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Aviador Dro: “Somos punks científicos”

El icónico grupo cumple 40 años que celebra con un disco de versiones antinostálgicas y que presentan en Madrid el sábado 14 de diciembre

Ana Ramírez de Arellano
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Tras cuatro décadas de música que sueña con el futuro, para Aviador Dro llega el momento de hacer retrofuturismo. Publican «Futuro perfecto», un álbum que tiene dos partes: una con las canciones de su repertorio «analógico» tocado con los sintetizadores antiguos, y otra «digital» que ha sido producido por Dabvid Kano (Cycle) que ha insuflado nueva vida a temas como «Programa en espiral» o «La TV es nutritiva». «Es la retrospectiva con menos nostalgia de la que éramos capaces», dice Servando Carballar, fundador del grupo, que se presenta junto al resto de obreros especializados en Madrid el 14 de diciembre para celebrar 40 años de servicio al futuro.

-¿Creen en el futuro?

-Nosotros construimos nuestro futuro, no creo que sea algo que te alcance y venga a por ti, sino que toda persona creativa tiene que plasmar una serie de ideas que crea que son relevantes.

-¿Cuáles son las ideas fuerza del grupo?

-Somos de finales de los 70 y, en esa época, considerar a la ciencia y la tecnología como herramientas de progreso era casi inconcebible. Había anatemas, los científicos eran malos... y el punk contribuyó a derribar esa idea y nosotros siempre hemos sido punks científicos. La ciencia y la tecnología son herramientas que pueden usarse mal o de forma revolucionaria. Esa idea de que la tecnología o la ciencia puede tener una visión positiva era mucho cante y hoy en día en el mundo interconectado en el que estamos, cuando en la palma tienes superior conocimiento a la Biblioteca de Alejandría, eso cobra sentido. Hay que poner las riendas de ese futuro en tus manos y dirigirte hacia lo quieres.

-Pues 2019 era el año de “Blade Runner” y parece que es la versión más cutre del futuro que nos habían prometido.

-(Risas) Bueno, no es cutre... la conectividad es revolucionaria. La capacidad que tiene el hombre para comunicarse y relacionarse, compartir conocimiento, es algo más grande que la impronta de Gutenberg o la era del vapor y el advenimiento industrial. Obviamente si lo conducimos todo a que la riqueza se concentre y que las empresas ganen más dinero a cualquier coste, será malo. Pero si podemos utilizar esas herramientas para repartir recursos... Hasta el Siglo XXI Aviador Dro nunca había hecho giras fuera de España. Ahora no sonamos en la radio pero, gracias a la tecnología, nos escuchan fuera y tocamos en Perú, México, EE.UU., Alemania... y hay gente que viene y canta las canciones. Sin la conectividad, sería imposible. No estamos en Marte ni tenemos robots que nos hagan la vida fácil, pero se van cumpliendo facetas y hay que minimizar los aspectos negativos, que son los humanos: la codicia, la ambición, lo que corrompe el espíritu del conocimiento y de la ciencia.

-La confianza en la tecnología es pendular: hay fe ciega y luego recelo. ¿cuál es su relación con los avances?

-No sentimos ninguna necesidad moral de creer en el buenismo de Rousseau, en el buen salvaje. Mi impulso es conocer, encontrar, comunicarme y, si puedo, tocar en Marte. El hombre es un animal curioso y explorador. Y un depredador también, pero, para nosotros, una herramienta o un conocimiento no son negativas, es el uso que el ser humano hace de ello. No tienen sentido en sí mismas.

-Así que la televisión es nutritiva, como dice su canción.

-Ahora más que nunca, los mejores creadores de una narrativa están ahí. Nosotros hemos sido seguidores del cómic y de la ciencia ficción porque te ofrecen visiones alternativas del futuro y te dan ideas de cómo pueden ser las cosas, tanto de las advertencias sobre lo que puede suceder mal, como de las partes buenas. La ciencia ficción ha contribuido mucho. Y vivimos en un mundo en que esa narrativa está arraigadísima. Ahora hay una nueva literatura en las series y el cine, en el futuro de la realidad virtual. Es como ver el nacimiento de la fotografía o la pintura. Una narración que no deja de ser el reflejo de la sociedad que estamos creando. Hay que dedicarle atención y se pueden contemplar esas propuestas.

