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Verde

Insectos, la proteína alternativa que se instala en España

En 2024 abrirá en Salamanca la mayor planta del mundo de gusanos de la harina. Europa autoriza su consumo y el de otros tres insectos

Macrogranja de gusanos en Salamanca
Del gusano de la harina se puede obtener productos para la alimentación humana, pienso para animales, fertilizantes naturales para agricultura y quitosano para hacer bioplásticos, etc...Cedida

La UE tiene una fuerte dependencia de las importaciones de productos vegetales de alto contenido proteínico procedentes de terceros países, así habas de soja y soja triturada vienen de los Estados Unidos y América del Sur. Especialmente en América, esta dependencia suele ser motivo del cambio de uso de la tierra y de un aumento de la huella hídrica». Así dice un reciente informe elaborado por el comité de Agricultura del Parlamento Europeo que propone una hoja de ruta para abordar esta falta de autonomía estratégica europea en el ámbito de las proteínas. El comité señala que más de dos tercios de las proteínas vegetales de la UE son importadas; apenas el 30% de las proteínas vegetales, utilizadas principalmente en la alimentación animal, se producen aquí, mientras que las cifras de la soja son aún mayores: el 90% procede de Brasil o Estados Unidos.

«La UE está diseñando su estrategia y estudiando de dónde sacamos nueva proteína. Este reciente texto nombra los insectos junto a las leguminosas y a otras proteínas vegetales. Es todo un logro », explica Fran García, portavoz de la empresa de biotecnología Tebrio. Esta firma lleva desde 2014 trabajando en España en la producción de insectos, concretamente del Tenebrio Molitor o gusano de la harina, y está ultimando los detalles para la apertura de una granja de insectos en Salamanca con capacidad para producir hasta 100.000 toneladas de estos animales. El complejo, que ha supuesto una inversión de cien millones de euros comenzará su actividad en 2024 previsiblemente.

Proteína transformada
Proteína transformadaCedida

De estos animales se obtienen diferentes productos en función de la fase de desarrollo en la que se encuentren; se extrae desde proteína y grasa de los estados larvarios a quitosano cuando ya se han transformado en escarabajos. «Obtenemos productos para alimentación animal, biofertilizantes con los residuos de los insectos y quitosano, sobre todo, de las conchas de los escarabajos. Además de piensos o snacks se puede comercializar un nutriente natural para los suelos, fabricar bioplásticos o tratar aguas residuales. Uno de los productos que más proyección tiene es el biofertilizante, hecho a partir de las excrementos de los insectos, porque supone una alternativa a los químicos. La UE quiere reducir su uso un 50% para 2030», explican desde de la firma. La forma de criar y el proceso de fabricación es, en parte, secreto industrial, pero sí se conocen algunos detalles como que se crían en vertical, en barquetas y que los insectos están sobre un sustrato de salvado. «Las alimentamos con los subproductos de otras industrias como el de las harinas vegetales», comenta García.

Bioplásticos
Bioplásticos Cedida

La comercialización de insectos en Europa empezó en 2018 y a día de hoy se pueden comprar las larvas del gusano de la harina (Tenebrio y en polvo; la langosta migratoria( Locusta migratoria ), en forma congelada, desecada y en polvo; el grillo doméstico (Acheta domesticus ): en forma congelada, desecada, en polvo y polvo parcialmente desgrasado, y las larvas de escarabajo del estiércol (Alphitobius diaperionus), en forma congelada, en pasta, desecada y en polvo. Algunas empresas están produciendo barras energéticas,snacks, harinas y pastas a base de proteína de insectos. Sin embargo, para Tebrio producir para consumo humano no es el objetivo; creen que existe mucha reticencia cultural y que, en cualquier caso, nunca sustituirán del todo la carne tradicional. De hecho, según un informe de 2020 de la Organización Europea de Consumidores, sólo el 10% de los europeos estarían dispuestos a cambiar la carne por insectos. «Creemos que el futuro está en la alimentación animal, porque se libera tierra cultivable y frenamos la deforestación. La mayor parte de los piensos están hechos a base de soja. Luego está todo el sector de las mascotas; hay estudios que afirman que en España ya hay más hogares con mascotas que con niños menores de 14 años », afirma García.

