
Opinión
Las buenas noticias nos hacen avanzar
Últimamente no dejo de leer noticias
esperanzadoras: «El Ayuntamiento de Sevilla elimina el ruido de las atracciones
en la calle del Infierno a petición de los afectados de Asperger»; «El empleo
crece en 186.785 afiliados en abril y se acerca a niveles precrisis»; «100.000
nuevos votos y unas elecciones generales históricas para las personas con
discapacidad intelectual» y, además de todo esto, tengo la gran oportunidad de
protagonizar un nuevo programa en la televisión pública junto a Juan Manuel
Montilla, «El Langui», donde poder acercar la discapacidad a millones de
espectadores.
Seguramente podría continuar esta lista de
noticias esperanzadoras, todo para deciros que nuestra sociedad es cada día
mejor, aunque muchas veces pensemos todo lo contrario. Parece mentira que los
grandes diarios alojen buenas noticias acostumbrados a titulares
sensacionalistas, dramáticos o a noticias pesimistas que llenan las portadas;
pero la realidad es que muchas veces somos nosotros mismos quienes pasamos por
alto lo positivo y acabamos dándole más peso a la información negativa, incluso
a un tweet desafortunado y poco inteligente.
La realidad es que si
hace diez años me hubieran contado estas noticias, me hubieran sonado a utopías
lejanas, ajenas a la sociedad en la que vivía y eso que llevo ya muchos años
trabajando en sensibilizar a la sociedad como consultor de Diversidad en la
Fundación Adecco. Pero, lo que todavía es más asombroso es la buena acogida que
tienen estas noticias en la sociedad. Que todas las personas celebren estos
triunfos es símbolo del avance que estamos teniendo en materia de diversidad y
un claro ejemplo es que los espectadores asocien un programa protagonizado por
dos personas con discapacidad a televisión de calidad.
Me resulta
esperanzador el poder palpar muchos de los triunfos de esta lucha que hice mía
hace ya mucho tiempo. Siempre he sido una persona optimista y estos titulares
no hacen más que darme la razón. Cada día somos mejores, las cosas han avanzado
muchísimo; pero todo tiene matices y estas noticias también cuentan con una
amplia gama de grises, aunque por suerte confío en que cada vez sean grises más
claros.
A las buenas noticias, se añade que en los
últimos años hemos asistido a un crecimiento sin precedentes en la
participación en el ámbito laboral de las personas con discapacidad,
circunstancia que también ha sido noticia en numerosos medios de comunicación.
De hecho, 2018 terminó con el récord de 116.873 contratos, 116.873
oportunidades: las cifras son un rostro, una vida y también una historia.
Me atrevo a decir que las empresas
tradicionales están en un punto de inflexión. Durante los últimos años, el
mundo empresarial se olvidó de las personas y estoy convencido de que poco a
poco están recuperando ese aspecto humano que es tan necesario. Al fin y al
cabo, “una empresa no es una máquina, ni un juego de guerra o un problema de matemáticas.
Se trata de la vida de personas reales” dice Raj Sisodia, uno de los fundadores
del capitalismo consciente.
¿Estaremos adentrándonos en una nueva era?
Lo que está claro es que la sociedad exige cada
día más compromiso. No sólo en temas de empleo, sino en ámbitos como el
medioambiente, la política y lo social. Los jóvenes de hoy en día son críticos
y tienen sentido de protesta, una cualidad casi inherente en la juventud, como
decía Salvador Allende.
Estamos ante una sociedad por lo general más
comprometida y exigente y, como ciudadano con discapacidad no puedo más que
celebrarlo, pues estos pequeños triunfos son signo de una sociedad más
inclusiva. Seguimos en camino.
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