Opinión

Perros

Soy la dueña de un perro, o mejor dicho, tuve la suerte y el acierto de decidir adoptar un perro. Mi perro no es mi mascota. Mi perro es mi compañero de vida, el que me espera cuando regreso de trabajar, el que me da alegría y yo se la doy a el, así que no es mi mascota. No es el Indi del Atleti, no es un personaje animado que se usa como símbolo. No lo es para muchas familias de las que forma parte. No lo es para muchas familias que también tienen niños. Mi perro no pasea estos días, no se equivoquen, no sale ninguno a pasear. Salen a hacer sus necesidades y, por más que se lo ordenes, son incapaces de hacerlo en el arbolito de enfrente en treinta segundos. Sacarles de paseo es otra cosa: es dejarles disfrutar a su aire para que quemen energías, sin tiempo ni prisa, viendo cómo disfrutan y juegan. Mi perro, ningún perro pasea estos días. El que tiene un perro sabe que, si no lo sacas a la calle, prefiere reventar a hacerlo en casa. Gracias, por cierto, a Paz Padilla, por sus consejos sobre cómo enseñarles a que lo hagan en la ducha: debe ser que el jardín particular de su chalet es solo para humanos. No son transmisores de la enfermedad, según los criterios sanitarios que son los que mandan estos días, y según esos criterios pueden salir a la calle a hacer sus cositas. Las comparaciones entre niños y perros son inconsistentes. Yo soy la primera que quiero que los niños salgan, pero que mi perro salga diez minutos no va a conseguir acelerar ese proceso. Por lo tanto, dejemos de señalar a los perros y a sus dueños. Para empezar, a los niños no se les puede sacar atados, así que dejen de mirarnos y señalarnos como si les estuviéramos impidiendo algo. Que puedan sacarlos, por el bien de los niños, qe el nuestro es otro caminito.