Opinión
¿Es nuestro turismo inclusivo?
Estamos pasando por una
ola de calor y, aunque no es la primera ni será la última, resulta imposible no
pensar en próximas escapadas que poder hacer durante estos meses de verano para
salir de nuestra rutina laboral. Es en estos momentos cuando me pregunto:
¿dónde está España en materia de turismo inclusivo? ¿Se tiene en cuenta en la
práctica o solo en el discurso?
Sin duda, España se ha
caracterizado siempre por ser un país donde el sector turístico representa una
fuerza innegable de nuestra economía, tanto es así que, a día de hoy, es una de
las mayores fuentes de ingresos de nuestro PIB, representando un 15% del total.
Sin embargo, siempre que pensamos en turismo inclusivo o accesible, llamadlo
como queráis, nos vienen a la mente hoteles con rampas y adaptados para
aquellos que van en silla de ruedas o tienen cualquier tipo de discapacidad
física; pero el turismo inclusivo va más allá de una rampa o la ausencia de un
bordillo. Un turismo inclusivo responde a un modelo diseñado para todos. Se
trata de un turismo donde todas las partes involucradas deben ser conscientes y
estar sensibilizadas en diversidad e inclusión para ver el turismo no solo como
un derecho si no como una gran oportunidad.
No debemos olvidar que
las personas con discapacidad y la tercera edad son los principales públicos
demandantes de accesibilidad universal y ambos tienden al alza, en una sociedad
en máximos históricos de envejecimiento, donde la pirámide poblacional será en
unos años completamente inversa a la de hace 30 años. España cerró el 2018
registrando una tasa de envejecimiento del 120%, es decir se registran 120
mayores de 64 años por cada 100 menores de 16.
¿Por qué es importante
el turismo inclusivo? Además
de ser un derecho, el turismo se ha convertido, quizá, en la principal
actividad de ocio. De hecho, no resulta exagerado afirmar que viajar es el
máximo exponente de enriquecimiento personal. Por ello, es vital que todas las
personas que deseen aprender de estas experiencias tengan por lo menos la
oportunidad de hacerlo. Resulta evidente, por tanto, que el turismo ha de
ser un activo al alcance de todos, sin excepción. Sin embargo, en la
práctica son muchos los ciudadanos con discapacidad o edad avanzada que deciden
no viajar por falta de oferta turística accesible. Como muestra, un 56% de las
personas con discapacidad decide no viajar por falta de oferta turística
accesible, según el último informe de turismo accesible de Fundación Adecco.
Esto además de ser una
injusticia social, afecta al sector turístico de manera negativa al disminuir
su competitividad. Cuanto mayor sea la oferta y mayor número de personas puedan
demandar, mayores serán los beneficios. Se podrían crear miles de nuevos puestos
de trabajo relacionados con el turismo accesibles; el potencial de turismo
inclusivo como generador de empleo y de rentabilidad para las empresas del
sector es enorme y el margen de innovación aún muy amplio. Unos beneficios que
no solo se miden en términos económicos, sino que también se miden en bienestar
social.
Al igual que el empleo es
un indicador básico para medir la integración y el bienestar de las personas, el
ocio se presenta como otro indicador a tener en cuenta para medir el progreso de
las personas y de la sociedad, al dignificar a todas las personas que las
conforman. En este sentido, el turismo se presenta como un vehículo clave
para el desarrollo integral de los ciudadanos y por ello debemos defender un
turismo donde todas las personas tengan cabida. Creo que España aún tiene mucho
que explorar en este aspecto y que, como todo, la sensibilización de la
sociedad será lo que catapulte el desarrollo de estos sectores.
✕
Accede a tu cuenta para comentar