Opinión
Cumplir 45 en una sociedad envejecida: ¿miedo o ilusión?
No
es novedad que nuestra sociedad está cada vez más envejecida, así
lo reflejan las cifras de portales oficiales como el Servicio Público
de Empleo Estatal (SEPE): más de la mitad de las personas que se
encuentran en paro en España superan los 45 años. A esto se añade
un aumento en la edad media de los trabajadores españoles que ha
alcanzado los 43 años, cuando en 2007 se situaba en 39,7 años.
Estas cifras ilustran el reto demográfico que está marcando a
nuestra sociedad, pero también a nuestro mercado laboral actual y
que seguirá modificándolo si las empresas no implementan medidas
para lograr gestionarlo. Sobre todo, en el momento en que se
convierta en un problema palpable al no poder sostener las pensiones
del mañana.
Siempre
con tono pesimista, los grandes medios hacen mención del mercado
envejecido, calificándonos a los seniors como perfiles profesionales
ya obsoletos, cuando en realidad tenemos muchas más cualidades por
las que destacar.
A
principios de esta semana cumplía los 45 años y, lejos de sentir
miedo, me sentí más vivo que nunca. Con la edad, ganamos madurez,
confianza en nosotros mismos, disponibilidad y, por encima de todo,
experiencia. Todo esto, más aquello vivido fuera del ámbito
profesional, nos permite afrontar nuestro trabajo de una forma
diferente y con mucha más perspectiva; lo cual, a su vez, nos
permite enfrentarnos a los problemas de una manera más práctica que
un profesional junior. Si, además, como es mi caso, le añadimos el
haber estado luchando contra las barreras sociales y laborales que
existen ante una discapacidad —en mi caso— intelectual, nos
convertimos en auténticas personas de hierro.
No
es que quiera tirarme flores, es que la realidad laboral de los
seniors es preocupante y son muchos los que viven con el miedo diario
de perder el empleo y no encontrar otro, o que directamente llevan ya
años desempleados y acumulan años a medida que pierden sus
esperanzas e ilusión de que alguna empresa le dé una oportunidad.
Me entristece que pese a apostar por la diversidad y la inclusión en
el discurso, nos olvidemos de lo que significa llevarlo a la
práctica. Y es que valorar a una persona por la edad es una manera
muy sencilla de perder talento. Muchos currículos de profesionales
seniors son descartados de forma automática. Detrás se esconden
prejuicios y creencias sesgadas ya muy arraigadas en las narrativas
que dictan nuestro mundo laboral, y es que ser mayor de 45 años
puede convertirse para muchos en una condena. Entre estos
estereotipos se encuentran: “competencias desfasadas”, “no
sabrá adaptarse”, “falta de entusiasmo”, “querrá cobrar
mucho dinero” y un sinfín más de mentiras que se añaden a la
lista.
Y
yo me pregunto, ¿no son los 45 años los nuevos 30?
La
calidad de vida no deja de aumentar y, con ello, la esperanza de vida
es cada vez mayor. Sin embargo, parece que cumplir 45 ya te sentencia
y te relega a ser una persona mayor. Pues qué queréis que os diga,
pero yo acabo de entrar una segunda juventud en la cual, gracias a
todo lo vivido y aprendido, puedo afrontar lo que me depare la vida
con madurez, reflexión y espíritu crítico –cualidades que me han
dado mis años—.
En
definitiva, nos enfrentamos a un reto poblacional muy grande y
debemos dar las respuestas adecuadas para lograr gestionar esta
situación de la mejor manera posible. No debería ser normal que la
vulnerabilidad de una persona aumente con algo tan humano y natural
como es cumplir años. ¿Y las mujeres mayores de 45 años? Daría
para otro texto. ¿Y los mayores de 45 años con discapacidad? Son
muchas creencias sesgadas con las que vivimos como para tener que
convivir con otra. Debemos procurar que el edadismo no se convierta
en sinónimo de desempleo, soledad o pérdida de reconocimiento
social y, por supuesto, evitar la cronificación de su desempleo. Por
todo ello, aunque no hayamos nacido con la digitalización como los
llamados “nativos digitales” debemos hacer un esfuerzo nosotros
mismos y apostar por la formación y adaptación a aquello que
demanda el mercado laboral actual. Tenemos la responsabilidad de no
quedarnos atrás y hablar el mismo idioma que el mercado laboral
actual, caracterizado por el cambio y la inestabilidad. Además, es
fundamental demostrar que la edad proporciona otra serie de
características que suman valor a la empresa.
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