Opinión
Convidado de piedra
Si algo nos han dejado tanta consulta a los partidos e investiduras fallidas ha sido la sensación de que Felipe VI estaba siendo el perfecto convidado de piedra a una ceremonia que no había organizado, pero en la que tenía un papel nefasto por obra y gracia del director de escena Pedro Sánchez. Tan es así que Zarzuela, a la vista de esta farsa, no ha tenido más remedio que hacer un nuevo comunicado. Aunque apenas tiene tres párrafos, la parte mollar dice: «Su Majestad el Rey, tras recibir la información que le han trasladado los representantes designados por los grupos políticos... ha comunicado a la Señora Presidenta del Congreso, Doña Meritxell Batet Lamaña, que no formula una propuesta de candidato a la Presidencia del Gobierno». No deja de resultar un tanto esperpéntico que la Casa del Rey tenga que sacar una nota que aclare lo que no es capaz de explicar el presidente en funciones, a saber: que no tiene los votos para presentarse y que vamos a nuevas elecciones. Pero toda esta formalidad, tan fría y constitucional, responde a una ceremonia de la confusión de la que Felipe VI ha querido desmarcarse. Porque si recuerdan, en el anterior comunicado del 26 de julio, la misma Zarzuela señalaba –aquella vez de manera más extensa– que, a la vista del fracaso del candidato propuesto, no iba a iniciar nuevas consultas a la espera de que las formaciones políticas «puedan llevar a cabo las actuaciones que consideren conveniente». Luego supimos que las actuaciones fueron marcharse todos de vacaciones y poco más. Pero Sánchez ya había forzado así una nueva ronda Real, a sabiendas de que nada iba a cambiar y de que ese desgaste no recayera en él. En «El Burlador de Sevilla y convidado de piedra», Don Juan se dedica precisamente a eso: a burlar a todas las damas a base de engaños. En esta extraña puesta al día, hemos visto demasiados trucos que espero no hayan engañado a los espectadores. Lo bueno es que en Zarzuela también los han visto.
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