Industria

El sector del automóvil aporta 18.843 millones a la balanza de pagos española

Es el primer sector en saldo positivo y exporta por valor de 44.574 millones

Planta de Seat en Martorell (Barcelona).
Planta de Seat en Martorell (Barcelona).Enric FontcubertaAgencia EFE

La diferencia de ingresos entre importaciones y exportaciones en el sector del automóvil generó en el pasado ejercicio un saldo positivo en la balanza de pagos de 18.843 millones de euros, lo que significa un crecimiento del 14,5% respecto al año anterior. Una cifra que solo fue superada en 2021.

El fuerte incremento de las exportaciones, que marca su máximo este año con 44.574 millones de euros, ha provocado el fuerte repunte del superávit de la actividad comercial, elevándolo y coloca al sector en el liderazgo en el apartado de aportaciones a la balanza comercial nacional, por delante de otros sectores como alimentación o productos químicos., . A pesar de las tensiones que afronta la geopolítica mundial, con la guerra de Ucrania y un contexto económico financiero marcado por la inflación y las tensiones en los mercados, el sector de la automoción continúa liderando la aportación a la balanza comercial en nuestro país. Según la patronal Anfac, este liderazgo se produce por la mejora en las cadenas de aprovisionamiento y la recuperación de la producción de vehículos, tanto en España como en el conjunto de Europa, que han permitido recuperar prácticamente los ritmos de fabricación industrial previos a la pandemia, aunque todavía por debajo de los obtenidos a 2019, y al conflicto entre Ucrania y Rusia.

Las exportaciones de vehículos crecieron en 2023 hasta un valor total de 44.574 millones de euros, lo que supone un alza del 26,8% con respecto a 2022. Este incremento se alcanza en paralelo a la producción de vehículos en España, que cerró el año pasado con una subida del 10,4%, hasta 2.451.221 unidades, y con el 89,8% de estos vehículos enviados a los mercados en el exterior. La mejora en los ritmos de aprovisionamiento, la estabilidad en la cadena de abastecimiento y la positiva evolución de los mercados en Europa han permitido que la industria de la automoción española siga en la senda de la recuperación, aunque el volumen de producción cerrase un 13% por debajo de 2019, año previo a la pandemia.

Por su parte, el valor de las importaciones de vehículos se situó en 25.732 millones de euros, tras crecer un 37,6% con respecto a 2022.

El mercado europeo se mantiene como el principal destino de las exportaciones de los vehículos fabricados en España, con el 89,9% de los envíos totales. Durante 2023, por valor económico, Alemania ha continuado en la primera posición con una cuota del 19,9% y 8.823 millones de euros, seguido de cerca por Francia (18,8%) que anota un crecimiento del 28,4% respecto al año anterior. Completa el top 3, Italia, que relega a Reino Unido a la cuarta posición, y que duplica prácticamente su crecimiento respecto al año anterior 44,2% y 4.831 millones, aunque su cuota se mantiene aún lejos de la de Alemania o Francia, situándose en el 10,8%. Fuera de la UE, llama la atención el crecimiento de Turquía, quinto país de exportaciones, con 3.305 millones de euros un crecimiento del 131,5% y una cuota del 7,4%.

En lo que respecta a las importaciones de vehículos en el 2023, Alemania, con 5.634 millones de euros y una cuota del 21,9%, se mantiene a la cabeza; mientras que China asciende desde la cuarta a la segunda posición en tan solo un año, con 2.850 millones de euros y su cuota se sitúa ya en el 10%, desplazando a Francia hasta la tercera posición, con 2.236 millones y una cuota del 8,7%. Esta cifra viene a confirmar la mayor presencia de las marcas de origen chino en el mercado europeo, siendo algunos puertos españoles la puerta de entrada de sus vehículos a Europa.

José López-Tafall, director general de Anfac, señala que esta circunstancia de que el sector del motor sea uno de los principales aportadores a la economía del país y generador de riqueza pone de manifiesto la necesidad de continuar el actual modelo de Perte-Vec y además abrir nuevas líneas de política industrial para crear las ventajas competitivas de nuestra industria a futuro, como la circularidad o descarbonización, y la disponibilidad de energía renovable, pero a un precio competitivo.