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Opinión
El cambio
El Gobierno de Pedro Sánchez ofreció ayer el puerto de Algeciras, primero, y cualquier otro, después, para que el barco «Open Arms» pudiera desembarcar a los 105 inmigrantes que quedan a bordo después de la salida en Lampedusa de 27 menores: «He indicado que se habilite el puerto de Algeciras para recibir al «Open Arms». España siempre actúa ante emergencias humanitarias. Es necesario establecer una solución europea, ordenada y solidaria, liderando el reto migratorio con los valores de progreso y humanismo de la Unión Europea». Lo ofreció primero en un tuit para, horas después y tras la negativa del barco, ofrecer cualquier otro puerto. Mahón y Palma, concretó luego.
El día anterior, Óscar Camps, fundador de la ONG, había lanzado un llamamiento desesperado a través de las redes sociales. En el vídeo, había criticado al presidente en funciones. Acusaba a Sánchez de no hacer nada para solucionar la crisis que se vivía en el barco.
Pero la rápida reacción del aludido tampoco cambió ayer las cosas. Open Arms rechazó la primera propuesta del presidente del Gobierno: «No podemos aceptar el puerto de Algeciras, necesitamos un desembarco inmediato, ya. Algeciras es inviable». Y el mismo Camps fue aún más tajante: «Después de 26 días de misión, 17 de espera con 134 personas a bordo, una resolución judicial a favor y seis países dispuestos a acoger (...) ¿Quiere que naveguemos 950 millas, unos 5 días más, a Algeciras, el puerto más lejano del Mediterráneo, con una situación insostenible a bordo?». De ahí el nuevo ofrecimiento tardío. Pero la oferta rechazada de Sánchez es algo más. Suponía todo un cambio en el discurso mantenido en los últimos días por el Ejecutivo sobre cuestiones migratorias. El primero que abrió el fuego fue el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, al acusar al «Open Arms» de ir de «abanderados de la humanidad». Después se habló del «reparto equilibrado» de los inmigrantes en una acción «común europea, ordenada y solidaria». Y todo hasta el giro en forma de tuit. Es verdad que Carmen Calvo dijo no entender la actitud incomprensible de Italia y que el Ministerio de Exteriores advirtió de que la Unión Europea podría actuar contra Italia, pero eso solamente han sido balones de oxígeno a Salvini, que ya está en campaña electoral. Mientras tanto, Salvamento Marítimo –el «Open Arms» es español– ha ordenado al barco que ponga rumbo a Algeciras, aunque desde el propio buque aseguran que ya no pueden controlar la situación a bordo. Los emigrantes se lanzan al agua para alcanzar a nado la costa italiana. No se podía haber hecho las cosas peor.
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