Opinión

Mi Hospital (y 3)

No sé si Vds lloran mucho estos días, pero yo lloro muchísimo. Lloro de tristeza, de temor, de añoranza. Lloro por mi madre, que está sola y angustiada. Lloro por los amigos a los que no podré ver durante un tiempo. Se me saltan las lágrimas al ver a mi perrete tristón y sin entender por qué ya no puede cruzar al parque. Y también lloro de emoción. La llantina de hoy se la debo a Ramón Peyró, jefe de Anestesiología y Reanimación del Hospital General Universitario de Albacete. El Doctor Peyró (en medio del disgusto de Emiliano García-Page, Presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, por unas imágenes grabadas por sanitarios en urgencias que daban cuenta de la situación de caos y colapso que se vivía en el centro albaceteño y que no le gustaron a Don Emiliano, mecachis) hizo un llamamiento desesperado con su carita, su nombre y su cargo para que llegaran respiradores. Cuando se seguía negando la situación desesperada por parte de la Junta, la propia Junta decide comprar respiradores a Turquía. Y nos tangan. No es culpa de la Junta, esto también vaya por delante, pero nos tangan. Así que Ramón y su llamamiento surte efecto y llaman desde Murcia, bendita Región de Murcia. Bendita Murcia que, desde Los Arcos de Cartagena y La Arrixaca de Murcia, le han prestado seis respiradores para los enfermos críticos. Y el Doctor Peyró, al que seguramente no le esté gustando que lo diga, se ha ido a recogerlos personalmente. Ayudado por sus hijos. Y, además, en Murcia nos han dado diez camas UCI. Eternas gracias a Murcia, esa región tan bonica que tenemos ahí, «pegá». Y eternas gracias a gente como el Doctor Peyró. Nunca le importó ser diferente, siempre tomó su profesión como un sacerdocio. Pudo salir de Albacete, seguro, pero prefirió quedarse. Esos son los héroes de nuestro tiempo. Que no se nos olvide cuando todo pase.