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Medio Ambiente

Findestío (II)

Ramón Tamames
Ramón Tamames Cristina BejaranoLa Razón

«Decíamos ayer»…, la semana pasada, en el artículo «Findestío I», que el descanso anual cabe entenderlo como un paréntesis estival más o menos largo. Pero, personalmente, estimo que en materia de reposos lo que más se necesita es el acceder cotidianamente a un buen «no hacer», durante un par de horas; o discurrir ese tiempo en una pensada que no sea de trabajo y que sí ocupe la mente en alguna cosa deseable.

En esa línea de entretenimiento, el teléfono inteligente ofrece, sobre todo a los jóvenes, posibilidades ilimitadas de apartarse de la realidad. Unas veces leyendo algún artículo, lo último del Financial Times, o buscando, ya sin encontrarlo, un artículo de prensa lleno de ironía y divertimento. Como los que semanalmente escribía Art Buchwald en otros tiempos, y de los cuales yo no me perdía ni uno: deslizándome en el artículo como en un «dolze far niente», con risa garantizada al final. Y al recuerdo en esos avatares, nos viene a la mente Paco Umbral, que fue casi «el final de una especie en vía de extinción».

Es difícil tener, cada día, un comentario con chispa, que nos haga meditar sobre las muchas facetas de la vida. Cuando predomina el periodismo del porcentaje en lo económico, el alarmismo en el tratamiento de lo político; y sin tener lecturas analíticas que iluminen zonas generalmente oscuras en los sucesos de cada día, que animen la controversia, rompiendo la sospechosa calma de aburrimiento y desinterés.

Son estas algunas reflexiones sobre la marcha del findestío. No las tomen Vds. muy en serio, queridos lectores: son como la queja que surge instintiva de quien no encuentra respuesta ingeniosa, y discutible, de un entorno que hoy por hoy no parece ofrecer más cera que la que arde.