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Medio Ambiente
Síntesis estival
Este será el último artículo de “Planeta Tierra” antes de la habitual pausa del verano profundo: durante varias semanas estaremos expectantes, pero no escribientes, sobre el medio ambiente y la economía verde en España.
En ese contexto, me dolería dejar lo que ha sido la primera parte del verano sin algunas conclusiones de urgencia, casi obligatorias. Porque el estío de 2022, que realmente se anticipó a mediados de la primavera, ha tenido un carácter premonitorio. Ya no puede hablarse de que habrá ciclos inmediatos de alzas y caídas térmicas: la pura realidad es que estamos en acelerado cambio climático, con un calentamiento global preocupante por sus consecuencias.
Por primera vez en la vida del autor, se habla en términos muy concretos de la más grave sequía en Francia, con mucho más de la mitad de sus noventa departamentos faltos de lluvia. Y lo mismo sucede en Italia, especialmente en su parte más húmeda del Norte. Y otro tanto está sucediendo en toda la Europa ahora monitorizada en su sequía e incendios por la NASA.
Sirva este artículo, como de final de curso, para señalar que durante un otoño tal vez más plácido no podemos olvidarnos de los incendios forestales hasta el año que viene: no puede ser. El Congreso y el Senado, como expresivos de la soberanía popular, han de comprometerse en una inmediata conjunción de responsabilidades, para articular una nueva política forestal, a fin de conservar el tesoro de nuestros bosques. No se trata de unas pocas medidas por aquí y por allá, añorando los tiempos en que las zonas rurales y las áreas de florestas no estaban en despoblación.
Se trata de algo decisivo: que estamos ante una nueva situación, de máximo peligro, que ha de afrontarse con resolución y pleno conocimiento en su inmensa gravedad: ¡no te duermas, España; despierta, espíritu de ICONA!
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