Opinión
Nosotros también necesitamos ídolos
Crecemos con superhéroes, personajes de ficción
de nuestros programas preferidos, novelas clásicas, tebeos y videojuegos que,
poco a poco, adoramos, imitamos e, incluso, idolatramos. También nos inspiramos
de grandes científicos, exploradores o escritores del mundo real que muchas
veces acaban dándonos un pequeño empujón en las dificultades. Pero, ¿dónde
están los iconos femeninos?, increpan muchos.
La sociedad se lo ha preguntado muchas veces durante los últimos años y,
gracias a ello, vamos dando pasos hacia la equidad y la igualdad entre mujeres
y hombres. Cada vez son más los gobiernos que se acercan a la paridad y las
brechas salariales que se van cerrando. Debe haber muchas más conquistas
todavía, pero no cabe duda de que la lucha sigue en pie y que cada vez son más los
jóvenes que se unen a este reto social. Me parece crucial que los más jóvenes
crezcan cuestionándose los roles sociales con los que muchos de nosotros hemos
crecido; así es como comienzan los cambios.
Sin embargo, yo me hago otra pregunta: ¿dónde están los iconos con
discapacidad? Femeninos y masculinos, por supuesto. Es una pregunta que debería
hacerse más. Los que nacimos con la etiqueta de la discapacidad en la espalda nos
la hemos hecho varias veces. Estoy
seguro de que todos recordaréis las carpetas de vuestros compañeros, forradas
de imágenes de sus personalidades o personajes favoritos. A mí me hubiera
encantado encontrarme entre esas imágenes a alguna persona con discapacidad,
pero en aquel entonces se nos conocía como subnormales o minusválidos y pocos
pondrían una cara de alguien a quien la sociedad tachaba de “menos válido”.
Seamos positivos porque la no discriminación y la normalización están
cada vez más cerca y soy feliz de poder presenciar todos estos cambios que
sembramos juntos hace años. Los medios de comunicación, el cine y la literatura
tienen mucho que ver en esto. Como dije en su momento: “La sociedad se ha subido al tren de la inclusión y no hay
quien se atreva a echar el freno”. De verdad creo que nuestra sociedad está en
un punto muy diferente y el tratamiento de la discapacidad ha progresado mucho.
Pronto llegará el día en que un joven
“sin discapacidad” tenga por ídolo a una persona con discapacidad.
Todos
necesitamos referentes en nuestra vida.
No solo nos sirven de inspiración y nos alientan en las dificultades, sino que son esenciales para desarrollar nuestra
confianza y exprimir al máximo todo nuestro potencial. Como nosotros, van
cambiando con el tiempo y son diferentes en cada parcela de nuestra vida. Podrán
ser ídolos de la televisión o personas más cercanas. En mi caso, siempre tuve dos referentes muy claros: mis
padres, en primer lugar, y Miguel López Melero, maestro y mentor en mis años de
estudiante. Me hubiera gustado tener un referente que tuviera discapacidad,
quizá para demostrarme que el límite nos lo ponemos nosotros mismos, aunque por
suerte en mi vida todo lo que he ido haciendo en la lucha por la discriminación
y los estigmas ha sido fruto de una actitud vital. Ahora miro hacia atrás y
pienso en lo importante que han sido siempre los referentes y lo que más me
alegra es que hoy en día haya niños que admiren y tengan por referente a
actores como los de la película de Campeones.
Nosotros
también tenemos derecho a tener influencers
en los que vernos representados e identificados. Nosotros también los
necesitamos. Parece que, en
los últimos años, la discapacidad se ha colado en la gran pantalla, pero esta
vez de una forma más sincera y transparente. El cine y la discapacidad tienen
un recorrido tan largo como la propia vida del cine. En las cintas antiguas, ya
aparecían muchas veces personajes con discapacidad; sin embargo, en la mayoría
de casos, la discapacidad se asociaba con la maldad, haciendo de ellos
paradigma de villanía y terror. Hoy en día, las películas suelen poner la
discapacidad como protagonista, abordando los problemas reales, las alegrías,
las penas y el afán de superación —características presenten en el resto de
películas—. Dicen que el cine es un fiel reflejo de los cambios que ha tenido
la sociedad, en el cómo y de qué manera se ha tratado la discapacidad. Pero la
realidad es que no solo el cine ha cambiado con filmes como “Campeones”, que
además de situar la discapacidad en el centro de la trama, lo hacen con actores
con discapacidad; también lo ha hecho el teatro, la literatura y el mundo de
las artesen general. La diversidad solo puede tener lugar en
entornos abiertos, creativos y dinámicos que sean capaces de adaptarse a
distintas necesidades y formas de entender la vida. No es de extrañar que
las artes ya se hayan subido al carro, aunque por supuesto todavía existe una
gran potencia en la posibilidad de acercarse a la discapacidad, a aquellos
ídolos que en la vida real suelen estar en los márgenes de los márgenes.
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