrimos represalias por manifestarnos, como el cambio del lugar de trabajo o el empeoramiento de nuestras condiciones. Sin embargo, seguíamos pidiendo mejorar nuestros horarios, tener el mismo salario que los hombres o un transporte en condiciones».

Concentración de trabajadores en talleres Induyco
Concentración de trabajadores en talleres InduycoLa Razón

A medida que avanza el recorrido, el barrio experimenta un notable desarrollo intelectual y una mayor conciencia de su entorno. Lo que fue un asilo de indigentes y ahora es el centro de inserción Victoria Kent, funcionó como la cárcel de Yeserías, principalmente de presos políticos. Pero, sobre todo, fue uno de los orígenes del Movimiento Democrático de Mujeres, la red en la que manifestaban las malas condiciones de sus maridos en la cárcel. Allí redactaron algunas novelas escritoras como Lidia Falcón o Eva Forest. Y muy cerca, lo que un día fue un campo de concentración hoy es el centro educativo Miguel de Unamuno; en la plaza Carlos V se asienta la primera guardería laboral, resultado de la Asociación de Amas de Casa; y los edificios que actualmente vemos son la consecuencia de la ley de Urbanismo en 1960, cuando se tiraron las chabolas y comenzó el proceso de gentrificación. Hasta hoy, siendo otro de los distritos que no queda exento de la llegada de gente joven, nuevos comercios y el encarecimiento del nivel de vida.