Opinión

100.000 nuevas voces para este 28 de abril

Este año la Semana

Santa llegó de una forma diferente y es que, por primera vez, estos días tan

especiales trascurrieron en plena campaña electoral. Además, resulta ser una de

las más importantes de la historia, en concreto para las personas con

discapacidad intelectual: por fin, todas podremos votar libremente en las

próximas elecciones generales.

No me canso de

repetirlo, el próximo 28 de abril marcará un antes y un después y no solo para

nosotros, las personas con discapacidad, sino para toda una sociedad que cada

día es más justa y madura. Me enorgullece. No puedo evitar sonreír porque, tras

tantos mensajes de aliento y conferencias compartiendo mi historia, hoy, por

fin, puedo palpar algunas de las victorias de esta lucha. Sin duda, que 100.000

personas con discapacidad intelectual puedan votar este año por primera vez es

un gran hito para nuestra sociedad y debemos celebrarlo como se merece:

¡votando!

Nunca me ha gustado

la expresión “dar voz a alguien”, como si esa persona estuviera privada de

ideas propias y careciera de opinión. La falta de pensamiento crítico es uno de

los grandes mitos sobre las personas con discapacidad para quienes no han tenido

la suerte de relacionarse con nosotros. Se dice que repetimos las ideas de

nuestros padres y que pensamos como ellos. No es cierto. Pero, ¿y si tuviera

algo de verdad? ¿acaso no todas las personas reciben influencia de sus

progenitores?

No somos el eco de

nadie, contamos con nuestra propia voz. Las personas con discapacidad nos

indignamos ante las injusticias, tenemos deseo de cambio y ansia de mejora y,

muchos de nosotros, un gran interés por la política. A veces, tristemente,

tener una voz no basta para imponerse ante los ruidos. Por eso, sí resulta

fundamental poder contar con un altavoz, alguien que hable bien alto y que permita que una lucha individual se

convierta en un asunto social. Es por ello que me

considero una persona afortunada. Yo no elegí ser la caja de resonancia de

nadie, pero las vicisitudes de la vida me han ido otorgando, en parte, esa responsabilidad.

Tengo la suerte de que hoy mi voz será escuchada, por ejemplo a través de esta

tribuna. Pero somos muchos más los que día tras día luchamos por nuestros

derechos y la visibilización de la diversidad.

La semana que viene

100.000 nuevas voces tendrán la oportunidad de hacerse oír y de ejercer por

primera vez su derecho a voto. Votar es una de las decisiones más importante

que tenemos a nuestro alcance como ciudadanos, ya que elegimos

qué país queremos construir. Aun así, tenemos muchos retos por delante: no

cuestionar el voto de nadie y, fuera del ámbito político, aumentar el empleo de

las personas con discapacidad, su participación en las empresas ordinarias,

acabar con los pesados estigmas y un largo etcétera. Tendemos a cuestionar la diferencia, pero nadie le da vueltas a la

normalidad.

La clave del desarrollo individual o

colectivo es la educación y creo firmemente que

todo se puede combatir con esta herramienta. Educación, educación y más

educación. Los más pequeños nacen sin saber qué es un estereotipo o qué es el

síndrome de Down. Hagamos que la

diversidad sea la norma y contagiémonos de la curiosidad de los más pequeños

donde “¿quieres ser mi

amigo?” se convierte en la mejor apuesta por conocer al otro.

Todo empieza

con la educación en la familia y en las escuelas. Quizá entonces vivamos en una

sociedad donde sea normal que las personas con discapacidad puedan ocupar altos

cargos, incluso políticos. Que una persona con síndrome de Down sea maestro y

que ningún padre de alumno se cuestione qué tan bueno sea ese profesor. Que a

la hora de votar no se apunte nuestro número de DNI en caso de haber dudas de

manipulación. Que las grandes empresas cumplan con las cuotas de la Ley General

de Discapacidad (LGD) no por legalidad, sino por una apuesta certera por la

diversidad.

Como ciudadano,

animo a todo el mundo a votar en especial a todos aquellos que lo hacen por

primera vez porque esto es una victoria que no podemos dejar pasar, ¡a votar!