Medio Ambiente

Chequeo a la salud medioambiental del planeta

La crisis sanitaria ha dejado algunas lecciones que se podrían aplicar a la crisis climática. Por ejemplo, la prevención. Ahora que la recuperación está próxima, la pregunta clave es si definitivamente será capaz la Humanidad de reverdecer la economía, cambiar el modelo productivo, alcanzar los ODS y hacer por fin las paces con la Naturaleza

WWF aboga por un giro hacia modelos alimentarios sostenibles
WWF aboga por un giro hacia modelos alimentarios sosteniblesWWF

«Si hubiéramos cumplido antes con los ODS habríamos estado más protegidos frente a la pandemia. Sabemos, por ejemplo, que la contaminación atmosférica empeora los índices de contagio», exclama Víctor Viñuales, director de la Fundación Ecología y Desarrollo cuando e le pregunta por la situación actual. Algo parecido decía a finales de 2020 Antonio Guterres, secretario general de la ONU: «Estamos librando una guerra suicida contra la Naturaleza».

Durante la crisis sanitaria ha quedado en evidencia que la salud del planeta y la humana está vinculadas. La Organización Mundial de la Salud calcula que existen más de 200 zoonosis y que más del 70% de las que afectaron al ser humano en los últimos 40 años fueron transmitidas por animales salvajes. Para la ciencia está claro que a menor biodiversidad, mayor es la capacidad de propagación de patógenos.

Sin embargo, «durante la crisis sanitaria también hemos visto lo útil que es la prevención. Ha sido como un infarto masivo de nuestra forma de vida y ahora hay que aprovechar para cambiar nuestro modelo económico. La mejor forma de hacerlo es apostar por cumplir con los ODS, esas 17 cajitas que, sin embargo, están muy interconectadas. Hay que actuar en todas ellas y no pensar que porque vivamos en ciudad de interior, no nos afectan aquellos que tienen que ver con el océano. La pesca que llega a Madrid viene del Atlántico y sus aguas terminan en el mar y pueden contepatologías ner microplásticos. Es esta visión parcial la que nos ha conducido a esta situación», concluye Viñuales.

En la UE, la Comisión ha dejado claro el camino de la recuperación: la salida debe ser verde si se quiere crear una economía robusta y generar empleo. De ahí salen los fondos Next Generation y el pacto Verde. Cambiar todo el modelo productivo es todo un desafío, según qué sectores. Solo por poner un ejemplo, en un año normal se rehabilitan en España 5.000 viviendas. Ahora hay encima de la mesa un plan que supone rehabilitar hasta cinco millones de viviendas en solo tres años. Esto supone un esfuerzo tanto para la administración como para el capital privado.

RENOVABLES Y SUELO

Siempre se ha considerado que las renovables eran la solución a la transición ecológica. Por eso se han fijado unos objetivos tan ambiciosos. Si de fotovoltaica hay instalados 12.550 MW la idea es llegar a los 39.181 MW en 2030, es decir aumentar un 212%. En cuanto a la eólica tenemos unos 27.687 MW ya en funcionamiento y el objetivo está fijado en unos 50.333 MW.

Parecen buenos tiempos para las renovables, consideradas también fundamentales para abaratar el precio de la luz. Sin embargo, no es todo de color de rosa. «Nos encontramos en plena vorágine de inversiones. Para hacerse a la idea del boom, basta pensar que hay puntos de acceso concedidos para un equivalente a 102.000 MW, mucho más de lo que se necesita para 2030. Esto está provocando cierto rechazo social, también debido a la ocupación de superficie que suponen ciertos macroproyectos», explica Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Renovables. Solo en Murcia ahora mismo hay más superficie dedicada a fotovoltaica que a invernaderos y de seguir creciendo el sector, para 2030 puede ser tres veces superior a este. «Málaga ha pedido moratorias para las renovables, Cataluña ha actuado de forma parecida. ¿Qué esta pasando? Pues que parte de esos desarrollos ocuparán terrenos dedicados a la agricultura o la ganadería en el caso de la fotovoltaica y en el caso de la eólica que están cerca de parques y zonas naturales protegidas causando daños en la avifauna, etc.», explica Ferrando.

El sector está buscando las mejores soluciones para que su desarrollo sea sostenible. Una de las alternativas de las que más se habla es de la hibridación de parques, es decir, utilizar las instalaciones eólicas en terrenos donde llega el viento para introducir panales fotovoltaicos e integrar las dos producciones en un mismo sitio.

