
Verde
La gestión forestal, clave en los incendios de California
El estado cuenta con un programa de quemas prescritas para lograr una vegetación más resistente a fuegos cada vez más frecuentes por un clima más seco y fuerte viento

California sigue bajo estado de alarma. El episodio de incendios que ha azotado el estado, causando hasta ahora la muerte a 25 personas y pérdidas de 150.000 millones de dólares, no se da del todo por cerrado, pero ya se considera uno de los desastres más graves de la historia reciente del estado.
Comparte con otros incendios forestales factores como un clima seco y episodios de fuertes vientos, pero ¿explica esto por sí solo las dramáticas imágenes que han dado la vuelta al mundo? Para Robert York, codirector del departamento de Bosques de la Universidad de Berkeley (California), se trata de «una combinación de clima, topografía (pendientes pronunciadas) y combustible (vegetación seca). Y en este caso particular el viento, que ha sido el factor más determinante». Los llamados vientos de Santa Ana o «del diablo» son eventos habituales en esta zona. Aire seco que corre cuesta abajo a gran velocidad y que en algunos puntos llegó a superar los 150 km/h propagaron las llamas rápidamente dificultando las labores de los bomberos, quienes también se encontraron con que tenían que combatir cinco focos a la vez. «Este año se había previsto que podría haber entre nueve y 11 días de Santa Ana y más o menos se está cumpliendo la previsión. Además, uno de los incendios, el de Palisade, arrancó justo cuando se iniciaba uno de estos episodios de viento. Por otro lado, este año se nota la influencia de El Niño; el invierno ha sido extremadamente seco. Durante los meses anteriores llovió lo que hizo crecer el pasto que luego se ha secado convirtiéndose en combustible para el fuego. Una vez que comienza el incendio, si soplan unos vientos a las velocidades que se han registrado es muy difícil la extinción», matiza Javier Ramírez, presidente de la empresa Technosylva, quien trabaja para el gobierno de California en prevención de incendios.
La configuración del terreno, «muy parecida a la del litoral Mediterráneo, con grandes desniveles en el terreno, grandes alturas y barrancos, hace que los vientos alcancen todavía más velocidad. También se ha apuntado a la urbanización y es que muchas de las construcciones afectadas se encuentran en una zona de transición hacia un área forestal. Si además se tienen varios focos, la labor de los bomberos pasa de controlar el incendio forestal a un asunto de protección civil, como es la protección de las casas», apunta también Rut Doménech, investigadora de la Fundación Pau Costa y coordinadora del Programa de Monitoreo de Quemas Prescritas de California. Este programa arrancó en 2019 y cuenta con la Universidad de California y los Bomberos del Estado (Calfire). El objetivo del proyecto es «volver a introducir el fuego dentro de estos ecosistemas, de chaparral o arbusto bajo y bosques de coníferas, como medida de prevención, para que sean más resilientes. Es una medida de gestión forestal con la que se quiere alcanzar en 2025 unas 280.000 hectáreas», comenta la técnico. Y es que una de las razones a las que se apunta como causa de tanta virulencia es precisamente la falta de gestión forestal. «Cuando llegó el hombre blanco, hace unos 150 años, se eliminó el fuego. El indio americano antes hacía quemas prescritas, pero el europeo instauró una política de exclusión total del fuego y ahí es cuando empezaron los problemas porque empezó a crecer el «combustible». Ahí es cuando se originan los incendios de alta intensidad para los que el bosque no está adaptado», continúa Doménech.

Una gestión forestal que también conviene hacer en España, recuerdan los consultados, donde ha habido un gran abandono del campo. De hecho, un estudio publicado esta semana por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) apunta a la necesidad de recuperar los cinturones agrícolas. En la Región Metropolitana de Barcelona podría disminuir un 30% la conectividad del fuego en caso de incendio.
Además de acercar las casas a las zonas forestales, la construcción de las viviendas en madera, tradicional en EE UU, tampoco ha ayudado. «En Estados Unidos se construye mucho con madera porque es rápido, barato, eficiente y las construcciones tienen buena resistencia a los terremotos. Además, con tratamientos adecuados pueden ser ignífugas. En 2007 hubo un incendio muy devastador en el sur de California y se creó una norma de construcción que exige determinados tratamientos a las casas a la madera para evitar que puedan arder tan fácilmente como hemos visto. El problema es que casi todas las que se han destruido son anteriores a esta fecha; las que estamos viendo calcinadas son de los años 50 y 60 y están situadas en la zona de crecimiento de Los Ángeles. Pero es que, además de la casa, los propietarios construyen cobertizos, zonas de barbacoa… luego tienen plantas y son especies para dar sombra o decorar»” matiza Javier Ramírez, quien además reside desde hace años en San Diego.
También ha llamado la atención mediática que algunas especies de árboles permanecieran de pie tras el paso de las llamas, mientras las casas aparecían calcinadas. Pues bien, como explica Robert York desde Berkeley: «Los árboles pueden ser relativamente resistentes al fuego. Muchos de ellos se han adaptado para resistir el fuego y cuentan con cortezas gruesas y follaje resistente. La humedad interna puede ser alta incluso después de un período seco porque tienen acceso a aguas profundas».
Piroceno
Ya hay estudios que relacionan el evento con el cambio climático. El grupo de investigación internacional Climameter publicaba un estudio esta semana en el que concluyen que «las condiciones meteorológicas similares a las que desencadenaron los incendios forestales de California en enero de 2025 son 5°C más cálidas, 3 mm/día (hasta un 15%) más secas y hasta 5 km/h (hasta un 20%) que en el pasado». Para algunos medios estos incendios recuerdan a los grandes fuegos sufridos en Canadá o Alaska y señalan una nueva edad en la relación entre hombre y fuego, la era del piroceno o fuego desbordado. «El cambio climático afecta de manera distinta al sur de California, donde tenemos cada vez más eventos de vientos extremos y otoños más secos. Mientras que en el norte del estado se verifican otros problemas como la proliferación de plagas en los bosques de coníferas. Estas plagas se están expandiendo y debilitan tanto los árboles que cuando se produce un incendio se encuentran sin defensa y arden sin control», matiza Ramírez.
Las aseguradoras se van del estado
En el estado de California asaguradoras como State Farm han dejado de ofrecer seguros de hogar por el riesgo creciente de eventos extremos. «Ha habido muchos incendios destructivos en los últimos años, por ejemplo en 2018 (Camp Fire), 2020 (August Complex Fire provocado por rayos) o el de 2021 (Dixie Fire). En 2020 hubo hasta 600 eventos de rayos. Aun no se sabe cuál ha sido el origen de estos incendios, aunque la experiencia nos dice que suele ser antropegénico. En cualquier caso, lo importante es que las aseguradoras no saben muchas veces calcular los riegos reales y sus costes», explica Javier Ramírez, quien trabaja con su empresa en ayudar a definir dichos riesgos.
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