Opinión

¿Queremos estar unidos en la diversidad?

El valor de la Humanidad radica en

aquello que alcanzar objetivos comunes, con valores compartidos desde nuestra singularidad.

Cada persona es única e irrepetible y está provista de diferencias individuales

y capacidades diferentes que se integran en una sociedad donde deben

tener las mismas oportunidades, pero dando respuestas distintas, para que cada

persona se sienta una parte importante de una misión común. Por ello, confío en

que con las distintas reivindicaciones sociales, además de hacernos avanzar

como sociedad, nos recuerden algotan valioso y necesario como el

reconocimiento de la diversidad como base para una sociedad justa e inclusiva. Arremeter

contra lo que nos hace diferentes es el arma más recurrente de aquellos que,

carentes de argumentos, deciden optar por la vía más fácil de ataque. Sin

embargo, lo que nos hace diferentes, también nos hace especiales: ahí

reside el valor de la diversidad.

Entonces, ¿qué es la diversidad?

Nos vienen a la mente diferentes conceptos como igualdad, inclusión, unidad,

etc.; pero algunos, muy diferentes, pueden llegarse a confundir: ¿igualitarismo

o igualdad? ¿unidad o uniformidad?

¿Acaso es la diversidad contraria a la

unidad?, ¿a la pluralidad? O, más bien, ¿un contrario de homogeneidad? Sin

duda, se trata de un concepto que genera mucha confusión y desconcierto, pero

que permea en todos los procesos que conforman nuestra sociedad.

Son muchos los que entienden la

diversidad como contrario de la unidad; sin embargo, éste último es un concepto

que solo debería concebirse incluyendo la diversidad y la diferencia de las

personas. Se trata de dos conceptos que deben comprenderse conjuntamente e ir

siempre de la mano: la unión solo debería tener sentido en la diversidad.

Debemos destacar que la diversidad tiene

cabida en todas partes y que cuando se construye desde ella se generan entornos

competitivos y novedosos.

Está demostrado que, en el caso de las empresas, cuando ésta cuenta con un

equipo balanceado y diverso hay un mayor beneficio, pues se registra un aumento

en la fidelización, retención de clientes y en la propia rentabilidad. Lo mismo

ocurre con una sociedad que respeta, valora y convive con la diversidad: cuando

la diferencia deja de verse como una excepción o comienza incluso a entenderse

como una característica más y, encima se ve como un valor positivo de la propia

persona, es entonces cuando podemos hablar de una sociedad inclusiva.

Pero ¿cuáles son los valores de la

diversidad?

Dignidad, empatía, tolerancia, equidad e

igualdad son cinco

valores fundamentales para reducir la discriminación, desigualdad y la

exclusión social existente. En definitiva, se trata de la hoja de ruta que

deberíamos, como empresas y ciudadanos, adoptar a la hora de actuar, tomar

decisiones y ordenar nuestra lista de prioridades vitales, si lo que queremos

es vivir en una sociedad donde se valoren los diferentes talentos y todo lo que

podemos aprender unos de otros.

Entonces, ¿queremos estar unidos en la

diversidad?

Si dentro de esa unidad, sin confundirlo

con homogeneidad o uniformidad, apostamos por una sinfonía entre diferentes y

reconocemos el talento de las personas aceptando su vulnerabilidad como esencia

de lo humano, entonces estaremos unidos en la diversidad y podremos promover

una sociedad donde la igualdad y la equidad para lograr el bien común sean los

pilares de la unidad.

Sin embargo, la diversidad no debería

entenderse como medio para mejorar el avance del tejido empresarial o

asociativo sino como un reto de justicia social. La educación en valores es una

excelente herramienta para lograr un beneficio global y construir esa ansiada

sociedad que como todo organismo se transforma a medida que avanza el tiempo y

se conquistan derechos.