Además de la reticencia cultural, ¿es seguro comer insectos? Antes de que cualquier nuevo alimento pueda comercializarse, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA ), realiza una evaluación científica de seguridad .« Antes existía otro mecanismo de autorización directa, porque había países dentro de la UE donde era habitual un consumo moderado de insectos. A esos países se les autorizaba directamente la producción. Este mecanismo se sustituyó por el actual, en el que cada empresa que quiere producir insectos tiene que solicitar autorización a la EFSA. Por eso durante el periodo de transición entre ambas normativas, se pudo encontrar momentáneamente en grandes superficies algunas marcas de insectos para consumo humano hecho en países como Bélgica. Pero ese mecanismo directo ya no existe. Actualmente, en España, solo hay una empresa autorizada para producir insectos para alimentación animal », señala Carlos Alonso Calleja, catedrático del departamento de Higiene y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de León.

Varios investigadores de la facultad de veterinaria de esta Universidad publicaron hace unos meses un estudio en el que afirman que como en el caso de los mariscos el consumo de insectos puede causar reacciones alérgicas. Además, se citan algunas sustancias con las que hay que estar atentos como la quinina o los taninos .« Los insectos procedentes de explotaciones-granjas son seguros siempre que se respeten unas buenas prácticas agrarias. Hay que prestar atención al sustrato de cría y de alimentación, y considerar el riesgo potencial de la existencia de alergias y alergias cruzadas (por consumo de algunos crustáceos o presencia de ácaros). Los insectos recolectados silvestres pueden llegar en ocasiones a ser muy peligrosos y, evidentemente, no se debe consumir dados los potenciales peligros», dice el texto.

Búsqueda de alternativas

A nivel mundial se espera que la demanda de proteínas se duplique para 2050 y se habla de un posible déficit si no se buscan alternativas. Estas van de las legumbres, los insectos o las bacterias al uso de hongos y algas. Hay dos no exentas de polémica, las carnes vegetales como la que comercializa la marca americana Beyond Meat y la carne cultivada en laboratorio. La carne vegetal tuvo un enorme éxito al principio. «Las acciones de Beyond Meat se dispararon un 163% el mismo día que salió a la bolsa, en 2019», según la revista Wired. Las ventas de carne crecieron un 74% hasta 2021, pero cayeron un 1% en 2022. Parte de la crisis se debe a la acusación de que se trata de productos ultra procesados. Lo mismo le pasa a la carne cultivada, que se mira con reticencia por tratarse de un procesado y por su altísimo coste. La primera hamburguesa de esta carne costó 250.000 dólares en 2013 y aunque la tecnología avanza y se abaratan los costes todavía son pocas las plantas donde se fabrica. En 2021 abría la primera en Israel para un producción de solo 500 kg. «Hay que buscar alternativas, pero sin cargarte necesariamente todo lo anterior. Se están abriendo vías, la de los insectos es imparable, pero hay que ver en detalle cada propuesta. Muchas veces influyen más el mercado y los lobbies. Por ejemplo, cuando se habla de proteína vegetal hay que tener en cuenta que lo que más se produce es soja transgénica. Por otra parte, pensemos en la ganadería tradicional. En España, las zonas de alta montaña y las dehesas se aprovechan gracias a los animales. Si no estuvieran esas zonas desaparecerían. Hay que tener equilibro», comenta el investigador de León.

¿Es más sostenible?

A la cría de insectos se le atribuyen varias ventajas medioambientales, el uso de un 90% menos de agua que la ganadería o que la producción de plantas para alimentación y la utilización de un 80% menos de tierra.

«La cría del gusano de la harina es más sostenible en términos de uso de recursos en comparación con la producción de proteínas animales tradicionales. El proceso productivo está basado en la economía circular, puesto que se alimentan de residuos orgánicos de otras empresas agroalimentarias, apenas se consume agua ni recursos naturales en el proceso de cría y los residuos generados resultan resultan ser un poderoso biofertilizante para el campo y las plantas. Además, los insectos son eficientes en la conversión de alimentos en proteínas, lo que significa que requieren menos alimentos para producir la misma cantidad de proteínas en comparación con animales más grandes», afirman fuentes de Protiberia, empresa miembro de la Asociación Española de Biotecnología.

Los insectos y el apostar por la llamada transición proteica también puede servir para rebajar las emisiones de la ganadería, que a día de hoy, según la ONU, representa un 14% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI).

Joven comiendo gusanos
Joven comiendo gusanosCedida