Terrorismo
La Organización de Marxistas Leninistas Españoles (OMLE), de tendencia maoísta, escindida del PCE por su aburguesamiento, se le irán agregando otros escindidos anteriormente por su búsqueda de un discurso revolucionario auténtico, como fue la gente procedente del PCE (m-l), de los círculos guevaristas y del interior, principalmente de la Organización Obreira de Vigo. La OMLE se fundó oficialmente en septiembre de 1968 en Bruselas, pero en 1975, como fruto de su primer congreso, se transformará en el PCE (reconstituido). La OMLE se infiltrará en el colegio religioso Obispo Perelló, en Madrid, de donde saldrán gran parte de sus dirigentes, entre ellos su principal secretario general del PCE (R), Manuel Pérez Martínez conocido como el “camarada Arenas”.
El PCE (R) como organización revolucionaria adoptará en junio de 1975 un brazo armado que serán los Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO). Este grupo terrorista será el equivalente español de la RAF, AD o BBRR. El GRAPO defendía la lucha armada como vía para la consecución de sus objetivos; entre los que estaba la derrota del régimen constitucional vigente, por representar un Régimen Capitalista Burgués, a través de atentados contra sus instituciones representativas del capital y sus vasallos. La organización estaba dirigida por el secretario general y un comité central, y por debajo estaban los comités locales dirigidos por un responsable político, un responsable de organización y un responsable de propaganda. La sección técnica o comando central, sería propiamente el GRAPO, el mando supremo que decide los asesinatos y que dispone de un equipo logístico para los comandos, que están formados por militantes altamente ideologizados, que primeramente son miembros legales, y luego pasan a la clandestinidad con documentación falsa.
El primer atentado del GRAPO fue el 2 de agosto de 1975, contra una pareja de la Guardia Civil, Casimiro Sánchez García, que resultó muerto en el acto, e Inocencio Cabezón Sánchez, que recibió una bala en el pulmón. El 1 de octubre de 1975, fecha que conmemoraba el nombre de la organización terrorista, fueron asesinados en Madrid cuatro policías armadas, en tres atentados distintos en dos bancos y una caja de ahorros, donde estaban de vigilancia, Joaquín Alonso Bajo, Agustín Ginés navarro, Antonio Fernández Ferreiro y Miguel Castilla Martín, que justificaron como respuesta al fusilamiento de los terroristas de ETA y FRAP ejecutados el 27 de septiembre por delitos de sangre.
Uno de los actos más mediáticos de la banda terrorista, durante el periodo de la transición fue el secuestro el 11 de diciembre de 1976 del presidente del Consejo de Estado, Antonio María de Oriol y Urquijo, y poco después, el 24 de enero de 1977, del presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, el general Emilio Villaescusa. Ambos fueron retenidos en el mismo piso, hasta que fueron liberados por la policía el 11 de febrero de 1977. El 26 mayo de 1979 se produjo la mayor masacre de la banda, al hacer estallar una bomba en la cafetería California 47, en la calle Goya, donde murieron nueve personas y 61 resultaron heridas. La cafetería se encontraba cerca de la sede del partido político Fuerza Nueva, y sus simpatizantes solían reunirse en ella. El atentado pretendía matar al máximo número de simpatizantes del partido neofranquista. Durante los primeros años de la democracia procedió el GRAPO a realizar el mayor número de asesinatos, en 1977 asesinaron a 9 personas, pero en 1979 serán 31, su punto más alto. Entre los asesinados más destacados estuvieron, lo del director general de Prisiones y político de UCD, Jesús Miguel Haddad Blanco, el 23 de marzo de 1978; el del presidente de la Sala IV del Tribunal Supremo, Miguel Cruz Cuenca, el 8 de enero de 1979; y del general del cuerpo de Artillería, Andrés González de Suso, el 4 de mayo 1981.
Sin embargo, la banda bajará su actividad después de que el 9 de octubre de 1977 fuese detenido el Comité Central del GRAPO, los miembros de su principal célula terrorista, el comando Madrid, y el secretario general del PCE-r, Manuel Pérez Martínez, “camarada Arenas”. En 1979 en una amplia operación que se desarrolló en Madrid, Valencia y Barcelona, se llegó a la detención de veintiséis miembros del GRAPO, entre ellos el dirigente José María Sánchez Casas. El dirigente gaditano fue condenado por la masacre contra la cafetería California 47 y los asesinatos del general Muñoz Pérez y del magistrado del Tribunal Supremo Miguel Cruz Cuenca a varios centenares de años de cárcel, aunque salió en libertad después de 18 años de reclusión. En ese mismo maño de 1979, en diciembre, varios de los activistas más duros, Juan Martín Luna, Abelardo Collazo Araujo, Francisco Brotons Beneyto, Fernando Hierro Chomón y Enrique Cerdán Calixto, se fugaron de la cárcel de Zamora a Portugal, de donde pasarán a Galicia. Vigo y Cádiz serán las dos ciudades principales de reclutamiento de su activismo terrorista.
