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Medio Ambiente

Sequía

Ramón Tamames
Ramón Tamames Cristina BejaranoLa Razón

Por fin vamos enterándonos de que estamos en situación de sequía en más de media España. Por la falta de precipitaciones en prácticamente todo lo que va de año hidrológico, con un nivel del 44% en los embalses (cuya capacidad es de 63.000 Hm3); muy por debajo de lo normal en estas fechas. Con la particularidad de que la falta de lluvias se aprecia sobre todo en la mitad sur, cuencas del Tajo, Guadiana y Guadalquivir.

Ya sabemos que en España puede haber cuatro o cinco años de sequías importantes dentro de un ciclo de catorce, y que algunas de ellas pueden ser muy pronunciadas en ciertas áreas. Como ahora sucede en ciertas áreas: las extensas marismas del Guadalquivir absolutamente secas, y las lagunas, desaparecidas, del Parque Nacional de Doñana.

Ante esa situación, en vez de tantas políticas superfluas como vamos viendo en nuestros órganos parlamentarios a escala nacional y de las autonomías, el buen gobierno exigiría una mayor preocupación por el tema en cuestión. Con mejoras en los sistemas de riego, contadores en todos los usos de agua industriales y de consumo humano, reutilización, depuradoras que funcionen normalmente, buen estado de los trasvases, canales, etc. Echándose de menos un Regulador Nacional del Agua para su mejor aprovechamiento.

Pero la verdad es que sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena (o cuando no truena, como es ahora el caso, por la falta de riego celeste). Pero esa negligencia hay que curarla: porque las cada vez más fuertes escaseces hídricas que nos depara la naturaleza tienen mucho que ver con el calentamiento global y el cambio climático.

No vamos ahora a resucitar a Joaquín Costa, para impulsar una nueva política hidráulica. Pero sí tenemos que pensar más, y prepararnos mejor, para lo que puede venir. La cosa es seria.