BOOM DEL AUTOCONSUMO

Otra de las materias clave tanto para la transición como para evitar la ocupación de terreno es el autoconsumo. Los ratios de instalación en España se sitúan ahora mismo en los 700 MW al año. Si se tiene en cuenta que gran parte de ellas son para consumo doméstico, por tanto se trata de instalaciones de menos de 3 kW, se ve claramente el buen ritmo de instalaciones que lleva España. «Es una buena inversión para todo el mundo. Primero, se reducen las pérdidas al acercar la producción al punto de consumo y segundo se incentiva el ahorro energético. Si produces tu propia energía reduces tu gasto, explica Ferrando. Sin embargo, desde este organismo consideran que lo ideal sería instalar hasta 1.500 MW cada año, si lo que se desea es que para 2030 el 10% de la energía que se genera en España provenga de autoconsumo. Pero para eso todavía hay que superar, dicen, ciertas barreras administrativas. «En Portugal las instalaciones de menos de 4 kW se consideran electrodomésticos. Eso significa que puedes comprar los paneles fotovoltaicos en un centro comercial e instalarlos sin necesitar ninguna autorización administrativa, porque ya viene homologada de origen. Por otro lado, para las instalaciones de más de 15 kW aquí todavía hay que pedir permiso a las distribuidoras para poder evacuar a la red, lo cual no parece tener mucho sentido si se tiene en cuenta que esos clientes ya tienen esta potencia contratada para recibir energía. La tramitación sigue siendo difícil», explica el experto.

SOLUCIONES BASADAS EN LA NATURALEZA O GEOIGENIERÍA

Si no respiramos, morimos en escasos minutos; si no bebemos, en pocos días y si no comemos, en algunas semanas. Somos animales y dependemos de la naturaleza. «Nuestro pecado es siempre la soberbia. La naturaleza es más vieja y más sabia. De hecho, en el medio natural no sobra nada, en el sistema económico lineal que el hombre ha inventado generamos un montón de residuos. La salida viene, como dice la ONU, de hacer las paces con la Naturaleza, ser más humildes y aprender de ella. Es lo se llama biomímesis o soluciones basadas en la naturaleza. En ella se inspira la economía circular o ciertas ideas como la de reverdecer las ciudades. Una forma de dulcificar el clima de las ciudades es apostar por tejados y zonas verdes, antes que poner un paraguas que tape el sol», dice Viñuales.

Reforestar o aumentar la materia orgánica de los suelos para que aumente la capacidad del planeta de absorber este exceso de CO2 forman parte del catálogo de soluciones naturales para salir de la crisis climática. Frente a ellas hay propuestas técnicas de geoingeniería de lo más variopintas. Por un lado, se trata de gestionar la radiación solar, esto se traduce en intentar reducir las cantidades de energía solar absorbida por el sistema climático. Para ello se ha propuesto instalar espejos en el espacio, inyectar aerosoles estratosféricos, aumentar el brillo del océano o las nubes, incluso aclarar el color de los tejados de las casas. Por otro, está la captura o retirada del dióxido de carbono. Existen unos 20 proyectos en todo el mundo que actualmente capturan y absorben 40 millones de toneladas de CO2 al año, aunque el IPCC afirma, por ejemplo, que solo con incrementar la superficie forestal del planeta en 1.000 millones de hectáreas, una extensión equivalente a Canadá, se cumpliría con los acuerdos de París.

EMPRESAS VERDES

El empuje no es solo normativo, también los mercados y las empresas están cambiando. «Hemos visto que la economía de los combustibles fósiles ha llegado a su fin. También las empresas petroleras se han dado cuenta y están cambiando totalmente su modelo de negocio. Nos encontramos justo en ese giro. El 30 de junio de 2020, hace justo un año, se cerraron tres centrales térmicas de carbón en España y algunas de ellas se van a transformar en plantas de generación de hidrógeno o de producción fotovoltaica. El sector de la automoción también está volcado con la movilidad eléctrica. En general la sostenibilidad era algo que se veía como de gente alternativa. Ahora para todas las empresas es la única alternativa. Las decisiones empresariales están orientadas hacia ella, primero por las normativas que cada vez son más exigentes, pero también por los ciudadanos que cada vez son más responsables con sus compras. El leit motiv de las marcas ya no puede ser el mismo que en el siglo XIX cuando lo único que interesaba era la cuenta de resultados. Ahora todas las actividades tienen que reverdecerse» comentan desde Ecodes.

AGUA

Es junto a la agricultura uno de los recursos clave en todo este proceso de transformación. Tanto es así que incluso ha empezado a cotizar en los mercados de futuro de Wall Street.

