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Medio Ambiente
Satélites que previenen pérdidas de agua
Acciona ha desarrollado un sistema que combina imágenes de satélite con datos de radar e inteligencia artificial para «ver» fugas
Carlos Crespo, responsable del skill center de robótica e inteligencia artificial de Acciona, y su equipo están acostumbrados a moverse con las más novedosas tecnologías, a estudiarlas y encontrar su mejor aplicación. Como dice el técnico, su labor en la compañía se centra en encontrar soluciones tecnológicas o robóticas a los problemas que le presentan desde las diferentes áreas de negocio de la multinacional.
Una de las últimas peticiones con las que se ha encontrado llegó de Chile. Los técnicos de la desaladora de Copiapó, una de las más grandes construidas y operadas por Acciona, buscaban una forma alternativa de revisar posibles fugas en las canalizaciones. Y es que para alimentar a esta zona del desierto de Atacama con agua dulce esta enorme instalación lleva el recurso ya desalado desde el nivel del mar hasta más de 2.000 metros de altitud por dos grandes tuberías. Hasta ahora quien revisaba los ductos eran técnicos desde una furgoneta. Una maniobra nada segura ni sencilla ya que, entre otras cosas, el agua transita a bastante presión.
Tras valorar varias opciones, el grupo de robótica decidió hace unos meses combinar varias tecnologías punteras como la imagen de satélite y la inteligencia artificial para detectar fugas de forma temprana. El resultado es el desarrollo de un sistema de análisis de datos de satélite capaz de vigilar el buen funcionamiento de cualquier infraestructura de forma remota.
Los llamados nanosatélites están revolucionando el panorama de la industria aeroespacial. Este cambio de paradigma se conoce por el nombre de New Space y se base en pequeños satélites mucho más baratos y rápidos de lanzar al espacio. Las aplicaciones de estos aparatos son innumerables y van desde la vigilancia de bosques y zonas forestales, al control de inundaciones o la vigilancia de zonas costeras o fronterizas. En este caso, servirán para buscar puntos de pérdida de agua.
En el proyecto de Copiapó, Acciona, por un lado, combina imágenes gratuitas provenientes de satélites públicos como el Sentinel I y II. Estos dos aparatos pertenecen al programa Copernicus de la Agencia Espacial Europa (ESA) y de ellas extraen «fotos» de una resolución resolución de unos 10 metros y una anchura total de 290 km. A esto le suman imágenes de mayor resolución de otros satélites de compañías privadas –que operan aparte de las grandes agencias espaciales–. El catálogo de información sobre el terreno se completa con datos provenientes de radar que les sirven para detectar humedad con mucha precisión.
Lo novedoso es que a todas esta fotos se les aplica un algoritmo de Inteligencia Artificial entrenado para detectar fugas. Para ello, y antes de nada, han tenido que enseñar al algoritmo, qué información hay en las fotos susceptible de concluir que en algún punto del desierto se está produciendo una pérdida de agua. ¿Cómo lo han hecho? Recurriendo a una técnica algo más manual. «Es curioso cómo se combina lo artesanal con la tecnología punta: para probar este sistema de manera sostenible y eficiente, mandamos a un camión a verter agua en varios puntos del desierto. De esta manera, con una pequeña cantidad de agua vertida, entrenamos a nuestra inteligencia artificial para detectar fugas que supondrían desperdiciar miles de litros de agua», explica Crespo.
A primeros de 2022 estará listo en Copiapó este sistema de detección de fugas temprano, en el que han contado con la ayuda del CSIC y de varias start-ups españolas y británicas. Sin embargo, se espera que este sea el primer contrato de Acciona en el que se utilice esta combinación de soluciones. «Los satélites son una gran oportunidad, porque son globales. Es decir, que con la misma tecnología se puede controlar una infraestructura en Chile y otra en Australia sin tener que mandar a ningún equipo. Entre sus ventajas están que disminuye la peligrosidad para los trabajadores, además de evitar las emisiones de vehículos de transporte. También ayuda a localizar pérdidas de agua y ahorrar energía potenciando la mejora de la eficiencia», dice Crespo.
Turbidez
Como ejemplo para entender cómo puede ayudar esta tecnología a mejorar la eficiencia en la producción de agua dulce, basta pensar en alguna de las desaladoras que tiene la firma en Qatar. «En esta zona hay momentos del año en que el agua del mar tiene mayor turbidez debido a la concentración de algas. Si logramos detectar estas mareas podemos preparar nuestras plantas para esos eventos», detalla el técnico de robótica e inteligencia artificial.
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