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Los mejores discos de 2019: Billie Eilish, ha nacido un estrella

Los mejores discos del año dejan un panorama diverso y mutante en el que no todo es marciano. Las guitarras sobreviven y hasta se hacen increíbles discos de jazz contemporáneo, pero una nueva generación ya dirige el mundo musical

Billie Eilish performs during iHeartRadio Jingle Ball concert at The Forum in Inglewood, California, U.S., December 6, 2019. REUTERS/Mario Anzuoni
Billie Eilish performs during iHeartRadio Jingle Ball concert at The Forum in Inglewood, California, U.S., December 6, 2019. REUTERS/Mario AnzuoniMARIO ANZUONIREUTERS

Termina 2019 y es momento de hacer balance. Este ha sido el año en que los «millenials» asaltaron las listas y, pese a que están en retroceso, no ha llegado el apocalipsis de las guitarras. La cosecha, diversa como es el signo de los tiempos, ha sido buena. Muchas caras jóvenes, veteranos en forma (incluso discos de jazz) y algunos resurgimientos inesperados conforman esta selección de los mejor del año que es, como debe ser, opinable. De lo que parece que no hay atisbo de duda es de que los tiempos ya han cambiado, y mucho. El pop del siglo XXI es mutante y transgénero (en los musical y en lo sexual), reconoce sus depresiones y se muestra vulnerable, pero sigue buscando una cosa por encima de todo. Emocionar. Y lo consigue por extraños caminos.

Billie Eilish

“When We All Fall Asleep, Where Do We Go?”

El primer larga duración de Billie Eilish, publicado tras una serie de singles que la convirtieron en un fenómeno viral, lleva acumulados ya más de una treintena de premios; un número que aumentará en breve debido a las 6 nominaciones por las que competirá en los Grammy 2020. Diva de la generación Z, Eilish ha conseguido llegar a lo más alto con un discurso tenebroso, una suerte de pop electrónico gótico y retorcido en el que exorciza sus demonios. Caramelos envenenados de radiofórmula como “Bad Guy” y "All the Good Girls Go to Hell" sirven de contrapunto a esa oscuridad.

Nick Cave & The Bad Seeds

“Ghosteen”

Tres años después de la belleza y el dolor de “Skeleton Tree”, Nick Cave sigue el duelo por la trágica muerte de su hijo con un disco aún más espartano que su antecesor pero igual de bello y conmovedor. En “Ghosteen” el músico australiano, apoyado en su fiel colaborador Warren Ellis, viaja en busca de lo trascendental: la única esperanza –espiritual- que sigue brillando a lo lejos cuando uno lo ha perdido todo. Las torch songs como acto sanador, el seguir adelante, cueste lo que cueste, después de una desgracia. Los lamentos de Cave en “Waiting for You” ponen los pelos de punta.

FKA Twigs

“Magdalene”

Disco que se hizo esperar un lustro debido a unos problemas de salud (seis fibromas en el útero) y una ruptura sentimental traumática, la continuación del celebrado “LP1” confirma a FKA Twigs como a una de las grandes voces del pop comercial y vanguardista actual. Sí, no es una contradicción. Como pasaba en los primeros álbumes de Kate Bush, en la nueva colección de canciones de Tahliah Barnett conviven temas que la convierten automáticamente en cabeza de cartel de grandes festivales (la mayestática “Fallen Angel”), con otros de clara ascendencia experimental (los cinco minutos de la etérea “Thousand Eyes”).

Fontaines D.C.

“Dogrel”

Si 2018, dentro del rock independiente, fue el año de Idles, este ha sido el de Fontaines D.C. La banda de Dublín, no solo comparte sello con el quinteto de Bristol, sino también influencias: el post punk británico más agresivo y energético de finales de los setenta. Solo hace falta escuchar los primeros compases de “Sha Sha Sha”, un claro guiño a los The Cure de “10:15 Saturday Night”, para comprobar que el disco de debut de Fontaines D.C. contiene el arrojo y la rabia de los inicios de la banda de Robert Smith y de grupos como The Wire y The Fall.