Las masas de agua y su calidad impactan en la biodiversidad y no solo, los ecosistemas acuáticos también realizan otras servicios como la captura de CO2, además de ser imprescindibles para el cultivo. Algunos estudios señalan que entre 1997 y 2011, se perdieron servicios de los ecosistemas por valor de entre 4,3 y 20,2 mil millones de dólares al año en todo el mundo debido a la pérdida de ecosistemas acuáticos o el empeoramiento de su estado de salud. En el caso de España se calcula que se ha perdido el 60% de humedales solo en el siglo XX. La proporción de cuencas hidrográficas que están sufriendo cambios significativos en su extensión han pasado del 12% en 2015 al 20% en 2020, una muestra más del agravamiento de los efectos del cambio climático, según datos de la Fundación Global Nature. Por otro lado, hace unos días se alertaba de que el 75% del suelo en España sufre riesgo de desertificación. En nuestro país contamos con 30.000 km2 más de superficie semiárida principalmente en el Valle del Ebro, el sudeste peninsular y Castilla-La Mancha.

El campo es el gran usuario del agua. En España, por ejemplo, consume aproximadamente el 70% del recurso. Unos 4.000.000 de hectáreas se riegan cada año para hacer crecer cereal, frutas y hortalizas o arroz. Pero es que además, la Agencia Europea de Medio Ambiente señala a la agricultura como una fuente importante de presión sobre las aguas y dice que el 50% de las aguas superficiales y el 25% de las subterráneas no alcanzan un buen estado de salud. «La producción agrícola podría verse afectada provocando que algunos cultivos sean más idóneos cada vez más al norte», alerta.

Con este puzzle encima de la mesa parece inevitable aplicar ciertas medidas que indica Europa como la reducción de al menos un 20% el uso de fertilizantes para 2030 o devolver a la naturaleza el 10% de la superficie agrícola en paisajes de gran valor ecológico. Esto es al menos lo que defienden las organización conservacionistas, con más ímpetu si cabe estas semanas tan ajetreadas para la gestión futura del agua. «Por una parte, los Planes Hidrológicos han salido a consulta pública. Es la última oportunidad para cumplir con la Directiva Marco de Agua que dice que el 100% de las masas de agua de los estados miembros debe estar en buenas condiciones. Ahora estamos entre el 40 y el 45%. Tanto los planes como los fondos de Europa deberían ir destinados a mejorar su calidad, por ejemplo, a través de la depuración (asunto por el que España ya tiene una condena). Por otro lado, está la sentencia histórica de Doñana que condena a España por no tener en cuenta las extracciones ilegales de agua para cultivo de frutos rojos cerca de esta zona protegida.

ECOAGROLOGÍA

Han sido tres años de negociaciones, pero parece que, por fin, las instituciones europeas se han puesto de acuerdo en la futura Política Agraria Común (2023-2027). Y si bien desde los organismos administrativos todo son buenas palabras y felicitaciones, lo cierto es que la nueva PAC no termina de convencer a las organizaciones ecologistas y tampoco a lo agricultores.

Por un lado, «se ha decidido destinar un 25% del primer pilar (pagos directos) a los ecoesquemas. Por otro lado, la PAC incluirá la condicionalidad social, es decir, solo las explotaciones que respeten los deretodo chos laborales recibirán ayudas agrícolas. Además, los Estados miembros repartirán al menos el 10% de las ayudas a las explotaciones agrícolas más pequeñas y al menos un 35% de las ayudas del segundo pilar (Desarrollo Rural) se destinarán a cuestiones medioambientales», cuenta en un reportaje la agencia Efe.

Los agricultores creen que esta ambición medioambiental debe ir acompañada de rentabilidad para el sector. Y es que han sido varias las organizaciones que consideran que falta dotación presupuestaria para acompañar estos cambios den el modelo productivo y por otro lado, temen que estos puedan restar competitividad respecto de terceros países sobre sino se les obliga a cumplir con las mismas medidas de control a la hora de importar. «Al final, esta PAC no va a tener que alinearse con el Pacto Verde Europeo. Entonces ¿qué sentido tiene? Es necesario hacer un giro hacia modelos alimentarios sostenibles y resilientes. En estos momentos tenemos la oportunidad, y puede ser de las últimas que tengamos, para apostar por un modelo agroecológico y familiar claro. No se debería usar los fondos de recuperación para potenciar aun más los modelos de producción industrial, sino aquellos que son buenos para la naturaleza. Hay que dar prioridad a la agricultura ecológica, pero también actuar en el resto del sector, tanto en la distribución como en el consumo», dice Celsa Peiteado, responsable del Programa de Alimentación de WWF.

Ambición

Los ecologistas abogan por un aumento en las ayudas para la ganadería extensiva y la agricultura ecológica y apostar por cultivos beneficiosos para el suelo, como las legumbres o para los polinizadores, incluyendo flores entre los cultivos. «La administración debería incluir criterios de sosteniblidad en sus compras públicas para hospitales o colegios. Se deberían potenciar canales de venta cortos, recuperando mercados de abastos o mataderos municipales; hacer campañas para moderar el consumo de carne, y actuar contra el malgasto alimentario», afirman desde WWF.