Opinión
Quaden
Servidora no tiene hijos. No los tengo porque, cuando podía no quise y, los diez minutos que tuve algo de instinto maternal, lo que no tenía ya eran otras cosas que no vienen ahora al caso. Hay días en los que me alegro mucho de no ser madre y me alegro con alevosía, con dicha y con felicidad, me alegro tanto que hablo sola por la casa. De menuda te has librado, me digo. Después de ver el vídeo del niño australiano con enanismo pidiendo morirse para no seguir sufriendo acoso escolar me reconcilia con mi decisión de ser ama seca. Porque si mi niño de nueve años ha tratado de suicidarse varias veces, si regresa del colegio desconsolado, si no logra ser feliz, si tiene miedo, si llora mucho, si se siente solo, si sufre burlas por ser pequeñito y si me pide morirse, yo ahí pierdo el oremus y los estribos. Y si encima descubro a sus compañeras pateándole la cabeza, no hubiera sido una adulta comprensiva capaz de controlar sus instintos. Por eso es mejor que no haya sido madre. Pero es que, si mi niña es una de esas niñas que patearon la cabeza al crío con enanismo, hubiera sido mucho peor. Si a mí me toca de retoño una de esas niñas hijas de perra, incapaces de sentir compasión, incapaces de alejarse de la turba y de la manada, incapaces de parar ese sufrimiento, la que pide morirse soy yo. Oigan, yo no sé lo que está pasando, pero atravesamos una especie de desarrollo y modernidad muy mal gestionada. Nunca antes había sido tan tangible y palpable que hay muchos niños que sufren. Sufren en medio de un sistema que, en teoría, está preparado para evitar que eso suceda, sufren cuando más a mano podrían tener felicidad. A todos aquellos padres con críos acosados mi abrazo sincero, mi admiración y el eterno agradecimiento por amasar con temple una respuesta que se le hace muy cuesta arriba a esta ama seca.
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