Weyes Blood

“Titanic Rising”

Mejor disco del año para la prestigiosa revista británica Uncut, el cuarto álbum de Weyes Blood significa un cambio de piel para Natalie Mering. Y es que la singer-songwriter californiana abandona el folk de autor de sus tres trabajos anteriores para abrazar un pop majestuoso y lleno de melodías clásicas que remiten tanto a los Beach Boys crepusculares de los años setenta, como al soft-rock preciosista de The Carpenters. Con “Titanic Rising” Weyes Blood se sitúa en la misma liga del grande pop confesional del Rufus Wainwright de “Want One” y “Want Two” y del John Grant de “Queen of Denmark”. Palabras mayores.

The Comet Is Coming

“Trust in the Lifeforce of the Deep Mystery”

El jazz de vanguardia sigue vivo y encaramándose en lo más alto de las listas de lo mejor del año en publicaciones dedicadas al pop y al rock. La culpa de este pequeño milagro la tiene The Comet Is Coming, un trío de nu-jazz de Londres que llena sus canciones de arreglos galácticos y de psicodelia venida del más allá. El libro de estilo de Shabaka Hutchings (saxofonista), Dan Leavers (teclados) y Max Hallett (percusiones) conecta con el lado cósmico y festivo de Sun Ra (el gran marciano del jazz de la década pasada). “Trust in the Lifeforce of the Deep Mystery” es jazz-rock instrumental de altos vuelos.

Lana Del Rey

“Norman Fucking Rockwell!”

A la sexta ha ido la vencida: Lana Del Rey ya puede presumir de tener una obra que rezuma autenticidad y solidez a lo largo de todo su minutaje. “Norman Fucking Rockwell!” propone un paseo lleno de sensibilidad y de ironía por el american way of life y por los altos y bajos emocionales de Del Rey. La bellísima canción que cierra el disco, "Hope Is a Dangerous Thing for a Woman Like Me to Have – but I Have It" sitúa a la cantante neoyorquina en la misma división de excelencia que Chris Isaak: pop atemporal de claro regusto yanqui que eriza el vello.

Tyler The Creator

“Igor”

2019 ha sido un año estupendo para el rap. Ahí están maravillas como “Nothing Great About Britain“ de Slowthai, “GREY Area“ de Little Simz o “ZUU” de Denzel Curry para dejarlo claro. Ahora bien, el disco más importante de hip hop de esta temporada ha sido lo último de Tyler, the Creator, aquel adolescente que se dio a conocer la pasada década con Odd Future y que hoy se acerca ya a la treintena. “Igor” va más allá del rap, y es que a lo largo de sus doce canciones repasa los palos más importantes de la música negra (funk, soul, r&b) con frescura y pegada comercial.

Angel Olsen

“All Mirrors”

En 2016, el estupendo “My Woman” convirtió a Angel Olsen en la nueva estrella del pop independiente de raíces. Olsen lo logró actualizando los quejidos de Roy Orbison y las melodías de los girls groups producidos por Phil Spector con fugas al sonido americana. Tres años después, y con una valentía sorprendente, da un giro de casi 360 grados y apuesta por muros de sonido compuestos por sintetizadores de los ochenta y orquestaciones épicas. La Angel Olsen de “All Mirrors” invoca al pop electrónico inteligente de New Order y a la hermosa y líquida grandilocuencia del “Plainsong” de The Cure.

Carolina Durante

“Carolina Durante”

El disco de debut español más importante del año gracias a himnos de punk-pop generacionales como “Las canciones de Juanita”, “Buenos consejos, peores personas” o “Cementerio (El último parque)”, y estrofas como “Aquel día en tu portal, mis palabras son cuchillas, tu memoria es un taladro a las tres del mediodía” o “El segundo domingo de cada mes, iremos al cementerio; el segundo domingo de cada mes, bailaremos entre los muertos”. Carolina Durante son un oasis de pop de guitarras en una España dominada por las músicas urbanas. Otros discos nacionales de 2019 que no conviene perderse son: “Joterías bobas” de Hidrogenesse, “Brujería” de La Bien Querida, “Leyenda negra” de Los Ganglios y “Nacer en Marte” de Lidia Damunt.