-¿Se sintieron un poco “outsiders” del mundo musical cuando empezaron?.

-Arrancamos bastante bien. Al principio éramos muy provocadores y era lo que nos entusiasmaba, provocar una reacción en el público ya fuera a favor o en contra. Luego nuestra peor época fueron los 90, porque se rechazó la Movida y cantar en español, y se puso de moda el inglés. Fue un paréntesis de 4 o 5 años y vinimos un poco a menos. Pero desde que se abrió el siglo XXI hemos vivido una segunda juventud y nuestros fans están conectados.

-Tuvieron algún incidente por falta de comprensión de su estética por parte de las autoridades.

-(Risas) Sí, de nuestra primera sesión fotográfica, que íbamos vestidos un poco raros, con 17 años, salíamos de un lugar cerca de un cuartel y les debimos parecer demasiado a los guardias civiles y nos metieron en el cuartelillo y llamaron a nuestros padres. Y cuando nos juntábamos con otros grupos también, hubo arrestos con el tema de la peligrosidad social en torno a las fechas del 23-F. Bueno, la democracia tenía que entrar y aunque sigue habiendo recortes a la libertad de expresión, no dejamos de vivir mejor.

-Fueron pioneros en la autoedición, con un sello histórico, DRO, que dejó cierta amargura, pero en el que ahora vuelven a publicar.

-En el momento, la ruptura con Discos Radioactivos Organizados (DRO), que era la compañía que iniciamos para editar nuestros discos entre amigos y a otra gente que no tenía compañía para hacerlo, como Gabinete Caligari, Siniestro Total, Los Nikis, y una pléyade de talentos de aquella época, hubo una ruptura más tarde. Teníamos una visión diferente de lo que iba a ser el futuro de la música pero al final todo confluye y todo se pone en su lugar... y mira, este disco está hecho con nuestros ex camaradas, donde están muchos de nuestros colaboradores y compañeros de la época.

-Mantienen la sensibilidad y su visión de la música y la edición.

-Para nosotros es lo mismo, somos obreros especializados y nos levantamos cada día con el afán de levantarnos para hacer lo que nos gusta. Es nuestra vida cotidiana. Lo compartimos todo con esa filosofía y con esas discusiones, que estamos continuamente teniendo. Ahí están las pequeñas hazañas del día a día para segur adelante.

-¿En ese futuro perfecto que han visto, los obreros tienen conciencia de clase?

-(Risas) No os queda otra, porque no hemos cambiado de esa clase media ni nos planteamos cambiar. Esa polarización de clases que ha sucedido tras la crisis se ha sublimado pero es cierto que la conciencia ciudadana y las voces de los ciudadanos tienen más repercusión que nunca. Así que no se puede estar pensando que el final de todo es la victoria de una ideología sobre otra. El día a día es la convivencia de esas propuestas de la manera menos agresiva posible y esa convivencia es lo que os tiene que unir a todos.

-Ya, pero es muy difícil la democracia veces, ¿eh? ¿No hay algo mejor en el futuro?

-(Risas) Lo es. Nosotros somos varios socios en las tiendas de cómics (se refiere a las de Generación X) y no pensamos siempre igual. Hay que encontrar el camino para entenderse, igual que cuando hacemos una canción. Sin ese compromiso por parte de todos, si solo buscas los puntos conflictivos, te encuentras con un desaguisado. Pero esa no es la fórmula tecnológica, tecnocientífica o tecno-pop con la que Aviador Dro se acercaría a las cosas.

-Y entonces, en en el futuro, ¿nuclear, sí?

-Creo que la propuesta nuclear no se ha terminado nunca de desbaratar. Eso de que las cosas no son blancas ni negras, es que la energía nuclear de fisión nos puede dar un día energía gratis y limpia para todos. Sabemos que es un recorrido peligroso, pero nosotros asumimos esos riesgos. Creo que hay que organizarse para que se pueda hacer todo de la forma más saludable posible.