Opinión
El hito y el disparate
La entrevista entre Pedro Sánchez y Quim Torra viene precedida de una ambientación propia del disparate. Por un lado, el Parlament aprobó ayer recurrir al Tribunal Supremo el acuerdo de la Junta Electoral Central que retiraba el acta de diputado al president. Junts per Catalunya, Esquerra Republicana, En Comú Podem y la CUP votaron a favor del recurso; el PSC se abstuvo y PP y Ciudadanos votaron en contra. Y por otro lado, el PP presentó también ayer una querella ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya contra Quim Torra por usurpación de funciones. Todo esto a 24 horas de la reunión.
Y por si faltaban pocos, la nueva portavoz y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, utilizó la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros para añadir nuevos elementos a la farsa. Dijo que el Gobierno tiene «vocación franca» de hallar «puntos de encuentro» con la Generalitat y todo a pesar de que ambos se encuentren «en las antípodas» y tengan «puntos de vista diametralmente opuestos» en su concepción del Estado. Pero a pesar de esta rebaja en las expectativas, lo mejor de Montero fue calificar la reunión como «uno de los hitos» del diálogo. La conjunción planetaria está a punto de volver a caer sobre nuestras cabezas.
Pero este va a ser un diálogo imposible. Y no porque Torra se haya convertido ya en un delincuente inhabilitado y sin escaño en el Parlament, sino porque su capacidad para negociar cualquier cosa siempre ha sido delegada de un huido de la justicia y de un partido dividido que cambia de nombre según cambian sus casos de corrupción. La única duda es si de esa reunión saldrá una fecha para la constitución de la mesa de negociación entre Gobierno y Generalitat. Debería, pues es la única garantía de que los Presupuestos salgan adelante según el pacto de socialistas y ERC. Sánchez no pretende más. Solo volver a contentar a su socio y apoyo parlamentario, lo que implica tampoco dar alas a Junts x Cat. Torra ya está amortizado, pero su partido sigue arañando votos cada vez que se lanza a la calle o a la montaña, que de todo hay. El resto serán buenos gestos y palabras. Y una puesta en escena con seguros momentos de gloria. Torra está quemando sus naves, y Sánchez jugándose las suyas. Pero ambos se necesitan.
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