Opinión
Una fecha para reivindicar
Casi
dos millones de personas con discapacidad están en edad laboral; sin embargo,
tan solo un tercio tiene trabajo o lo busca y, entre ellos, un 28% se encuentra
en desempleo. Son cifras cuanto menos preocupantes que reflejan la sociedad en
la que vivimos, pero quedémonos con un dato más optimista: en el último año, la
contratación de personas con discapacidad ha aumentado un 6%. Se trata de una
tendencia que se lleva repitiendo los últimos 10 años y que cada vez alcanza un
nuevo récord. Nuestra sociedad avanza con cautela pero asienta las
conquistas. No olvidemos, sin embargo, que el grueso de la contratación se
sigue produciendo en el ámbito protegido (Centros Especiales de Empleo), siendo
minoritaria la presencia de personas con discapacidad en los entornos de
trabajo ordinarios (las empresas tal como todos las conocemos). Esta realidad
dificulta la normalización.
Ojalá
llegue un día en el que esto evolucione. En el que la tasa de actividad de las
personas con discapacidad deje de estar a años luz de la del resto de la
población. En el que las personas con discapacidad nos desenvolvamos con
normalidad en las empresas, sin ser consideradas una excepción o una cuota. Quizá
entonces podamos decir bien alto que la normalización ha llegado.
Pero,
me diréis, la inclusión va más allá de las cifras. Y tenéis toda la razón: la
inclusión habla de personas y las cifras oficiales no podrán mejorar si no
impulsamos previamente un cambio de mentalidad social. Si en el entorno
profesional podemos convivir con la discapacidad de forma natural, entonces
querrá decir que en nuestro día a día y en nuestro entorno social el cambio de
mentalidad ya habrá ocurrido.
Sin
duda, este cambio de mentalidad no lo conseguiremos de la noche a la mañana, y
no será factible solo a golpe de legislación. La ley es el marco fundamental
pero el cambio de mentalidad social va un paso por detrás. Es una carrera de
fondo llena de obstáculos y serán necesarias muchas acciones por parte de
Administraciones públicas y empresas: campañas de sensibilización, voluntariados
corporativos, políticas de inclusión, etc.
Se
trata de un trabajo transversal que debemos abordar desde diferentes frentes:
en la familia, la escuela, la calle, los trabajos e incluso en los bares, en
las conversaciones cotidianas. También las propias personas con discapacidad
debemos abanderar el cambio y decir bien alto que somos parte de la sociedad,
que queremos y podemos trabajar como cualquier otro ciudadano y que no hay
duda: la próxima revolución social será
la de las personas con discapacidad. Los
cambios de paradigma pasan por la educación, la sensibilización, la denuncia y
la lucha.
Como
consultor en Diversidad de la Fundación Adecco llevo 10 años tratando de
convencer a las empresas del valor que puede aportar una persona con
discapacidad, mucho más allá del cumplimiento legal. La inclusión no es una
cifra ni debe ser una norma, la inclusión tiene rostro humano y no me cansaré
nunca de animar a todas las personas a vencer las barreras mentales. Si no te
acercas a nosotros, empatizas y comprendes que todos vamos en el mismo barco,
nunca habrá normalización. Y que nadie se engañe: si solo ves la discapacidad de una persona, te estás perdiendo lo más
importante de ella.
Hoy
es el Día Internacional de los Trabajadores, una fecha para celebrar el empleo
y sus trabajadores pero, sobre todo las conquistas sociales que nuestros
antepasados alcanzaron. El Día Internacional de los Trabajadores es el
resultado de muchos intentos y esfuerzos de ciudadanos que cuestionaron, en su
día, la normalidad.
También
es una fecha para reivindicar. El empleo nos empodera y nos aporta infinidad de
beneficios, mucho más que económicos:
realización personal, autoestima, dignidad y normalización. Es un Derecho
fundamental recogido en la Constitución pero las personas con discapacidad,
sobre todo cuando es intelectual, encontramos inmensas dificultades y tenemos
que demostrar siempre el doble. Quiero utilizar este Día Internacional tan
especial para reivindicar nuestro derecho a no ser siempre cuestionados
profesionalmente, pero necesito tu ayuda, la de todas las personas que
navegamos en este barco que es la sociedad.
Por
ello, concluyo haciendo un llamamiento: sigamos cuestionando la normalidad y
derribemos, juntos, las barreras que muchos siguen poniendo a la Diversidad, en
la sociedad y en las empresas.
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