Los cinco fugados revitalizan la banda, Fernando Hierro Chomón y Juan Martín Luna como correos de la dirección. Enrique Cerdán Calixto será el responsable del comando de Barcelona, Abelardo Collazo Araujo lo será del de Madrid, y Francisco Brotons Beneyto del de Valencia. Los atracos contra sucursales bancarias aumentan, y el robo de armas a policías y guardias civiles de centinelas en edificios públicos se hacen numerosos y previene a la policía. El 29 de agosto de 1980, cae abatido Abelardo Collazo Arauxo, y el 5 septiembre 1981, Enrique Cerdán Calixto. Fernando Hierro Chomón y Francisco Brotons Beneyto son detenidos al poco tiempo. El 5 diciembre 1982, caía en un tiroteo con la policía, Juan Martín Luna, quien había heredado el mando de los comandos. En enero de 1985 los comandos que operaban en Galicia, Asturias y Barcelona fueron desarticulados.
En noviembre de 1989 los presos del GRAPO iniciaron una huelga de hambre para atraer a los medios de comunicación la atención hacia sus siglas. El 24 de mayo de 1990 morirá en consecuencia de ello José Manuel Sevillano. No habrá más muertos por orden judicial de alimentarlos a la fuerza, pero eso supondrá el asesinato el 17 de marzo de 1990 del doctor José Ramón Muñoz Fernández, jefe de medicina interna del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, por ser quien atendió a los presos y evitó su muerte.
El 31 de marzo de 1992 se fugó Fernando Silva Sande de la cárcel de Granada, consiguiendo revitalizar de nuevo una banda moribunda. Este fue el asesino del Dr. Muñoz y del coronel, en situación de retiro, Manuel López Muñoz, a quien había asesinado el 15 de junio de 1990. Silva Sande será quien organice, un 27 de junio de 1995, el secuestro del empresario aragonés Publio Cordón, del que nunca ya se supo. El 9 de noviembre de 2000 la Policía francesa, desmanteló en París la dirección del GRAPO al detener a siete de sus miembros, entre Manuel Pérez Martínez y Fernando Silva Sande. Este último fue extraditado en 2007, y juzgado por el secuestro de Publio Cordón, siendo condenado a 28 años de cárcel.
El 6 de febrero de 2006 fue asesinada Ana Isabel Herrero, al intentar evitar el secuestro de su marido, el empresario zaragozano, Francisco Colell. Ambos dirigían una empresa de empleo temporal, pero el secuestro se frustró, siendo ella asesinada y su marido herido. Sus asesinos, Ismael Clemente y Jorge García Vidal, serían detenidos al poco tiempo. El 24 de junio de 2006 la Guardia Civil detenía a cinco personas que formaban la estructura legal de la banda terrorista, entre los que se encontraban ellos dos. Con esta operación, la Guardia Civil consideraba desarticulada la estructura armada clandestina del PCE(r)-GRAPO, al desarticular el denominado comando Sánchez-Casas. No obstante, en enero de 2008 la Guardia Civil ponía fin a la “estructura legal” de la banda terrorista, encargada del proselitismo y la financiación de la banda, con la detención de cinco miembros legales de la organización. José Luis Fernández González, Fernando Cantabrana Berrio, Fernando Rodríguez Blanco, Carlos Cela Seoane y Juan Manuel Olarrieta Alberdi. Esta acción ponía fin a la organización terrorista.
El GRAPO ha tenido cerca de doscientos militantes, un reducido apoyo social, muy cerrado e imposible de infiltrar al depender de relaciones de amistad y familiar. Su fanatismo les ha llevado a tener 22 militantes muertos en enfrentamientos con la policía, y en su balance, han sido responsables de más de un millar de atentados con 88 personas asesinadas. La mitad de ellas en Madrid y una parte importante de ellas, 17 muertos, en Barcelona.