Opinión
Repudio
Esta es una carta de una hija que repudió a la herencia de su padre a otro hijo que acaba de hacerlo con el suyo. Estimado Señor Felipe (me gusta mucho esa fórmula hispanoamericana): Le han dicho a Vd, desde alguna publicación, que lo suyo es una mera declaración de intenciones porque no puede renunciar a lo que su padre le deja hasta que su padre no esté muerto. Es una maravilla lo que hay que ver y oír, la verdad. Creíamos que ya lo habíamos visto todo, pero siempre nos sorprenden. Parece que no les vale con el gesto, que implica muchas cosas, como seguramente le habrá explicado su notario. Parece aquí que Vd se está salvando y, en el fondo, como sabemos los que hemos pasado por ahí, lejos de blindarnos, nos traspasa. Y se lo digo desde mi espíritu profundamente republicano que es algo, por cierto, que no le queda a Vd muy lejos. Desde los que lo son a los que están empujando a muchos a serlo dentro de su familia. Como se lo digo lo pienso, señor, son Vds sus peores enemigos. Pero a lo que vamos: a lo nuestro que es a repudiar la herencia de nuestros padres. Recuerdo el día en el que lo hice con el mío. El notario que me recibió estaba muy circunspecto. Me hizo sentar y respiró hondo. Me habló de la gravedad de la decisión que estaba tomando. Me contó que no significaba únicamente renunciar a lo que te dejaba tu padre, significaba repudiar a tu padre. Significaba decirle que nada de eso que hizo, fue o aportó, te concierne. Que dejas de ser casi familia. Así que, Señor Felipe (que es como se le dice en Colombia a los mayores a los que respetas a distancia), le entiendo. Entiendo que debe haber pasado por un momentico jodido. Siendo yo la nada y siendo Vd lo que es. Un Señor Felipe.
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