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Renovables y eléctricos: un tándem que funciona

Pese a la falsa creencia de que todos los enchufables usan energía generada por carbón, electrificar el transporte es la clave para reducir el efecto invernadero

Electrificar el transporte por carretera y aumentar la generación mediante energías renovables son las claves para reducir los gases de efecto invernadero
Electrificar el transporte por carretera y aumentar la generación mediante energías renovables son las claves para reducir los gases de efecto invernaderolarazonLa Razón

ero emisiones durante su circulación, una conducción sin ruidos, posibilidad de circular por los centros urbanos sin restricciones, ahorro energético… Las ventajas de los vehículos eléctricos (VE) son numerosas y eso explica que las ventas de estos modelos sigan creciendo en el parque móvil español. Este año se han adquirido 15.167 vehículos de este tipo, según los últimos datos de la Asociación Empresarial Para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (Aedive). Se prevé que para 2030 circulen en España unos cinco millones. Pese a sus grandes cualidades, todavía existen dudas sobre la movilidad eléctrica. Algunas de ellas giran, aún hoy, en torno a la procedencia de la generación de la energía eléctrica y la disponibilidad de puntos de recarga.

Impacto mínimo, y bajando

Para analizar este fenómeno se habla de emisiones «de pozo a rueda». Es decir, las que expulsa un vehículo incluyendo las que emite al generar la energía que lo mueve. Ésta depende de la energía que el usuario tenga contratada y, en algunos casos, del mix energético del país, que es la combinación de las distintas fuentes de las que obtiene su energía: combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas natural) y energías renovables (eólica, hidráulica, fotovoltaica). Pues bien, con el mix de la Unión Europea, las emisiones de los vehículos eléctricos a lo largo de todo su ciclo de vida son un 17-21% más bajas que las de un diésel y un 26-30% inferiores a las de uno de gasolina, según un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente, publicado en 2018. Matizan, además, que si la energía de recarga saliera de parques eólicos las emisiones serían casi un 90% menores que las de un coche convencional.

El año pasado, el consumo eléctrico en Europa presentaba una intensidad en carbono de 296 gramos de CO2 por kW a la hora (kWh), y esta tendencia a la baja sigue en curso. Hoy en día, un vehículo recargable emite 60 gr de CO2 por kWh según Eurelectric (organización que representa a la industria eléctrica europea), menos que cualquier coche que utilice combustibles fósiles. En todos los países en los que el contenido de CO2 sea menor de 600 gr por kWh (como es el caso en 26 países de la UE), los eléctricos presentan emisiones muy inferiores a las de un motor de combustión.

Con todo, se ha extendido la falsa generalización de que todos los VE utilizan electricidad «sucia», generada por carbón. Esto lleva a los usuarios a creer que reemplazar un vehículo tradicional por uno con batería es ineficaz porque, al final, contribuyen a que el humo que no emerje de sus tubos de escape salga por las chimeneas de una central térmica. Sin embargo, la generación renovable peninsular superó en 2018 el 40% del total, según datos de Red Eléctrica de España.

Hoy día es posible cargar el coche con energía limpia en función del proveedor elegido. En nuestro país contamos con el ejemplo de Iberdrola, la primera compañía que cede el control al cliente sobre su suministro de electricidad para que pueda seleccionar el origen de la energía verde que consume, a través de una solución que han bautizado como Energy Wallet. Eólica o hidroeléctrica, toda la energía producida por estas plantas es 100% renovable y cuenta con Garantías de Origen sostenible (GdOs) emitidas por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). «Esta iniciativa sitúa al consumidor en el centro de la innovación tecnológica y contribuye a hacerle partícipe del cambio hacia un modelo energético limpio y sostenible», explica Raquel Blanco, directora de Soluciones Smart en Iberdrola.

Para garantizar una movilidad sostenible, la compañía cuenta con diferentes soluciones de recarga llamadas Smart Mobility. Tanto en el hogar como en la red de puntos desplegada en vía pública por Iberdrola, los conductores pueden acceder a una recarga de energía procedente de fuentes de generación limpia, «que procede solamente de fuentes renovables», explica Carlos Pérez Villegas, jefe de producto de Smart Mobility de Iberdrola. Con ella, «el cliente puede moverse con cero emisiones tanto en el traslado como en la recarga y si lo desea, nuestros técnicos adecuan la instalación eléctrica en su hogar o empresa», continúa. Quien emplee esta solución «generará y utilizará energía libre de emisiones CO2, reforzando su compromiso medioambiental. Movilidad y renovables deben cobrar una mayor importancia cuando trabajan juntas y avanzan en paralelo», concluye.